Mons. Conejero Gallego: El porqué, el cómo y el para qué de nuestra fe

  • 20 de julio, 2020
  • Formosa (AICA)
La diócesis de Formosa celebró a su Virgen patrona, Nuestra Señora del Carmen, con una misa en la catedral Nuestra Señora del Carmen presidida por el obispo diocesano, monseñor José Conejero Gallego.

La diócesis de Formosa celebró a su patrona, Nuestra Señora del Carmen, con una misa en la catedral Nuestra Señora del Carmen el jueves 16 de julio. El lema que guio este año la fiesta fue “Que la vida de Jesús, el Señor, y la de la Virgen del Carmen, su madre, se manifieste en nosotros”.

El obispo diocesano, monseñor José Vicente Conejero Gallego, presidió la celebración, acompañado por parte del clero diocesano, la asistencia de algunas religiosas, y la animación de la qrquesta y el coro diocesano. La comunidad pudo asistir a través de los medios digitales. 

“Este año, inmerso en la incertidumbre que nos genera la pandemia, un desconocido microbio que se nos presenta como algo invisible que golpea a todos por igual, una realidad que nos desespera y que nos invita a reflexionar desde la fe”, señaló en su homilía.

El prelado abordó tres preguntas esenciales en un intento de que no sea “un simple deseo” sino, por el contrario, “una exhortación que pueda concretarse y realizarse verdaderamente en nuestra vida: el porqué, el cómo y el para qué.  Preguntas íntimamente relacionadas entre sí, como toda la realidad existente”, explicó.

Sobre la primera, indicó que “Dios Padre quiso salvar a la humanidad y redimir a la Creación. Y ésta es la razón principal por la que nos envió a su amado Hijo Unigénito, Jesucristo, Palabra eterna del Padre, para que asumiera nuestra naturaleza humana”. Y explicó que “nuestra fe cristiana reconoce que Jesús es el único mediador entre Dios y los hombres, el que nos reconcilió por su sangre derramada voluntariamente en la Cruz, en quien reside toda la plenitud, por Él hemos sido bendecidos con toda clase de bienes y por Él, hemos recibido toda sabiduría y entendimiento”. 

Más adelante se preguntó “¿cómo debemos imitar y manifestar sus vidas?”. Y respondió señalando algunos puntos para imitar “a modo indicativo”: “su gratitud y alabanza a Dios, por su grandeza y bondad; su oración confiada y perseverante ‘en espíritu y verdad’, sin desfallecer; su prontitud y diligencia en servir a los demás, convencidos de las palabras del Señor Jesús: ‘La felicidad está más en dar que en recibir’; su entusiasmo y ardor apasionados al querer de Dios: ‘Yo he venido a traer fuego sobre la tierra ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo!’;  sus entrañas de misericordia y compasión para con todos, especialmente para con los pobres, enfermos y pecadores; su ardor misionero hasta los confines de la tierra para alcanzar la unidad y la paz de todos; su fidelidad en el sufrir y padecer hasta la Cruz, ambos nos dejaron un ejemplo para que siguiéramos sus huellas; su amor y entrega generosa hasta dar la vida por los demás”. 

Finalmente se refirió al "para qué”, recordando las palabras que responde la asamblea en la Eucaristía: “Para alabanza y gloria de su Nombre, para nuestro bien, y el de toda su Santa Iglesia”. En este sentido, mencionó la vocación del hombre a la santidad y nuestro mandato como “discípulos misioneros de Jesús”.

Finalmente, monseñor Conejero Gallego invocó a la Virgen María en sus tres nuevas invocaciones: “Madre de misericordia, Madre de la esperanza, Consuelo de los migrantes. ¡Nuestra Señora del Carmen, Madre y Patrona de Formosa, ruega por nosotros!”.+

» Texto completo de la homilía