El Card. Poli celebró a la Inmaculada Concepción en Buenos Aires

  • 9 de diciembre, 2020
  • Buenos Aires (AICA)
En la catedral metropolitana y en la parroquia Inmaculada Concepción del Centro, el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina celebró las fiestas de la Virgen.

El cardenal Mario Aurelio Poli, arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, celebró la misa en la solemnidad de la Inmaculada Concepción de María en la capilla del Santísimo Sacramento de la catedral metropolitana de Buenos Aires; y por la tarde, asistió a las fiestas patronales de la parroquia Inmaculada Concepción del Centro.

En la celebración emitida por canal Orbe 21 para todo el país, el cardenal mencionó el Adviento como un tiempo para “velar”, para “estar siempre alertas en oración ante alguien que viene”; y en este contexto, celebramos a la Virgen María, “la llena de gracia”, que tiene cinco privilegios otorgados por la Iglesia: “Es Madre de Dios, es Santa, es Virgen, es asunta al Cielo en alma y cuerpo, y es la Inmaculada Concepción”.

El cardenal Poli aseguró que “María nos acerca más a Cristo”. Ella, “para ser la Madre del Salvador, fue dotada con dones. Para poder decir libremente sí, era necesario que Ella estuviera totalmente colmada de la gracia divina”. Por eso, la Virgen “había sido redimida desde su concepción”, explicó. 

“La maternidad divina, y todos los dones que reconocemos en María con los que fue agraciada, la Santísima Virgen María los recibe porque le vienen de Cristo, porque fue redimida de la manera más sublime, en atención a los méritos de Cristo en la cruz”, sostuvo el cardenal.

Más adelante, aseguró que “la Inmaculada siempre mostró una especial predilección por los pecadores”. Por eso, Ella “se prendó de la inocencia de los pequeños”, y también la invocan los que están en peligro, ya que “su maternidad se despliega con toda su amorosa solicitud, sin discriminar. La Inmaculada es refugio de pecadores, porque encontramos en Ella un camino seguro para llegar a la fuente de la misericordia”, completó.

Finalmente, agregó que “todos los vivientes, somos hijos de la Virgen, manifestado en el Evangelio de Juan. Ella muestra su maternidad y su preferencia, y no nos suelta de la mano hasta que lleguemos al Cielo”.

Fiestas patronales en el centro de Buenos Aires
En la tarde del martes 8 de diciembre, el cardenal primado de la Argentina presidió las fiestas patronales de la parroquia Inmaculada Concepción del Centro. En su homilía se refirió a la defensa de la vida y al tiempo de pandemia que atravesamos.

“Confiemos en oración a nuestra Inmaculada Concepción el cuidado de la vida no nacida, porque cuando los interruptores legales cercenan una vida, ya no se vuelve a encender”, subrayó. Además, resaltó que “al interrumpirse el don de la vida, ya no hay caso, no hay vuelta atrás, es terrible, es cruento”.

En relación a la pandemia mencionó que “estas innumerables muertes, sufrimientos, distanciamientos entre seres queridos son motivos que se agregan para que invoquemos más aún y especialmente a María, para que en nuestra Patria no se añadan aflicciones, para que sea un lugar de vida que triunfe sobre la muerte”.

Por eso, “con la serenidad, la humildad y la mansedumbre que caracterizan a nuestra Madre, nos queda la fuerza de la oración para defender la vida, para que en la Argentina no haya ley que legitime muertes. No olvidemos las palabras de Jesús: ‘Yo he venido al mundo para que tengan vida y la tengan en abundancia’” continuó.

Tras la ceremonia, concelebrada con el párroco, presbítero Gonzalo Martín Benítes, se realizó una procesión en vehículos portando la imagen de la Inmaculada por las calles del barrio hasta el Congreso de la Nación, que tuvo por lema “Que la Inmaculada nos enseñe a cuidar la vida”.+