Con conferencias virtuales, la Pastoral Social reflexionó a la luz de Laudato si'

  • 25 de mayo, 2020
  • Buenos Aires (AICA)
En el marco de la Semana Laudato si'

A cinco años de la publicación de la encíclica papal Laudato si’ sobre el cuidado de la Casa Común, la Comisión Episcopal de Pastoral Social (Cepas) organizó jornadas virtuales con diferentes actividades y un gran número de disertantes.

Las actividades comenzaron el 16 de mayo con un encuentro virtual titulado “Laudato si’, luz y esperanza para el mundo”. El saludo inicial estuvo a cargo del presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Oscar Vicente Ojea, y las palabras de apertura fueron pronunciadas por el presidente de la Cepas, monseñor Jorge Lugones SJ, obispo de Lomas de Zamora.

El vicepresidente emérito de la Comisión Pontificia para América Latina, doctor Guzmán Carriquiry Lecour, tuvo a su cargo la disertación principal, sobre “Laudato si’, luz y esperanza para el mundo”.

Por su parte, Julián Domínguez, expresidente de la Cámara de Diputados de la Nación, se refirió al tema: “El compromiso político y Laudato si’”; Pablo Canziani, investigador principal del Conicet, disertó sobre “Ciencia y Laudato si’”; Luis Contigiani, diputado nacional por Santa Fe, abordó “Laudato si’: Propuestas para la Argentina”; y Emilio Inzaurraga, presidente de la Comisión Nacional de Justicia y Paz (CNJP) dedicó su espacio al tema “Gratitud y esperanza”. El moderador fue Humberto Podetti, miembro de la CNJP.

Nuestra Casa Común: crisis socio ambiental y acciones en defensa del agua y de la tierra
El martes 19 de mayo, la actividad se tituló “Nuestra Casa Común: crisis socio ambiental y acciones en defensa del agua y de la tierra”. Participaron el presidente de la Cepas, monseñor Jorge Lugones SJ; el arzobispo de Mendoza, monseñor Marcelo Colombo; y el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Argentina, Juan Cabandié.

Monseñor Colombo dio inicio a la actividad con una reflexión sobre la importancia de valorar el aporte que hace el papa Francisco con esta encíclica y de “revisar su puesta en marcha en las distintas realidades eclesiales, y también su consideración por lo que significa el aporte al diálogo con los gobiernos. La Laudato si’ marcó una toma de conciencia muy grande por parte de la Iglesia sobre los temas de tipo ambientales, pero con una visión de conjunto”, señaló.

En cuanto a su experiencia al frente de la arquidiócesis, se refirió al tema de la escasez del agua y relató las iniciativas de la Iglesia para ayudar a cuidarla y animar a la toma de conciencia.

El ministro Cabandié destacó la pertinencia, la visión de Laudato si’, que “permitió a muchos ciudadanos de distintas partes del mundo, asumir su nivel de conciencia frente a lo ambiental”. Hasta entonces, señaló, “lo ecológico resonaba en algunas partes de las sociedades en el mundo, era una agenda tímida, y Laudato si’ irrumpió para hacer reflexionar masivamente a los ciudadanos en el mundo”.

El obispo de Lomas de Zamora cerró el panel con una reflexión sobre dos puntos para tomar conciencia: “Se nos regala un don que es la creación, que es este mundo que Dios ha creado, que es esta armonía de lo creado y la belleza de lo creado; y se nos propone una tarea común. El don siempre es creado y la tarea que nos toca a nosotros, es la de ser cuidadoras y cuidadores de esta Casa Común”, exhortó.

“Corazonar Amazonía": un sueño para América Latina y el mundo
La actividad del miércoles 20 llevó el título “’Corazonar Amazonía’: un sueño para América Latina y el mundo’”, y contó con la participación de monseñor Lugones, de Sor Alessandra Smerilli, consejera de Estado de la Ciudad del Vaticano; y de Emilce Cuda, teóloga argentina. Moderó el panel Felipe Béliz, miembro de Nuevos Dirigentes.

El espacio fue inaugurado por Emilce Cuda, quien se refirió al magisterio social pontificio de Francisco, al que calificó como “una obra maestra”, porque “hay que verla en su conjunto para que aparezca el esplendor de su pastoral teológica”.

“No se puede entender Laudato si’ como un documento aislado del resto”, aseguró. La encíclica, señaló, habla de una crisis “con dos caras”, una ambiental y una social. Además, se refirió a la situación de la pandemia y las situaciones que originó, y lo relacionó con las acciones del papa Francisco frente a la crisis.

El mejor homenaje a la última encíclica social, afirmó, es “salir de la crítica, dar un paso y empezar a trabajar con los Estados para ver de qué manera instrumentar, a nivel global, otro modo de trabajo”.

Sor Alessandra Smerilli valoró las acciones del papa Francisco ante el escenario actual, considerando que fue el único que pensó en el después de la pandemia, sobre una base científica sólida, y a la vez teniendo en cuenta a los más afectados.

“El momento que estamos viviendo es un momento duro. Hoy el mal común que está atravesando el mundo, este virus que ha unido el mundo, está haciéndonos reflexionar sobre qué es el bien común”, aseguró.

Monseñor Lugones agradeció la presencia de las dos disertantes y recordó el título del espacio: “Corazonar la Amazonía”, que significa “ponerle corazón a este lugar en la Tierra, que también es paradigma de otros lugares de este mundo donde se padece y sin embargo Dios ha sembrado una riqueza inmensa”.

