Mons. Canecín: "El mandamiento del amor se concreta en el hermano"

  • 29 de octubre, 2020
  • Goya (Corrientes) (AICA)
El obispo de Goya, monseñor Adolfo Ramón Canecín, presidió la misa de cierre del Mes de la Plena Integración de personas con capacidades especiales.

Con una misa presidida por el obispo de Goya, monseñor Adolfo Ramón Canecín, en la cuasiparroquia San Pantaleón, culminaron las actividades organizadas en el marco del Mes de la Plena Integración de Personas con capacidades especiales.  

Participó de la celebración una reducida cantidad de fieles, y la comunidad en general pudo seguir la misa a través de las redes sociales en cumplimiento de la medida sanitaria vigente.

Monseñor Canecín centró su homilía en el Evangelio de san Mateo, en la respuesta de Jesús  a los fariseos: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente” y “el segundo, amaras a tu prójimo como a ti mismo”, destacando que “este es el más grande y el primer mandamiento”.

En esa línea, el obispo explicó que “hoy y siempre, el precepto más importante es el amor” que debe manifestarse  “amando  a Dios y amando al prójimo” porque “ambos amores son expresiones de un mismo amor”.

En referencia al mandamiento del amor, el prelado aseguró que tiene “la forma de una Cruz” y alentó a descubrir “el amor que es la síntesis de toda la Sagrada Escritura”.

En este contexto, destacó que el amor es “la plenitud, que se traduce en paz, alegría y gozo, en júbilo, aun en medio de las pruebas y aun en medio de las dificultades, porque nos da calidad de vida”.

“Dios es amor”, dijo el obispo en referencia a la expresión del evangelista San Juan, y recordó que el ser humano “es imagen y semejanza de Dios, y de allí viene la grandísima dignidad de todo ser humano, sea cual fuere su raza, lengua, cultura, religión o la estatura moral que pueda tener, ante de todo es imagen y semejanza de Dios, eso está grabado en la naturaleza humana y nadie lo puede borrar”.

“Hoy hablamos mucho de tener calidad de vida, y a veces en el afán de tener calidad de vida, corremos detrás de montón de cosas que se nos ofrecen”, advirtió el prelado y planteó: “¿Quieres tener calidad de vida en lo hondo y profundo? Tienes que amar, porque el amor da calidad y sentido a la vida”.

“El amor es la finalidad para la cual fuimos creados”, insistió el obispo. “Nadie puede amar a Dios a quien no ve, sino ama al hermano concreto, tengamos en cuenta que el amor a Dios pasa por el amor al hermano” remarcó.

Al referirse a la primera lectura del libro del Éxodo, destacó que el texto “enfatiza en el amor al hermano”. En ese sentido, invitó a pensar en “la realidad que la pandemia está generando entre un municipio y otro, una provincia y otra, donde hay dificultad para la movilidad, cuidando cada uno su jurisdicción, a veces atentando contra la dignidad de las personas, limitando la movilidad” planteó el obispo.

“La síntesis de toda la Biblia es el mandamiento del amor y, el mandamiento del amor se concreta en el hermano”, entonces es cuestión de que “cada uno de nosotros nos hagamos prójimos de cada uno de los seres humanos”, aseguró.

El prelado alentó a leer y meditar la carta encíclica Fratelli Tutti, del Santo Padre Francisco sobre la fraternidad y la amistad social, y consideró que tiene que “ayudarnos muchísimo para generar fraternidad en toda la familia humana” porque “el amor a Dios pasa por el amor al prójimo”.

“Cuando el amor es veraz, se acaba la mentira. Cuando el amor es fiel, se acaba la infidelidad ya sea al amigo o entre esposos, al ministerio sacerdotal, se acaba todo, porque el amor es fiel”, continuó, afirmando que “el amor nos permite vivir la vida divina aquí ya en la tierra” aseguró.     

Para finalizar, pidió que “el Señor nos regale la capacidad de entender en la mente, bajar al corazón y gastar la vida amando. El amor es la ley fundamental grabada e inscripta en la naturaleza humana. El amor es lo único que da plenitud, por eso, que el Espíritu Santo se derrame como la lluvia sobre nuestros corazones y nos capacite a todos para gastar la vida en el amor”, concluyó.  

Cada octubre, la Catequesis Especial organiza esta misa y se propone llevar a cada hermano especial la alegría de vivir la preferencia de Dios, la alegría de vivir el espíritu de las bienaventuranzas. Es una tarea pastoral integrada en la pastoral parroquial y diocesana, fiel al mandato del Señor de evangelizar a todos.+