El arzobispo de La Plata toma juramento a las nuevas autoridades de la Ucalp

  • 12 de marzo, 2021
  • La Plata (Buenos Aires) (AICA)
Monseñor Víctor Fernández puso en funciones a la doctora Rita Marcela Gajate y al doctor Sebastián Piana, flamantes rectora y vicerrector de la Universidad Católica de La Plata.

El arzobispo de La Plata y Gran Canciller de la Universidad Católica de La Plata (Ucalp), monseñor Víctor Manuel Fernández, puso en funciones a la doctora Rita Marcela Gajate y al doctor Sebastián Piana, flamantes rectora y vicerrector de esa casa de altos estudios.

La ceremonia se llevó a cabo el jueves 11 de marzo en la catedral platense y participaron los obispos auxiliares de La Plata, monseñor Alberto Germán Bochatey OSA y monseñor Jorge Esteban González. Fue transmitida en vivo y hubo una reducida concurrencia de invitados, entre ellos el intendente Julio Garro, la presidenta del Concejo Deliberante, Ileana Cid y el jefe de Gabinete del Senado bonaerense, Eduardo Ricciuti. También asistieron otras autoridades políticas, decanos y miembros de la comunidad educativa de la Ucalp y de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), además de representantes de otras instituciones universitarias, familiares y amigos de las nuevas autoridades.

La doctora Gajate y el doctor Piana prestaron el juramento de práctica sobre los Santos Evangelios.

Monseñor Fernández destacó que “en este mundo que se parte en pedazos, una universidad católica es un lugar donde debe producirse un precioso encuentro. Por eso agradezco a todos ustedes que nos acompañen hoy”.

“Este punto nos ayuda a ver cuál es la raíz de la identidad profunda de una Universidad Católica. Se trata del lugar de un encuentro constante que tiene cinco dimensiones”.

Respecto de la primera dimensión, monseñor Fernández se refirió al “encuentro con la verdad”. Allí recordó que la encíclica Populorum progressio enseñaba que “en los designios de Dios, cada ser humano está llamado a promover su propio progreso, porque la vida de todo ser humano es una vocación”. “Pero esto implica necesariamente su desarrollo como ser pensante. Es decir, implica un encuentro personal con la verdad”, subrayó monseñor Fernández, quien en ese sentido señaló también que “la búsqueda de la verdad es plena actividad”.

“Para sostener una actividad docente con calidad y gozo sapiencial hace falta mantener ese tiempo de búsqueda a veces árida pero siempre fecunda, donde se ruega, se clama, se piensa, se vuelve a pensar, se lee, se sufre, hasta que se enciende una luz, hasta que brota esa verdad que luego en una clase se dirá en una frase, o irá a parar a un breve párrafo de un apunte”, sostuvo.

El arzobispo platense destacó la segunda dimensión del “encuentro con la fe y la cultura”, al expresar: “Una fe cultivada no te quita nada de profesionalismo o de seriedad científica. Al contrario, abre tu mente para que puedas percibir aspectos más profundos de la realidad y puedas entender mejor qué es el ser humano, cuál es el sentido de la vida, cuál es la finalidad de las cosas”. “Una cosmovisión creyente no destruye nada auténticamente humano, sino que lo fecunda y lo potencia”, continuó.

Asimismo, recordó que “cada uno en la universidad, está llamado a ofrecer su aporte en este diálogo entre la fe y las ciencias, para poder entregar a los alumnos una verdadera síntesis vital que les permita reconocer la belleza integradora de la cosmovisión cristiana”.

“En ningún lugar de la Iglesia, pero menos todavía en una universidad católica, podemos separar la fe y las ciencias. Porque una universidad católica no es un ‘enseñadero’, sino un espacio de fecunda interacción, donde la ciencia libera a la fe del fanatismo religioso y la fe abre a la ciencia perspectivas inéditas”.

La tercera de las dimensiones, explicó, se vincula con el “encuentro con la sociedad de este lugar concreto de la tierra”. “Como comunidad universitaria, todos ustedes están llamados a producir otro encuentro precioso: el encuentro del saber que cultivan con la sociedad civil y con el pueblo de esta región”, señaló, al traer a colación las palabras del papa Francisco en su última encíclica Fratelli tutti, en la que destacó que “el amor de cada uno a su propio lugar es fidelidad a Dios, porque él nos regaló esta tierra y este pueblo como un don. Desde este lugar nos abrimos a los demás”.

En esa línea, reflexionó: “La Universidad está llamada a realizar una preciosa síntesis que resulte del encuentro del saber que cultiva, con la historia, las necesidades, las expectativas, la cultura de esta región. Pero al mismo tiempo, nuestro espíritu católico, que significa 'universal' nos ayuda a mirar más allá de los intereses locales para poder recoger la belleza y el clamor del mundo entero”.

