El nuncio presidió la Misa Crismal en la catedral de Avellaneda-Lanús

  • 14 de abril, 2021
  • Avellaneda (Buenos Aires) (AICA)
Monseñor Miroslaw Adamczyk le recordó a los sacerdotes diocesanos que, por estar ungidos, son enviados para "anunciar la Buena Nueva, proclamar el perdón a los cautivos y consolar a los afligidos".

El administrador diocesano de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar López, dio la bievenida al nuncio apostólico, monseñor Miroslaw Adamczyk, quien visitó la diócesis el pasado 31 de marzo y presidió la Misa Crismal en la catedral Nuestra Señora de la Asunción.

“Es un verdadero privilegio. Es cierto que el factor que hace posible su presencia en medio nuestro es no contar con la presencia del obispo diocesano, el que llegará a su debido tiempo. Pero todos ‘sabemos que Dios dispone las cosas para el bien de los que lo aman’, por lo tanto no dejamos de ver en esto una manifestación de la Providencia Divina. Usted está entre nosotros porque el Buen Dios así lo ha querido”, expresó el sacerdote.

“También, además de este tiempo de espera, estamos celebrando este año el 60 aniversario de la creación de la diócesis de Avellaneda y los 20 años de la unificación trocando nuestro nombre en Avellaneda-Lanús”, agregó. 

Mons. López concluyó su mensaje de bienvenida al nuncio manifestando: “Con un corazón alegre y confiado seguimos caminando en este tiempo de espera, construyendo todos y cada uno de los que formamos esta diócesis la parte de la Iglesia que nos corresponde. Gracias por compartir este importante momento entre nosotros”.

Homilía del representante papal
En la homilía, monseñor Adamczyk recordó a los sacerdotes: “Todo nuestro espíritu, toda nuestra mente, nuestro corazón y nuestra voluntad deben ser dirigidos a Cristo, Nuestro Redentor”.

“Queremos repetir junto con San Pedro: ‘Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna. Nosotros hemos creído y sabemos que eres el Santo de Dios’”, destacó, y diferenció: “Queremos repetir estas palabras no como la gente fracasada que no tiene otra posibilidad, sino que como personas que tienen fe y confianza en su Señor”.

El representante papal explicó que la frase de san Juan Pablo II: “Para ustedes soy obispo, con ustedes soy sacerdote”, son una adaptación de las palabras de San Agustín: “Para ustedes soy obispo, con ustedes soy cristiano”.

“Es bueno recordar estas palabras, porque de un lado, Dios nos ha confiado grandes cosas, por otro somos iguales a todos los otros cristianos. Estamos al servicio de nuestros hermanos y hermanas. Un sacerdote es uno que ama a la gente, alguien que no ama al ser humano, no debería ser sacerdote”, planteó.

Tras citar una frase del papa Francisco en la exhortación apostólica Evagelii gaudium, pidió a los sacerdotes: “Nunca olvidemos que somos heraldos de la buena nueva, que anunciamos al mundo entero la esperanza que no puede defraudar y la alegría que nadie nos podrá quitar”.

“Normalmente, los sacerdotes predican, pero hoy es una ocasión especial para predicarle a los sacerdotes, y espero que quien no es sacerdote: las religiosas, los religiosos y laicos, me perdonen hoy que he dedicado esta breve reflexión a mis hermanos sacerdotes”.

“Queridos hermanos sacerdotes que el Espíritu del Señor esté siempre sobre ustedes, porque ustedes son ungidos. Ustedes son enviados para anunciar la buena nueva y a proclamar el perdón a los cautivos. Ustedes son enviados a consolar a los afligidos”, concluyó.+

» Texto completo de la homilía