Mons. Buenanueva: En Navidad, "Dios colma cualquier distancia"

  • 23 de diciembre, 2020
  • San Francisco (Córdoba) (AICA)
El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, reflexionó sobre el Evangelio del último domingo de Adviento.

En una nueva entrega de sus reflexiones sobre el Evangelio, el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva se refirió al pasaje que retoma la escena de la Anunciación.

“María dijo al Ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?». El Ángel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. […] María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho». Y el Ángel se alejó”, citó el prelado.

En ese sentido, recordó unas declaraciones realizadas por el expresidente del Uruguay, Tabaré Váquez, poco antes de morir: “A veces creo que hay Dios, a veces creo que no hay Dios. Que somos una ventanita que se abre a la vida y salimos al escenario. Pero muchas veces quiero, desearía, que hubiera un Dios. Pero hasta ahí puedo llegar”.

Respecto a estas palabras, el obispo reconoció: “Como hombre de fe, se las agradezco sinceramente. Me ha hecho mucho bien leerlas y rumiarlas. He vuelto a pensar en ellas leyendo el Evangelio de este último domingo de Adviento: la anunciación a María”.

“Entre creyentes y no creyentes hay, no obstante todo, puntos de contacto. Al menos, uno. En palabras del joven Ratzinger: aquel ‘quizás sea cierto’ que, para unos, es nostalgia de una presencia (como para Tabaré); y, para otros (como para quien esto escribe), sospecha de un abismo que atrae y da vértigo”.

“La Navidad que tenemos por delante nos ofrece, una vez más, la experiencia cristiana en su más pura expresión: la nostalgia no queda defraudada y el deseo, sin extinguirse, siente que la plenitud es don gratuito y salvador”.

“Pero también la experiencia del abismo se hace más intensa. El Niño que, según el relato evangélico, María concibe cuando la alcanza la sombra protectora del Espíritu, es precisamente el que ha dado el paso más atrevido: Dios se ha abajado, se ha hecho hombre, asumiendo la figura de un servidor”.

“Dios: uno de nosotros, tan débil, frágil y vulnerable. Como cada uno de nosotros”, destacó.

“El Dios amor es -como siempre lo es el amor verdadero- el Dios humilde que se ofrece, sin imponerse ni abrumar. Todo lo contrario: su fragilidad lo expone a la libertad que puede arrodillarse (como los pastores y los magos) o intentar imponerse con furia”, señaló.

“La Navidad está a las puertas. Es la Navidad bajo  ‘distanciamiento social obligatorio’. Pero es Navidad: Dios colma cualquier distancia, se dispone a nacer allí donde le dan albergue. También en el alma de cada uno de nosotros”, aseguró.

“Usando la imagen de Tabaré: Él ha abierto una ventanita y ha entrado en escena… pero para no dejarla nunca más”, concluyó.+

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