Con la Bajada de la Virgen del Valle, Catamarca comenzó sus fiestas

  • 11 de abril, 2021
  • San Fernando del Valle de Catamarca (AICA)
"Que San José y María Santísima, nos ayuden a impetrar del Buen Dios la gracia de la superación de la pandemia", expresó en su mensaje monseñor Luis Urbanc.

La diócesis de Catamarca comenzó a vivir con júbilo las fiestas en honor de la Virgen del Valle en la jornada del sábado 10 de abril. Con la Solemne Bajada de la Virgen se dio inicio a las fiestas en las que se conmemora el 130° aniversario de la Coronación Pontificia de la Sagrada Imagen. 

Por razones sanitarias, la celebración se desarrolló sin la presencia de fieles, y fue presidida por el rector del santuario catedral basílica del Santísimo Sacramento y Nuestra Señora del Valle, presbítero Gustavo Flores, debido a que el obispo diocesano, monseñor Luis Urbanc, se encuentra aislado preventivamente por caso de Covid-19 en la sede episcopal.

La imagen cuatro veces centenaria fue trasladada desde el Camarín hasta el Presbiterio, de manos del rector, acompañado por un puñado de sacerdotes del clero local y los diáconos. Dos mujeres profesionales de la salud se encargaron de llevar la imagen alrededor del Altar Mayor, en un gesto de gratitud y homenaje a todos los médicos, enfermeros y asistentes.

Con el lema “Con María y Fray Mamerto, construyamos una Patria más justa”, las fiestas se enmarcan en el Año de San José y Fray Mamerto Esquiú. Participó de la ceremonia un número reducido de autoridades, encabezadas por el gobernador, licenciado Raúl Jalil, y el intendente de la capital, doctor Gustavo Saadi; representantes legislativos y de las Fuerzas de Seguridad.

Monseñor Urbanc envió un mensaje que fue leído por el presbítero Flores: “Por segundo año consecutivo, Dios permite que nuestro septenario lo comencemos de manera virtual, lo cual a no pocos les resulta cada vez más extraño y, en cierta manera, molesto. No obstante, demos gracias a Dios que al menos así lo podemos hacer y brindemos nuestro homenaje a la Virgen del Valle haciendo un esfuerzo mayor por cuidarnos y respetar las normas de convivencia en medio de la pandemia”. 

En este sentido, pidió a la Morenita “que nos armemos de paciencia y prudencia a la hora de interactuar, de concurrir a nuestros trabajos, de celebrar acontecimientos familiares, de ir a hacer diligencias, de participar de celebraciones culturales, de asistir a lugares cerrados, de cuidar a enfermos”,  resaltando que “tenemos necesidad de ser muy responsables y solidarios a fin de poder controlar los efectos de la virulencia del virus”. 

El prelado rogó que “San José y su casta esposa, María Santísima, nos ayuden y acompañen a lo largo de estos días a impetrar del Buen Dios la gracia de la superación de la pandemia, a ser mejores hijos de Dios y a ser verdaderos hermanos los unos de los otros, construyendo una cultura en base a los valores del Evangelio, de modo que en todos los hogares catamarqueños reconozcamos y proclamemos a Cristo Resucitado, vivo y operante en la vida de cada bautizado y en la sociedad toda”.

Luego se refirió al texto del libro de los Hechos de los Apóstoles “que nos iluminará a lo largo de todo el tiempo pascual”, explicando que “el acontecimiento que da pie a todos los relatos de este libro de la Biblia es la Resurrección de Jesucristo, el Hijo de Dios Padre, hecho hombre, quien entregó su vida en la Cruz para nuestra salvación”.

“Este anuncio, que en los escritos neotestamentarios se repite muchas veces con diversas palabras, es lo que llamamos ‘kerigma’, puesto que es el núcleo central de la fe cristiana y lo que cada bautizado debe creer y anunciar a los demás. De esto es eminentísima guardiana nuestra querida Madre del Valle. Es Ella, la que desde esta sencilla imagen nos lo recuerda, y anima a que ordenemos nuestras vidas según las enseñanzas y ejemplos de Jesús, su bendito Hijo y nuestro hermano mayor”, señaló.

En el tramo final de su reflexión expresó: “Querida Madre del Valle, socórrenos en estas horas amargas y oscuras de nuestras vidas. Que podamos creer como Tú en las palabras y promesas de Jesús, esperando proactivamente los cielos nuevos y la tierra nueva. Que tengamos la constancia en medio de las adversidades como la tuvo fray Mamerto Esquiú, tu eximio hijo del siglo XIX”.

“Ponemos en tu corazón inmaculado, como en el de tu casto esposo San José, todas nuestras preocupaciones, miedos, angustias, deseos, necesidades y clamores, para que los presenten ante su Divino Hijo, Jesús, de manera que podamos renovar nuestras vidas con la gracia de Dios Padre, bajo la guía y asistencia del Espíritu Santo”, finalizó.

Seguidamente se realizó una Adoración Eucarística y bendición con el Santísimo Sacramento. Como cierre, la Madre Santísima recibió el saludo con el Regina Coeli.+