Misa en Roma a 50 años de la muerte del P. Etcheverry Boneo

  • 21 de marzo, 2021
  • Roma (Italia) (AICA)
El 18 de marzo se celebró en la Iglesia Argentina de Roma una misa a 50 años de la muerte del Siervo de Dios Luis María Etcheverry Boneo.

El 18 de marzo de 2021 se celebró en la Iglesia Argentina de Roma una misa por el 50° aniversario de la muerte del Siervo de Dios, Padre Luis María Etcheverry Boneo, que fue presidida por el rector de la iglesia presbítero Fabián Alesso, y concelebrada por monseñor Vincenzo Turturro, de la Secretaría de Estado de la Santa Sede, y sacerdotes argentinos de diversas diócesis que están estudiando en Roma.

Participaron de la misa las Servidoras que viven en Roma y las estudiantes de su colegio universitario Santa Maria ad Nives. La Eucaristía fue también ocasión de dar gracias por los 40 años de dicha casa en Roma, que si bien fundada diez años después de la partida del fundador de las Servidoras, se inspiró en su carisma y en el legado de su vida entregada a la Iglesia y al “instaurar todo en Jesucristo”.

En la homilía el presbítero Alesso recalcó con cuánto empeño el Padre Etcheverry trabajó por alcanzar la santidad y proponerla a tantos hombres, mujeres y jóvenes a los que generosamente dedicó su servicio sacerdotal. Al final de la celebración eucarística las Servidoras agradecieron a Dios por sus 30 años de ministerio -dado que murió a los 53 años- en los que profundizó una doctrina y señaló un camino para los hombres y mujeres de nuestro tiempo, enseñando a santificarse santificando y siempre a construir la tierra mirando al cielo y a mirar al cielo para construir la tierra.

También colocaron un ramo de flores a los pies de la imagen de Santa Maria ad Nives, encomendándole a la Virgen, como solía hacer el Siervo de Dios, a todas las personas, familias y amigos que antes y ahora gozaron de su estadía o trabajaron en esa casa. Agradecieron particularmente a la cofundaora de las Servidoras, Lila Archideo, por su dedicación para la vida de esa casa y a las Servidoras que dejaron allí su sello.

Recordaron cuánto el Siervo de Dios valoró el haber vivido en la casa de la Iglesia Argentina en Roma, para concluir sus estudios y su amplia formación espiritual y cultural. Ya ordenado sacerdote, escribió en su diario: "... sólo quiero agradecer a Dios, mi Jesús, mi Madre, San José, Patrono de mi vocación y mis demás protectores, por estar ya en esta casa, afrontando un mundo nuevo y difícil, pero lleno de posibilidades de formación y santificación” (2 de mayo de 1943).

Y terminaron con la expresión que solía decir el Padre Etcheverry, muy apropiada para encarar las difíciles circunstancias de la pandemia: “¡Coraggio!”+