Mons. García destacó el ejemplo de los mártires riojanos: "Entrega y generosidad sin miedo"

  • 7 de agosto, 2019
  • San Justo (Buenos Aires) (AICA)
En un nuevo aniversario de la pascua de monseñor Enrique Angelelli, el 4 de agosto se inauguró en la diócesis de San Justo la primera parroquia dedicada a los mártires riojanos. La celebración fue encabezada por el obispo diocesano, monseñor Eduardo García, quien bendijo la sede parroquial, las reliquias de los beatos y los murales representativos, y presidió la toma de posesión de los párrocos. En su homilía, el obispo llamó a construir un Reino de "verdad, justicia y amor"
Con una ceremonia presidida por el obispo diocesano, monseñor Eduardo García, fue inaugurada y bendecida el 4 de agosto en San Justo la parroquia Beato Enrique Angelelli y Mártires Riojanos, que comprenderá los barrios 22 de Enero, Tierra y Libertad, Un Techo Para Todos y Gauchito Gil. El obispo bendijo la nueva sede parroquial, las reliquias de los beatos, los murales representativos de la parroquia, el templo y ofreció la toma de posesión a los párrocos Daniel Echeverría y Anaclet Mbuguje, ambos Misioneros de los Sagrados Corazones de Jesús y María. Como acción preparatoria, durante el fin de semana se llevó a cabo la misión diocesana de jóvenes. Allí, los misioneros tomaron la iniciativa de recorrer las calles de los barrios, visitando casa por casa, compartiendo la alegría de la misión y la realidad del lugar. Además se realizaron diversas actividades religiosas, recreativas y deportivas, teniendo oportunidad de recibir decenas de nuevos bautismos de niños, jóvenes y adultos. [img]http://www.aica.org/subidas/6247.jpg[/img] En el día de la inauguración, las comunidades se congregaron en dos puntos representativos para peregrinar hacia la nueva sede parroquial. Por un lado, los jóvenes misioneros emprendieron camino junto a los vecinos desde un extremo del barrio Un Techo Para Todos. Por otra parte, acompañados por el obispo, partieron en caravana desde la parroquia San Antonio las comunidades del decanato Santo Cura Brochero, encabezados por la imagen de monsñor Enrique Angelelli, obsequiada por el papa Francisco. La celebración eucarística contó con la presencia de miembros del clero diocesano, religiosos y religiosas, comunidad de laicos, autoridades vecinales, como también familiares de los beatos patronos y Albino Suárez, representante del obispo de La Rioja, monseñor Dante Braida. En su prédica, monseñor García recordó la última homilía del obispo Angelelli, y repasó los hechos que terminaron con la vida de los cuatro mártires riojanos, "vidas entrelazadas por un mismo Evangelio que les había atravesado el corazón y los había invitado a un compromiso de fidelidad grande con su pueblo". El prelado lamentó "largos años de mentira, de ocultamiento", y recordó: "Ayer, con vergüenza no nombrábamos a estos cuatro mártires. Con vergüenza y con miedo. Esa vergüenza que nos hacía ocultar tantas veces la verdad que sentíamos en el corazón y que, por miedo, no la decíamos. Pero esa vergüenza hoy se transforma en alegría. No nos alegramos por su martirio. No festejamos ni celebramos su muerte. Nos alegramos y gozamos por su fidelidad, por su amor, por su entrega y por un Evangelio que los llevó a dar la vida". "Y eso es lo que celebramos; y eso es lo que vale la pena; y eso es lo que los hace nuestros mártires y beatos, no otra cosa. Nunca queremos la muerte. Jamás, bajo ningún aspecto. Ni siquiera en nombre del Evangelio. Pero sí, queremos el amor y queremos la vida. Nos alegramos, gozamos y nos corre por nuestras venas la sangre y nos hierve cuando descubrimos que hay hombres en nuestra historia reciente, y no simplemente en libros viejos, que se animaron a ponerse de cara al Evangelio, a mirarlo y a seguir para adelante, cueste lo que cueste", sostuvo. [img]http://www.aica.org/subidas/6246.jpg[/img] En ese sentido, destacó: "Amor al pueblo, amor al hermano. No dejarlo solo frente a la muerte. Amor del pastor que no tuvo miedo en decirles a aquellos que los habían matado ?son ustedes?, sin medir las consecuencias. Eso nos pone de frente a una verdad que necesitamos como hombres y como cristianos para poder seguir, realmente, caminando en verdad, en justicia y en libertad". En referencia al Evangelio, señaló que "a través de estos testigos, nos habla muy claro: vivir el Evangelio es mirar para adelante; es no mirar atajos que nos distraen. No todos tenemos la vocación al martirio. Pero sí, aquellos que aceptamos el don de la fe, el don del seguimiento, el don de la vocación, tenemos la obligación y la responsabilidad de transparentar un Evangelio con claridad, con verdad y con autenticidad, sin mezclarlo ni licuarlo ni aguarlo. Porque cuando lo licuamos no somos nosotros los que quedamos mal parados, sino que es Jesucristo aquél a quien dejamos mal". Finalmente, le pidió a los beatos "que hoy iluminen, también, la vida de nuestra diócesis, mostrándonos desde este carisma y desde esta vocación aquello que podemos también nosotros llegar a vivir: coherencia, fidelidad, radicalidad, entrega, compromiso, generosidad sin miedo". "Desde una fe y una esperanza muy grande caminemos juntos, construyendo el Reino de verdad, de justicia y de amor que el Señor nos confió, nos dejó y que espera que hagamos", concluyó. Durante el festival popular, se realizaron muestras de baile de danzas paraguayas, folklore y la presentación en vivo de Daniel Argañaraz y Las Voces del Alma. La jornada concluyó con la colocación de la imagen del Beato Enrique Angelelli en la entrada de la sede parroquial.+ » Texto completo de la homilía