Plan del papa Francisco para resucitar: la mirada Argentina
Con la participación del presidente de la Cepas, monseñor Jorge Lugones; el empresario de la Unión Industrial Argentina, José Urtubey; el sindicalista Héctor Amichetti; el gerente general de Fondo de Capital Social (Foncap), Mateo Bartolini; y de María del Carmen Squeff, subsecretaria de Mercosur y Negociaciones Económicas Internacionales, se llevó a cabo el jueves 21 de mayo la actividad titulada “Plan del papa Francisco para resucitar: la mirada Argentina”. Moderó el panel el secretario ejecutivo de la Cepas, Juan Pablo Tettamanti.

Mateo Bartolini destacó que “Laudato si’, esta encíclica tan importante, y el mensaje de la Iglesia católica en general, nos llaman a unas finanzas inclusivas, a unas finanzas mejores”. En el contexto actual de la pandemia, consideró que “el gran mensaje que nos da Francisco, es una herramienta de transformación de la realidad”.

A su turno, Héctor Amichetti consideró necesario reforzar la Mesa del Diálogo y del Encuentro, una iniciativa que logró reunir a diversos sectores con pensamientos comunes sobre la situación económica y social del país, “para esbozar algunas propuestas comunes y poder realizar un aporte en la línea de unir esfuerzos para defender la dignidad del hombre, el trabajo digno, la producción, frente a un embate de actividades especulativas que iban destruyendo los valores humanos en función de los materiales”.

José Urtubey se centró en el significado de Laudato si’, y señaló: “Se cumplen cinco años de un documento predictivo que, desde mi punto de vista, hace una síntesis perfecta de lo que es el desarrollo sostenible”. Al respecto, aclaró que “no puede reducirse un desarrollo sólo a lo económico, a la retribución económica de quien lo produce o quien genere esa riqueza: tiene que haber una verdadera inclusión social”.

“Una de las características más salientes de este documento, desde el punto de vista del desarrollo es que, sin nombrarlo, habla del federalismo, cuando hace alusión al problema de las ciudades superpobladas y mal organizadas que denigran la vida del hombre, invita a un desarrollo armónico, que significa federalismo, significa productividad, significa que salgamos de los parámetros financieros como único parámetro de crecimiento”, destacó.

La embajadora María del Carmen Squeff, expresó: “El Papa siempre nos invita a pensar, esta vez sobre la pandemia, nos tiene acostumbrados a una mirada responsable y anticipatoria de los grandes problemas globales. Nos propone pensar las soluciones colectivamente: si queremos lograr un impacto real, no hay salidas individuales. Existe la solidaridad y el trabajo colectivo, y en este momento adquieren una relevancia muy importante”.

En sus reflexiones finales, monseñor Lugones recordó que el Papa nos pide “actuar como un solo pueblo” para lograr un impacto real. “El amor social es la clave de un auténtico desarrollo”, destacó.

El clamor de los pobres y el clamor de la Tierra. Una sola crisis
La última disertación se desarrolló en la mañana del viernes 22 de mayo con el título “El clamor de los pobres y el clamor de la Tierra. Una sola crisis” y contó con la participación de monseñor Lugones, de la coordinadora nacional de Cuidadores de la Casa Común, Martha Arriola; y del secretario ejecutivo del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral del Vaticano, monseñor Bruno-Marie Duffe. Moderó el panel Juan Pablo Tettamanti.

Martha Arriola destacó el trabajo que se realiza en Cuidadores de la Casa Común, y agradeció la colaboración de quienes lo hacen posible: “Para nosotros Cuidadores de la Casa Común es un movimiento cuya pedagogía es la de la presencia, la pedagogía de poner el cuerpo, de estar corazón a corazón, acompañando. El amor se hace visible en cada espacio en que compartimos un proyecto de vida que se centra en Laudato si’, en el cuidado entre nosotros y de nuestra Casa Común”.

“Laudato si’ para nosotros no es un camino recto, sino una espiral de continuidad, pero también de ruptura, donde cada nuevo nivel de acción se relaciona con el nivel anterior, pero lo rebasa también desde lo cognitivo, desde lo afectivo, desde lo espiritual, desde lo político. Y el punto de partida de esa espiral es la figura de San Francisco de Asís y su llamado a fundar una nueva civilización”.

A su turno, monseñor Duffe consideró que Laudato si’ “puede presentarse como un camino y una escuela de buen vivir. Y es muy importante celebrar esta carta como un momento de alegría. No como una alegría que va a olvidar la realidad o el sufrimiento de quienes viven una enfermedad o la pobreza, sino un movimiento, es decir que estamos andando, estamos caminando juntos. En la palabra ‘clamor’ hay ‘amor’. En el clamor de la tierra, en el clamor de los pobres, dicen: ‘Yo necesito un poco de amor, de consideración, de dignidad’. Y eso se traduce en derechos, en trabajo y también en experiencias para compartir lo que hemos descubierto juntos”.

Además, a la luz de la encíclica, llamó a “escuchar a los otros y ver las posibilidades, los talentos, para desarrollar una comunidad humana más hermosa y más fuerte”, pero para esto hay que “olvidar la instrumentalización del ser humano: no somos máquinas, somos personas”, advirtió.

Las reflexiones finales estuvieron a cargo de monseñor Lugones, quien recordó que “todo lo que la Iglesia ofrece debe encarnarse: Dios quiso encarnarse, encarnar el dolor, el sufrimiento, visibilizar lo que no se visibiliza, porque sabemos que hoy la desigualdad en Latinoamérica no se visibiliza. Ante esta desigualdad queremos encarnar de algún modo el sufrimiento de la persona desde el cuidado, desde cuidar y acompañar”.

“Se necesita fraternidad, encarnar la mente de ser hermanos y hermanas; la comunión porque nos hace cuerpo, nos hace tener un destino común, responsabilidades comunes y esperanzas comunes; y organización”, sostuvo.+