Además, se refirió al “primer encuentro”, en el que “como creyentes, en primer lugar, nos marca y nos distingue el encuentro con un amor inmenso que nos sostiene: el amor de Dios”. En este aspecto, agregó el arzobispo, “la relación que el Señor ofrece a cada uno de ustedes no es sólo la de un conocimiento, o sólo una especie de valoración mental. Es amor, es cariño, es ternura”. “Cuando uno se encuentra con ese amor, ya no necesita estar demostrándoles a los demás que tiene valor o que sirve para algo”.

Finalmente, se refirió a la dimensión de lo que la universidad debe representar como espacio para el “reconocimiento del otro” y aseguró que “la universidad debe ser necesariamente un lugar de encuentro con los otros que se exprese en la escucha, el diálogo abierto, la confrontación de ideas, la apertura para desarrollar proyectos comunes”.

Monseñor Fernández deseó que “esta universidad sea un lugar de encuentro con Dios, con los otros, con la verdad, que sea un lugar de encuentro de la fe con la cultura y con esta ciudad que Dios nos ha regalado como don”.

Por su parte, la doctora Gajate dijo que “es un alto honor para mí prestar juramento y presentarme públicamente como rectora de la Universidad Católica de La Plata”, afirmando que “he aceptado el reto con real conciencia instrumental poniendo a disposición mi disponibilidad y trabajo, lo que sé y lo que no, todo lo que aprenderé y todo lo que ofreceré en este tiempo venidero”.

“El presente de nuestra Ucalp aparece desafiante”, reconoció, al alertar que “aún es necesario crecer, incrementar su oferta académica, su presencia en la comunidad internacional, nacional y especialmente local incrementando su producción científica y sus brazos ampliados en la extensión”. “Aún es necesario -y con mayor profundidad-, producir una reflexión sobre su papel junto a las demás universidades en la reconfiguración de la cultura que anhelamos”.

Además, la nueva rectora subrayó que “la universidad tiene un papel fundamental en la creación de pensamiento y conocimiento para la cultura de los próximos decenios”, aunque también consideró que la “nueva realidad actual nos presenta un marco complejo”, en donde “la humanidad toda debió enfrentar una pandemia que dejó al descubierto la vulnerabilidad del género humano, la prisa sin rumbo del tiempo actual, la depredación de nuestra casa común y las consecuencias gravísimas de la cultura del ‘sálvese quien pueda’”.

Seguidamente, la doctora Gajate consideró que “la educación enfrenta hoy el desafío del tiempo. Participa del reto sistémico al que nos enfrentamos como comunidad y en el que nos encontramos involucrados gobierno, ciudadanía, instituciones públicas y privadas y todos los actores del mundo educativo”.

En razón de eso, la rectora rememoró que el papa Francisco “nos ha invitado a sumarnos a un Pacto Educativo Global. Nos desafía a asumir la valentía de colocar a la persona en el centro, la valentía de invertir las mejores energías con creatividad y responsabilidad y la valentía de formar personas disponibles que se pongan al servicio de la comunidad”.

En esa línea, la doctora Gajate sostuvo que “si hay un rasgo que ha de identificar la educación en nuestras aulas, las presenciales, las virtuales, las híbridas, toda situación educativa de la Ucalp es ‘colocar la persona en el centro’”. “Esta actitud fundamental implica reconocer que la educación es un diálogo de libertades, profundamente enaltecedor que invita al crecimiento e involucra el desarrollo de todas las potencialidades de nuestros estudiantes”.

“La educación ha de ser integral o no será. Educamos mentes pero también voluntades y sentimientos. Tenemos en nuestras manos lo más preciado: personas que se confían a nuestra tarea. En pleno siglo XXI se hace imperioso atender a todas las fibras del ser, con enorme respeto y con incansable amor. Invito a mis colegas a renovarnos en esta misión inconmensurable y a reverdecer el entusiasmo por asumir este desafío permanente de hacer llegar al corazón de nuestros estudiantes esta mirada orgánica del proceso educativo”.

Describió luego las ideas fuerzas de su gestión a enriquecer colaborativamente: atender la formación permanente y a la capacitación de profesores y maestros, desarrollar un clima dinámico y empático de trabajo, favorecer en la Ucalp el encuentro con el Dios de la vida, honrar la dignidad de la función docente, desarrollar los recursos tecnológicos que nos permitan mantener, multiplicar y enriquecer la oferta académica virtual, ampliar nuestras prácticas preprofesionales, incrementar las actividades de investigación y extensión, aumentar la oferta académica de grado, postgrado y capacitación para el trabajo, incentivar la participación de los estudiantes, revincular a los graduados, mejorar la comunicación y ponerse al servicio de todo proyecto comunitario en el que se ofrezca el trabajo responsable y valores propios de la Ucalp.

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