Francisco sobre Benedicto XVI: "No hay problemas entre nosotros"

  • 30 de octubre, 2020
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
"Para mí es padre y hermano, por carta le escribo 'filial y fraternalmente'", sostuvo el Papa en una entrevista a la agencia italiana Adnkronos, y agregó: "Estamos de acuerdo en qué hacer".

El papa Francisco rechazó que alguna vez se haya peleado con el papa emérito Benedicto XVI y ratificó que seguirá luchando contra la corrupción en la Iglesia, en una entrevista con la agencia italiana Adnkronos.

“Benedicto XVI para mí es padre y hermano, por carta le escribo ‘filial y fraternalmente’. Lo visito a menudo en el monasterio Mater Ecclesiae y si recientemente lo veo un poco menos es solo porque no quiero cansarlo. La relación es muy buena, muy buena, estamos de acuerdo en qué hacer", sostuvo.

"Benedicto XVI es un buen hombre, es santidad hecha persona. No hay problemas entre nosotros, entonces todos pueden decir y pensar lo que quieran. Creo que incluso lograron decir que nos peleamos por qué tumba me pertenecía y cuál a él”, agregó.

Francisco recordó que al comienzo de su pontificado fue a ver a Benedicto XVI, quien le dio una caja grande y le dijo: "Aquí están las actas con las situaciones más difíciles, llegué hasta aquí, intervine en esta situación, empujé a esta gente y ahora… te toca a ti".

"Aquí no he hecho más que recoger su testigo, continué su obra”, indicó el pontífice.

Al hablar específicamente de la corrupción en las estructuras vaticanas, Francisco expresó: "Lamentablemente, la corrupción es una historia cíclica, se repite, luego viene alguien a limpiar y ordenar, pero luego vuelve a empezar esperando que venga alguien más y ponga fin a esta degeneración”.

“La Iglesia siempre ha sido una casta meretriz, una pecadora. Digamos mejor: una parte de ella, porque la gran mayoría va en dirección contraria, sigue el camino correcto. Pero es innegable que personalidades de diversa índole y profundidad, eclesiásticos y muchos falsos laicos amigos de la Iglesia, han contribuido a disipar el patrimonio móvil e inmóvil no del Vaticano sino de los fieles”, puntualizó, y completó: "Mi abuela, que no era teóloga, siempre nos decía a los niños que el diablo entra por los bolsillos. Tenía razón”.

El Papa también contó una anécdota que vivió en una villa porteña el día que murió San Juan Pablo II: “Después de la celebración, una mujer muy pobre se me acercó, me pidió información sobre cómo elegir al Papa, le hablé del humo blanco, los cardenales, el cónclave… Ella me interrumpió y me dijo: ‘Escuche Bergoglio, cuando se convierta en Papa recuerde primero comprar un perro’. Le respondí que difícilmente me convertiría en uno y, de ser así, ¿por qué tendría que llevarme al perro? ‘Porque cada vez que tengas que comer, dale primero un trocito, si está bien, sigue comiendo'”,

“Evidentemente, fue una exageración. Pero esto da cuenta de la idea que tiene el pueblo de Dios, el pobre entre los más pobres del mundo, de la Casa del Señor, que esta atravesada por profundas heridas, contiendas internas y desfalcos”, reconoció.

Al ser consultado sobre si se siente solo en su lucha contra la corrupción, Francisco reflexionó: “¿Si estoy solo? Lo pensé. Y llegué a la conclusión de que hay dos niveles de soledad: se puede decir que me siento solo porque los que deben colaborar no colaboran, porque quienes deben ensuciar sus manos por otros no lo hacen, porque no siguen mi línea o algo así, y esto es una soledad digamos… funcional. Luego hay una soledad sustancial, que yo no siento, porque he encontrado mucha gente que se arriesga por mí, su vida está en juego, luchan con convicción porque saben que estamos en lo correcto y que el camino recorrido, a pesar de mil obstáculos y resistencias naturales, es el correcto”.

 “Sé que tengo que hacerlo, fui llamado para hacerlo, entonces el Señor dirá si lo hice bien o mal. Honestamente, no soy muy optimista –sonríe– pero confío en Dios y en los hombres fieles a Dios”, afirmó, y añadió: “No creo que pueda haber una sola persona, dentro y fuera de aquí, que se oponga a erradicar la mala planta de la corrupción”.+