Regina Coeli: Quien encuentra a Cristo descubre la paz en el corazón
- 5 de abril, 2021
- Ciudad del Vaticano (AICA)
La invitación del Papa, en este tiempo pascual, es recibir "la buena noticia de la Pascua en el corazón, en los hogares y en las familias".
El papa Francisco presidió hoy, lunes de la octava de Pascua, el rezo del Regina Coeli, la oración que durante el tiempo pascual la Iglesia Universal reza para unirse con alegría a la Madre de Dios por la resurrección de su Hijo Jesucristo.
El lunes después de la Pascua, también conocido como el “Lunes del Ángel”, ya que recordamos el encuentro del ángel con las mujeres que habían acudido al sepulcro de Jesús, el pontífice rezó la oración mariana, al mediodía, desde la Biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano.
En este contexto, el Santo Padre profundizó sobre el sentido de las palabras del enviado de Dios a las mujeres: “Yo sé que ustedes buscan a Jesús, el Crucificado. No está aquí, porque ha resucitado”.
Esta expresión “Ha resucitado” va más allá de las capacidades humanas -dijo Francisco y añadió: “Incluso las mujeres que fueron al sepulcro y lo encontraron abierto y vacío, no podían afirmar: “Ha resucitado”, sino sólo que el sepulcro estaba vacío. Que Jesús había resucitado sólo podía decirlo un ángel, así como un ángel pudo decir a María: “Darás a luz un hijo y será llamado Hijo del Altísimo”.
Por otra parte, el Papa hizo hincapié en la imagen del ángel sentado sobre la piedra del sepulcro: una manifestación “concreta y visual de la victoria de Dios sobre el mal, de la victoria de Cristo sobre el príncipe de este mundo, de la luz sobre las tinieblas”.
“La tumba de Jesús no fue descubierta por un fenómeno físico, sino por la intervención del Señor. El aspecto del ángel, añade Mateo, era como el de un relámpago y sus vestiduras eran blancas como la nieve. Estos detalles son símbolos que afirman la intervención de Dios mismo, portador de una nueva era, de los últimos tiempos de la historia”.
Ante esta intervención de Dios, el pontífice subrayó que se produce una doble reacción:
Por un lado, la de los guardias, que no pueden hacer frente al poder abrumador de Dios y son sacudidos por un terremoto interior: “Quedaron como muertos. La potencia de la Resurrección derriba a los que habían sido utilizados para garantizar la aparente victoria de la muerte”.
Unos guardias que posteriormente, corrompidos por la tentación de aceptar dinero a cambio de dar un falso testimonio, dirían que los discípulos habían robado el cuerpo de Jesús: “De nuevo el señor dinero dispuesto a vender la verdad de la resurrección”, puntualizó el Papa.
Y por otro, la reacción de las mujeres que es muy distinta, “porque el ángel del Señor las invita expresamente a no temer: «¡No tengan miedo!» y a no buscar a Jesús en la tumba”.
No nos cansemos de buscar a Cristo resucitado
Asimismo, Francisco recuerda que de las palabras del ángel se desprende una preciosa enseñanza:
“No nos cansemos nunca de buscar a Cristo resucitado, que dona la vida en abundancia a quienes lo encuentran. Encontrar a Cristo significa descubrir la paz del corazón. Las mujeres del Evangelio, tras su consternación inicial, experimentan una gran alegría al encontrar al Maestro vivo. En este tiempo de Pascua, deseo a todos la misma experiencia espiritual, acogiendo en su corazón, en las casas y en las familias el alegre anuncio de la Pascua: “Cristo resucitado ya no muere, la muerte ya no tiene poder sobre él”.
Esta certeza -concluyó el Santo Padre- nos lleva a rezar, hoy y durante todo el tiempo de Pascua: “Regina Caeli, laetare - Reina del Cielo, alégrate”. El ángel Gabriel la saludó así la primera vez: “¡Alégrate, llena de gracia!”. Ahora la alegría de María es plena: Jesús vive, el Amor ha vencido. ¡Que sea también nuestra alegría!
Tras rezar la oración del Regina Coeli a la Madre de Dios, el Papa saludó con afecto, “en el ambiente pascual que caracteriza el día de hoy”, a todos los que participan en este momento de oración a través de los medios de comunicación social.
“Mis pensamientos se dirigen de manera especial a los ancianos y a los enfermos, que se conectan con nosotros desde sus casas o desde las residencias de ancianos y de descanso. A ellos les envío una palabra de ánimo y de agradecimiento por su testimonio: «Estoy cerca de ustedes». Y deseo que todos pasen con fe estos días de la Octava de Pascua, en los que se prolonga el recuerdo de la Resurrección de Cristo.
Aprovechen toda buena ocasión para ser testigos de la alegría y la paz del Señor resucitado. ¡Deseo una feliz y serena santa Pascua para todos! Y, por favor, no se olviden de rezar por mí.”+