"La cercanía, la ternura y la compasión son el estilo de Dios", dijo el Papa

  • 7 de febrero, 2021
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
Al rezar la oración mariana del Ángelus en el quinto domingo durante el año, el papa Francisco animó a "llevar la ternura de Dios a la humanidad sufriente".

El papa Francisco rezó la oración mariana del Ángelus en el quinto domingo durante el año desde el balcón del Palacio Apostólico frente a la Plaza de San Pedro, y habló sobre la misión que encomendó Jesús a los discípulos -y a todos nosotros-: “Llevar la ternura de Dios a la humanidad sufriente”.  

El Evangelio de Marcos narra que una mujer se encontraba en la cama con fiebre, y aquí, “la actitud y el gesto de Jesús con ella son emblemáticos: ‘Se acercó y, tomándola de la mano, la levantó’. Hay mucha dulzura en este sencillo acto, que parece casi natural: ‘La fiebre la dejó y ella se puso a servirles’”, expresó el Papa.

Sucede que “el poder sanador de Jesús no encuentra ninguna resistencia; y la persona sanada retoma su vida normal, pensando enseguida en los otros y no en sí misma, y esto es significativo, ¡es signo de verdadera salud!”. Asimismo, Francisco subrayó que ese día era sábado y “Jesús muestra su predilección por las personas que sufren en el cuerpo y en el espíritu: es la predilección del Padre, que Él encarna y manifiesta con obras y palabras”.

Los discípulos fueron “testigos oculares” de este hecho y Jesús les encomienda esta misión: “los ha involucrado, los ha enviado, les ha dado también a ellos el poder de sanar a los enfermos y de expulsar demonios. Y esta misión ha proseguido en la vida de la Iglesia hasta el día de hoy”, insistió Francisco. En efecto, la misión de la Iglesia es “llevar la ternura de Dios a la humanidad sufriente”. Y aclaró el Papa que esto “no es algo opcional” sino que “forma parte integrante de la misión, como lo era la de Jesús”.

Seguidamente, Francisco hizo mención a la realidad de la pandemia y señaló un mensaje actual: “La voz de Job, que resuena en la Liturgia de hoy, una vez más se hace intérprete de nuestra condición humana, tan alta en la dignidad y al mismo tiempo tan frágil. Frente a esta realidad, siempre surge en el corazón la pregunta: “¿por qué?”.

En este sentido, “Jesús, Verbo Encarnado, responde a este interrogante no con una explicación, sino con una presencia de amor que se inclina, que toma de la mano y hace levantarse, como hizo con la suegra de Pedro”. Y resaltó que “la única forma permitida de mirar hacia abajo a una persona es cuando se le tiende la mano para ayudarla a levantarse. La única”. 

“Esa es la misión que Jesús confió a la Iglesia. El Hijo de Dios manifiesta su Señorío no ‘de arriba hacia abajo’, no en la distancia, sino en la cercanía, en la ternura, en la compasión”, porque “la cercanía, la ternura, la compasión, son el estilo de Dios. Dios se hace cercano y está cerca con ternura y compasión”, afirmó.

Finalmente, el pontífice mencionó que esta compasión se nutre de la oración, “de allí sacaba la fuerza para cumplir su ministerio, predicando y sanando”, e invocó a la Virgen María para que “nos ayude a dejarnos sanar por Jesús -siempre lo necesitamos, todos- para poder ser a la vez testigos de la ternura sanadora de Dios”.+