La Acción Católica alienta a los trabajadores a la esperanza en tiempos de crisis

  • 1 de mayo, 2021
  • Buenos Aires (AICA)
En un mensaje por el 1° de Mayo, la Acción Católica considera imperioso encarnar el mensaje del Papa porque sólo con una cultura del diálogo se podrá dar lugar a la esperanza.

El Sector Trabajadores de la Acción Católica Argentina dedica su mensaje por el 1° de Mayo a reflexionar y renovar su compromiso, además de destacar la labor de los trabajadores esenciales en este tiempo de crisis y marcar sus preocupaciones ante el cierre de fuentes de empleo.

"Hace exactamente un año, hacíamos referencia a una coyuntura inédita en nuestra Casa Común debido a la pandemia, en un escenario de muchísimas complicaciones, angustias e incertidumbres", advierte en una declaración por el Día del Trabajador con el título "Una cultura del diálogo, camino para la esperanza".

Ante un clima electoral que, afirma, pareciera alentar las diferencias con el otro, buscar el rédito de un voto en vez del bien común y la chicana política en vez de la convivencia pacífica, la Acción Católica considera "imperioso que nuestra sociedad haga carne las palabras del Papa, sólo así, en una cultura del diálogo podremos dar lugar a la esperanza".

La asociación laical reitera su compromiso de “poner el hombro” para que el país pueda salir de la situación actual y proyectar juntos "una Argentina mejor para todos y cada uno de los que la habitan".

"Que nuestra Madre de Luján, que siempre está atenta a las necesidades y la vida de sus hijas e hijos nos acompañe", concluyó.

Texto de la declaración
Cada año, la celebración del Día del Trabajador nos mueve a la reflexión y a renovar nuestro compromiso. Hace exactamente un año, hacíamos referencia a una coyuntura inédita en nuestra Casa Común debido a la pandemia, en un escenario de muchísimas complicaciones, angustias e incertidumbres.

Lamentablemente, un año después, ese mismo escenario sigue presente y enfrentamos una nueva ola de contagios, mientras en otras partes del mundo ya se desarrolla la tercera o cuarta ola. 

Como todos los años, queremos agradecer a todos los trabajadores, en particular a los que día a día arriesgan la vida en sus lugares de trabajo, en especial en los hospitales y centros de salud.

También destacamos a los docentes y no docentes y a los que se desempeñan en la industria alimentaria, en los comercios de cercanía y supermercados, en los medios de comunicación y en las fuerzas de seguridad. Confiamos a cada trabajador y su familia a San José Obrero y pedimos su intercesión por los que hoy también desde su trabajo político, sindical, científico, social y el acompañamiento espiritual, tienen a cargo difíciles decisiones para el aquí, el ahora y el mañana inmediato.

Nuestro país ha tenido que volver a imponer restricciones de variado tipo para permitir el sostenimiento del Sistema de Salud, muchas de las cuales van a seguir erosionando el nivel de empleo, que hoy alcanza una tasa de desocupación de dos dígitos y ocasionando la baja de los niveles de producción e inversión y la suba de los niveles de pobreza. Ante este panorama, sigue siendo incierta la imperiosa reactivación económica y del empleo, tan necesaria para recuperar el bolsillo de los trabajadores y de sus familias.

Muchas empresas y negocios han cerrado, influyendo fuertemente en la situación socioeconómica. En esta coyuntura, el gobierno dispuso subsidios y préstamos para ayudar a paliar la situación, mayormente de las pymes, los autónomos y monotributistas, pero los mismos no se han mantenido en el tiempo, y algunos tuvieron engorrosos requisitos para conseguirse, complicando el acceso y su obtención. También el trabajo asalariado de las entidades y organizaciones de la sociedad civil, muchas de las cuales contribuyen en primera línea a acompañar y atender las urgencias físicas, emocionales y espirituales de los afectados ante esta difícil situación, se ha visto desprotegido.

Asimismo, la inflación continúa en altos niveles, lo que repercute fuertemente en el ingreso de los trabajadores, en especial aquellos con empleos informales, alejados de las negociaciones paritarias.

La complejidad de algunas medidas de emergencia tomadas con motivo de la pandemia nos desafía a reconstituir y fortalecer el tejido social de nuestra Nación. Consideramos imprescindible y urgente apostar a una “solidaridad de cercanía” intensa y constante que permita en el mediano plazo revertir las secuelas de este escenario de prueba que, confiados en el Señor de la Historia, sabemos que superaremos.

El plan de vacunación ya está en marcha, aunque con dificultades, hay que celebrarlo con esperanza y gratitud, destacando la necesidad de que sea aplicado respetando sus etapas, privilegiando a los más expuestos al virus por su edad, condición de salud y actividad, dejando de lado cualquier forma de privilegio, evitando toda politización del tema y resaltando que la vacuna es un bien para todos y está por encima de cualquier conflicto.

En esta difícil coyuntura, es necesario mirar hacia adelante y construir un futuro sin los errores del pasado, buscando una mayor equidad distributiva, una nueva economía con rostro más humano, cuidadora de la casa común, fraterna y solidaria. Para salir adelante necesitaremos creatividad, honestidad, sensibilidad social, solidaridad y espíritu de servicio. Hace un año, Francisco nos recordaba que “en esta barca estamos todos”, y nos instaba a la búsqueda de soluciones comunes, por encima de intereses particulares o partidarios, para “salir mejores”.

En este empeño, es necesario asumir la Cultura del Diálogo como camino que permita la colaboración común como conducta; y el conocimiento recíproco como método y criterio. Una cultura que privilegie en su centro el cuidado de los más pobres. Una cultura que contribuya a una economía fraterna y solidaria “disciplinada con reglas de mercado que promueven la justicia y no exclusivos intereses particulares, una economía valiente… la valentía de combinar el beneficio legítimo con la promoción del empleo y las condiciones dignas de trabajo…” En este año especialmente, con el foco puesto en “una economía sin Trata” que “es una economía de cuidados, hacia las personas y hacia la naturaleza”. 

En este tiempo que se avecina, con elecciones en pocos meses, ante un clima electoral que pareciera alienta las diferencias con el otro, buscar el rédito de un voto en vez del bien común y la chicana política en vez de la convivencia pacífica, es imperioso que nuestra sociedad haga carne las palabras del Papa, sólo así, en una Cultura del Diálogo podremos dar lugar a la Esperanza.

Desde nuestro lugar, reiteramos el compromiso de “poner el hombro” para que nuestro país pueda salir de la situación actual y proyectar juntos una Argentina mejor para todos y cada uno de quienes la habitan. Que nuestra Madre de Luján, que siempre está atenta a las necesidades y la vida de sus hijas e hijos nos acompañe.+