Avanza la restauración de la histórica catedral de México con técnicas novedosas

  • 19 de marzo, 2021
  • Ciudad de México (AICA)
Se espera que para junio las techumbres de la catedral metropolitana queden libres de flora nociva y que no se formen más grietas.

Con resultados verdaderamente alentadores avanzan los trabajos iniciados recientemente en la iglesia catedral de la Ciudad de México para la conservación de los distintos espacios del inmueble histórico y de los bienes muebles que en él se encuentran.

Tres son los rubros que abarca el programa integral de mantenimiento del recinto: erradicación de flora y fauna nociva (que incluye sellado y calafateo de grietas); modernización del sistema eléctrico y nivelación de pilotes.

En cuanto a los trabajos de erradicación de flora nociva -que de ninguna manera es un problema minúsculo, pues vienen causando daños severos en la estructura-, están siendo supervisados por el biólogo Pablo Torres, de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultura del INAH, a petición del padre Ricardo Valenzuela, Rector del Recinto, detalló el semanario arquidiocesano Desde la Fe.

Sobre este problema, Pablo Torres, doctor en Biología por la UNAM, refiere que, con técnicas muy novedosas, ya se están eliminando los tres tipos de árboles que durante mucho tiempo habían venido compitiendo por la invasión de grietas, fisuras y orificios en la techumbre: el tepozán blanco, la orquídea y el tabaquillo.

“Y es que este tipo de flora -refiere-, conforme había venido creciendo, había aumentado las dimensiones de las grietas, fisuras y orificios, lo cual es muy riesgoso, porque, más allá de provocar filtraciones de agua, pone en riesgo de colapso las techumbres”.

Cabe señalar que a lo largo de los años estos árboles echaron raíces profundas en la estructura, por lo cual no se podían extraer sin dañarla, y el cortarlos como tradicionalmente se hace, sólo complica el problema, pues las raíces se ensanchan y hacen más grandes los daños en la cantera.

El tratamiento con el que se está abordando el problema de esta flora nociva, consiste en cortar la mayor parte del árbol, alimentar la parte restante con un bloqueador radicular, envolverla con una compresa, esperar entre 12 y 15 semanas para que se seque el tocón, y finalmente desprender la raíz muerta para taponear el orificio con cal y arena.

El doctor Pablo Torres señaló que además de este trabajo de erradicación de flora nociva -que muy probablemente concluya en junio-, se contempla desazolvar los drenes, “ya que en ellos se acumulan grandes cantidades de frutos y semillas dispersadas por el viento y las aves”.

Técnicas novedosas
Por otra parte, el doctor Pablo Torres -que es una eminencia mexicana en materia de Biología-, bajo un método novedoso comenzó a hacerse cargo de la conservación de los 67 copones que rematan las balaustras de la catedral metropolitana, que se habían venido deteriorando al paso de los siglos.

Y es que, de manera errónea -señala-, se habían venido tratando con resinas sintéticas, que sólo enmascaraban la superficie y no permitían que la cantera respirara, lo cual agudizaba su deterioro al ocasionar mayores desprendimientos.

“Ahora estamos utilizando aditivos naturales: cardón y nopal chamacuero -refiere el doctor Pablo Torres-, materiales con los cuales ya tenemos amplia experiencia en el campo, aplicándolo a monumentos históricos y zonas arqueológicas.

Explica que además de ser un tratamiento muy mexicano, es sumamente efectivo y barato en comparación con otros tratamientos de la cantera: “El nopal chamacuero aún no se comercializa, yo lo corto del campo; y el cardón cuesta 30 pesos el litro, de manera que para tratar un copón se necesitan 60 pesos, pues requiere de dos litros de cardón”.

“¡Ya nos funcionó! -finaliza el doctor Pablo Torres-, los aditivos están fijando y están haciendo resistible la cantera de los copones. El mantenimiento posterior es con la misma técnica y debe hacerse dentro de tres o cinco años”. +