Mons. Sánchez: "Darle el primer lugar a Dios, el Señor de nuestra vida"

  • 21 de octubre, 2020
  • San Miguel de Tucumán (AICA)
En su homilía para la misa del 29° domingo durante el año, el arzobispo de Tucumán animó a "darle a Dios lo que es de Dios", es decir, "toda nuestra vida".

El arzobispo de Tucumán, monseñor Carlos Sánchez, celebró la misa de 29 domingo durante el año en los estudios del Canal 10, transmitida para toda la provincia. Al iniciar, saludó a las madres en su día y deseó un feliz domingo a toda la comunidad tucumana. 

En su homilía, comenzó diciendo: “Queremos celebrar con gozo esta Eucaristía, sabiéndonos muy amados del Señor, tratados con muchísima misericordia, porque el Señor jamás nos deja solos”.

Luego hizo referencia al Evangelio del día, en el que “los fariseos querían sorprenderlo al Señor y se juntan para ‘trampearlo’. A veces, lamentablemente, partidos distintos se ponen de acuerdo para destruir al otro. Y a nosotros también nos pasa. Esto hicieron para que sea acusado Jesús”, indicó recordando la escena de la Palabra. 

“Pero el Señor, que conoce lo más profundo del corazón, responde con la hermosa afirmación ‘Al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios’”, mencionó monseñor Sánchez, explicando el significado de esta frase de Jesús.

De esta manera, “Jesús ‘zafa’ de un modo maravilloso, pero a la vez les deja una enseñanza: esa moneda es pasajera, el poder y el dominio son pasajeros”. Por eso, el prelado tucumano dijo que esta frase significa que “hay que vivir cada día lo que hay que vivir, sabiendo que hay que darle a Dios lo que es de Dios, es decir, todo. Devolverle nuestra vida, seguir su camino, darle la primacía”.

Así, prosiguió el arzobispo, “viviremos nuestra auténtica fraternidad, haciendo cada día lo que nos toca con alegría y responsabilidad”. “Los creyentes debemos transformar nuestra sociedad dándole la primacía a Dios, viviendo lo de cada día”, animó. 

Monseñor Sánchez llamó a los tucumanos a darle “el primer lugar a Dios, el Señor de nuestra vida”, y exclamó: “¡Qué hermosa la llamada a vivir nuestra autenticidad cristiana y darnos al Señor! Por eso, no dejemos de encontrarnos con Él cada día, de ofrecerle nuestra vida y llenarnos con su amor misericordioso”.

Finalmente, haciendo referencia al día de las madres, sostuvo: “Seamos agradecidos con la ternura de nuestras mamás”. Y a cada madre, incluyendo a la suya, les dijo: “Gracias por ese signo de la ternura de Dios y por evidenciarnos la grandeza de su amor. Recemos por todas las mamás valientes, incluso las que han engendrado a sus hijos en medio de sufrimientos y soledad. Pidamos por las mamás sufrientes y descuidadas, que han caído en alguna esclavitud y no pueden ejercer su maternidad”.

Encomendándose a María, quien “estuvo al pie de la cruz y no arrugó”, pidió a las madres y a toda la comunidad: “¡Agárrense fuerte de María!”.+