Mons. Ñáñez animó a seguir el ejemplo de Esquiú: "Honrar la vida y cuidar la constitución"  

  • 23 de junio, 2020
  • Córdoba (AICA)
El arzobispo de Córdoba, monseñor Carlos José Ñáñez, presidió la misa del domingo 14 de junio, y mencionó la alegría del pueblo cordobés ante la próxima beatificación de fray Mamerto Esquiú. 

El arzobispo de Córdoba, monseñor Carlos José Ñáñez, presidió el domingo 14 de junio en el oratorio de las Hermanas Carmelitas Argentinas Santa Teresa de Jesús, de la ciudad de Córdoba, la misa del 12° domingo durante el año.

Al comenzar, el arzobispo dijo que con este domingo se vuelve al tiempo ordinario del año litúrgico, acompañados por el Evangelio según San Mateo: “Después de haberlos convocado, el Señor envía a los discípulos con indicaciones y con advertencias para eventuales dificultades”, comenzó diciendo, y destacó la invitación de Jesús “a no tener miedo sobre los hombres y obrar con rectitud y coherencia”.

En el Evangelio, el Señor “invita a tener confianza, porque Dios cuida de todos, aun de los seres más pequeños. Por eso les dice ‘Ustedes valen más que muchos pájaros’, y les promete una recompensa”. De este modo, llamó a la comunidad a preguntarse: “¿A qué hemos sigo elegidos como discípulos?”.

“El don que recibimos en el bautismo, que nos regalaron a muchos cuando éramos chicos, lo debemos renovar cada año”, recordó monseñor Ñáñez. “Por razón del bautismo, todos somos discípulos y misioneros de Jesús”, afirmó “¿y cómo cumplirlo? Fundamentalmente dando testimonio de nuestra vida, con nuestras limitaciones y fragilidades, pero un testimonio que busca ser lo más coherente posible. Esa es nuestra tarea como testigos y misioneros de Jesús”.

“También habrá dificultades y rechazos -advirtió-, y está de por medio la libertad de cada uno. Porque el Evangelio no se impone, se propone”, y aludió al “pecado de cerrarle el corazón a Dios y rechazarle su ofrecimiento de amor y amistad”. “Pero el Señor nos invita a no tener miedo y tener la esperanza de una recompensa de parte de Él”.

Más adelante, monseñor Ñáñez manifestó que “las dificultades son también oportunidades”, invitó a “redescubrir la gracia de Dios”, y valoró las iniciativas solidarias que se desarrollaron en el tiempo de pandemia, estos “nuevos espacios” que implican “nuevos lenguajes”. 

Recordando el anuncio de la beatificación de fray Mamerto Esquiú, el arzobispo dijo: “Un nuevo santo para los cordobeses, un regalo compartido con los hermanos catamarqueños. Era un fraile, un pastor solícito que pese a su presencia breve entre nosotros, dejó una huella como buen pastor”.

“Fray Mamerto se destaca por un sermón de un 9 de julio de 1853, por el juramento de la nueva constitución argentina. Él señaló dos peligros sobre la independencia: caer en el autoritarismo y en las contrariedades propias del autoritarismo; o caer en la anarquía y en su violencia”. 

Por aquel momento, había muchos conflictos en la Patria. “¿Cómo salir de estos peligros?”, se preguntaba Esquiú: “Honrando la vida, cuidando la constitución. Fray Mamerto insiste en que todos debemos observar la constitución: la ley que permite vivir armónica y pacíficamente. Tiene que haber estabilidad, no puede ser cambiada según los humores de las personas, para que comunique todos sus beneficios”, indicó monseñor Ñáñez al recordarlo. 

Finalmente, habló de las fiestas del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María y dijo: “Pidámosle a María que nos ayude a reflejar cada vez más el corazón de Jesús, manso y humilde”.+