El cardenal Re rezó por el fin de la pandemia en la Misa de la Cena del Señor

  • 1 de abril, 2021
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
El purpurado presidió la celebración en la basílica vaticana en lugar del Santo Padre. Debido a las precauciones sanitarias se suprimió el rito del lavatorio de pies.

El papa Francisco no presidió en esta Semana Santa del 2021 la Misa de la Cena del Señor en la tarde del Jueves Santo en la basílica vaticana, aunque el pontífice sí presidió esta mañana la Misa Crismal. El cardenal Giovanni Battista Re, prefecto emérito de la Congregación para los Obispos y presidente emérito de la Pontificia Comisión para América Latina, como decano del Colegio Cardenalicio ocupó el lugar del Santo Padre en la celebración vespertina.

La celebración contó con la presencia de un grupo de cardenales y obispos, superiores de la Secretaría de Estado y los canónigos de la basílica vaticana. Para restar posibles elementos de contagio, se suprimió de la celebración el rito del lavatorio de pies y la procesión de las ofrendas, dos gestos muy propios de la celebración del Jueves Santo.

El regalo de la eucaristía
En su homilía, el cardenal Re destacó que en la celebración se concentra “una extraordinaria intensidad de sentimientos y pensamientos” al “revivir la tarde en la que Cristo” instituyó la eucaristía y el sacerdocio a la vez que dejó el mandamiento del amor fraterno. Recordó que Jesús propone un “amor hasta el extremo” mediante la experiencia de ser consciente de cuánto fue amada la humanidad por el amor de Cristo que “se ofreció a sí mismo, su cuerpo y su sangre, toda la persona”.

“La existencia de la Eucaristía se explica solo porque Cristo nos amó y quiso hacerse cercano a cada uno de nosotros por todos los siglos, hasta el fin del mundo”, recalcó el decano. Por ello, la eucaristía es un “regalo precioso” como “sostén de nuestra historia” y definida por el Vaticano II como “culmen” y “fuente” de la que surge toda la vida cristiana.

“Frente al sagrario cada uno puede confiar cuanto tiene en el corazón y recibir consuelo y fuerza, recibir la paz del corazón”, añadió el cardenal Re. Para el decano, la eucaristía “no solo es una realidad para creer, sino para vivir” a través de gestos de cercanía y solidaridad para “no abandonar a ninguno” y “reconocer el rostro de Cristo en los sufrientes”.

Los desafíos de una pandemia 
Respecto a la “institución del sacerdocio católico”, el purpurado destacó la voluntad de Jesús de que los sacramentos de la eucaristía y del perdón fueran transmitidos continuamente al todo el mundo. Aunque no se puedan desarrollar adoraciones durante la noche por las restricciones, el cardenal Re invitó a todos a rezar en las propias casas para pedir la fuerza necesaria para “sacer frente a los grandes desafíos de la pandemia que deja víctimas por todo el planeta”. 

“Hemos experimentado cómo un pequeño virus puso de rodillas al mundo entero”, recalcó pidiendo el fin de la pandemia con los avances científicos y “elevando una gran oración coral para que la mano de Dios venga en ayuda y ponga fin a esta situación” y sus muchas consecuencias –lo que definió como “llamar al corazón de Dios”–.

El último elemento que destacó Re de las lecturas es que la tarde del Jueves Santo es también la de la “traición de Dios” que se une al “amor de Dios”. Así invitó a “tomar conciencia de los propios pecados” para caminar “por el camino de la renovación y obtener el perdón de Dios”. +