"Dejarnos guiar por el amor de Dios, para que haga de nuestras vidas, obras de arte"
- 5 de mayo, 2019
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Sofía (Bulgaria)
En el marco de su 29° viaje apostólico a Bulgaria y Macedonia del Norte, el papa Francisco celebró la misa esta tarde en la Plaza Knyaz Alexander I, situada en el centro de la capital búlgara. Durante su homilía, el Santo Padre anunció a la comunidad búlgara que Dios llama, que Dios sorprende y que Dios ama. Afirmó que el milagro de Dios se trata de "dejarnos guiar por su amor" para que él haga "de nuestras vidas obras de arte".
En el marco de su 29° viaje apostólico a Bulgaria y Macedonia del Norte, el papa Francisco celebró la misa esta tarde en la Plaza Knyaz Alexander I, situada en el centro de la capital búlgara. "Todo el episodio que hemos escuchado, que se narra al final de los Evangelios, nos permite sumergirnos en esta alegría que el Señor nos envía a ?contagiar?, recordándonos tres realidades estupendas que marcan nuestra vida de discípulos: Dios llama, Dios sorprende, Dios ama", dijo al comenzar su homilía.
Dios llama
Comenzó el papa Francisco recordando el relato evangélico en que cuando, a orillas del lago de Galilea, Jesús se aparece a sus discípulos. "Ahora, después de todo el camino recorrido, después de la experiencia de ver morir al Maestro y a pesar del anuncio de su resurrección, Pedro vuelve a la vida de antes". "El peso del sufrimiento, de la desilusión, incluso de la traición se había convertido en una piedra difícil de remover en el corazón de los discípulos; heridos todavía bajo el peso del dolor y la culpa, la buena nueva de la Resurrección no había echado raíces en su corazón. El Señor sabe lo fuerte que es para nosotros la tentación de volver a las cosas de antes".
La tentación de la "nostalgia del pasado", marcó el Papa, sucede "frente a las experiencias de fracaso, dolor e incluso de que las cosas no resulten como se esperaban, siempre aparece una sutil y peligrosa tentación que invita a desanimarse y bajar los brazos". La llamada "psicología del sepulcro", tiñe todo de resignación, "haciendo que nos apeguemos a una tristeza dulzona que, como polilla, corroe toda esperanza".
Pero luego "Dios llama", llega Jesús y sale nuevamente al encuentro: "El Señor no espera situaciones ni estados de ánimo ideales, los crea. No espera encontrarse con personas sin problemas, sin desilusiones, sin pecados o limitaciones". Dios llama, "nos llama cada día a revivir nuestra historia de amor con Él, a volver a fundarnos en la novedad, que es Él mismo". Y cuando lo acogemos, "subimos más alto, abrazamos nuestro futuro más hermoso, no como una posibilidad sino como una realidad. Cuando la llamada de Jesús es la que orienta nuestra vida, el corazón se rejuvenece", aseguró Francisco.
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Dios sorprende
En este sentido, el Santo Padre anunció a la comunidad que "el Señor de las sorpresas", nos invita a realizar "cosas sorprendentes". "El Señor llama y, al encontrar a los discípulos con sus redes vacías, les propone algo insólito: pescar de día, algo más bien extraño en aquel lago. Les devuelve la confianza poniéndolos en movimiento y lanzándolos nuevamente a arriesgar, a no dar nada ni, especialmente, nadie por perdido".
Es el Señor de las sorpresas, "porque rompe los encierros paralizantes devolviendo la audacia capaz de superar la sospecha, la desconfianza y el temor que se esconden detrás del ?siempre se hizo así?", destacó Francisco. Y subrayó que Dios sorprende "llama e invita a lanzar mar adentro en la historia no solamente las redes, sino a nosotros mismos y a mirar la vida, a mirar a los demás e incluso a nosotros mismos con sus mismos ojos".
Dios ama
Y porque Dios llama y Dios sorprende, la tercera certeza que planteó el papa es que Dios nos ama: "Su lenguaje es el amor. Por eso pide a Pedro y nos pide a nosotros que sintonicemos con su mismo lenguaje: ?¿Me amas??. Pedro acoge la invitación y, después de tanto tiempo pasado con Jesús, comprende que amar quiere decir dejar de estar en el centro. Ahora ya no comienza desde sí mismo, sino desde Jesús: ?Tú conoces todo?, responde".
De este modo, el Papa invitó a tomar la actitud de Pedro, quien "se reconoce frágil, comprende que no puede seguir adelante sólo con sus fuerzas. Y se funda en el Señor, en la fuerza de su amor, hasta el extremo. Esta es nuestra fuerza, que cada día estamos invitados a renovar: el Señor nos ama". Asimismo, Francisco indicó que "ser cristiano es una invitación a confiar que el amor de Dios es más grande que toda limitación o pecado".
Al concluir, el Pontífice recalcó que el milagro de Dios se trata de "dejarnos guiar por su amor" para que él haga "de nuestras vidas obras de arte". "Hoy estamos invitados a mirar y descubrir lo que el Señor hizo en el pasado para lanzarnos con Él hacia el futuro sabiendo que, en el acierto o en el error, siempre volverá a llamarnos para invitarnos a tirar las redes", y deseó a la comunidad local lo mismo que expresó en su reciente exhortación apostólica Cristo vive:
"Una Iglesia joven, una persona joven, no por edad sino por la fuerza del Espíritu, nos invita a testimoniar el amor de Cristo, un amor que apremia y que nos lleva a ser luchadores por el bien común, servidores de los pobres, protagonistas de la revolución de la caridad y del servicio, capaces de resistir las patologías del individualismo consumista y superficial. Enamorados de Cristo, testigos vivos del Evangelio en cada rincón de esta ciudad".+