Mons. Conejero: Urgente e imperioso llamado a la conversión

  • 3 de febrero, 2021
  • Formosa (AICA)
"Estamos llamados y debemos convertirnos: a la verdad, a la humildad y a la mansedumbre, a imagen y ejemplo de Jesús", recordó el obispo de Formosa.

El obispo de Formosa, monseñor José Vicente Conejero Gallego, recordó que con el inicio de al Cuaresma Una vez más, resonará, con fuerza, en los oídos y también en el corazón, la llamada a la conversión; es decir “al cambio profundo, a la transformación de los pensamientos, actitudes y comportamientos de vida”. 

En su editorial de febrero en el periódico diocesano Peregrinamos, el prelado señaló que “simultánea e inseparablemente, a esta llamada, a fin de que sea posible y realizable verdaderamente en nosotros la conversión, hay que creer y confiar en la persona de Jesucristo, la Buena Noticia de Dios”. 

“No cabe la menor duda que ésta, siempre nueva, urgente e imperiosa llamada al cambio y renovación de vida, pone de manifiesto, en primer lugar, la bondad, la misericordia y la infinita paciencia de Dios hacia nosotros; y, a la vez, nos ofrece una oportunidad más, para transformar nuestra vida y, purificados y renovados, poder alcanzar la salvación”.

Tras preguntar de qué tenemos, sobre todo, hay necesidad de conversión, respondió: “Estamos llamados y debemos convertirnos: a la verdad, a la humildad y a la mansedumbre, a imagen y ejemplo de Jesús, nuestro único Maestro y Señor”. 

“Él es el Testigo de la Verdad; pues, si hay algo que Jesús detesta, es la mentira farisaica; perdona sí, las debilidades y fragilidades humanas, cuando reconociéndolas nos arrepentimos; pero no soporta, ni tolera la hipocresía, el fingimiento, las apariencias engañosas”, afirmó, pero exclamó: “¡Y cuántas mentiras nos rodean, cuánta arrogancia y soberbia nos envuelven, cuánta cólera y abuso de poder a nuestro alrededor!”

Monseñor Conejero Gallego destacó que Jesús invita “amorosamente a acudir a Él, y a aprender de Él, a ser: pacientes y humildes de corazón para encontrar alivio”.

“La tentación está siempre al acecho; por tanto, ahora es el tiempo y la hora de acrecentar la fe y la oración, ambas cimentadas y alimentadas en la Palabra de Dios, para poder vencer como Jesús al tentador. El Maligno circula suelto por nuestro mundo y la maldad puede también salir de nuestro mismo corazón, como nos advierte el Señor”, advirtió, y agregó: “De ahí, la necesidad de estar, más que nunca, firmes en la fe, atentos, vigilantes, sobrios y orantes para no sucumbir y con la fe, en Cristo, vencer al mundo”.

“El riesgo de caer, en las tentaciones de la codicia y del abuso de poder, es de todos; porque incluso los presbíteros, pastores llamados a apacentar el Rebaño del Señor que a ellos se les confía, pueden hacerlo no con abnegación, como quiere Dios, sino por interés mezquino o pretendiendo dominar a los que les han sido encomendados”, sostuvo.

Monseñor Conejero Gallego finalizó subrayando que “Jesús, Buen Pastor, es y será siempre para todos, el modelo a seguir. Así, amar y servir a los demás, hasta dar la vida como Él, serán los objetivos principales de nuestra conversión”.+