UCA: Entre 4.700.000 y 7.500.000 niños y adolescentes argentinos son pobres

  • 30 de abril, 2019
  • Buenos Aires (AICA)
Entre 4.700.000 y 7.500.000 niños y adolescentes argentinos son pobres, según el último informe "Pobreza, derechos e infancias en la Argentina (2010-2018)" elaborado por el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA UCA). Representa entre el 41,2% y el 63,4% de los 11,8 millones de menores de 17 años.
El Barómetro de la Deuda Social de la Infancia, del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA UCA), presenta el documento "Pobreza, derechos e infancias en la Argentina (2010-2018)". El informe, se explica, incluye medidas monetarias y multidimensionales de la pobreza infantil en su evolución 2010-2018, procurando ofrecer mejores definiciones de los problemas que afectan a las infancias en el país e identificar los principales factores asociados a dichas injustas carencias. Para definir la pobreza multidimensional en el ejercicio de derechos de la infancia se consideran seis dimensiones: Derecho a la alimentación, Derecho al saneamiento, Derecho a una vivienda digna, Derecho a la atención de la Salud, Derecho a la estimulación temprana (0-3 años) / Educación (4-17 años), y Derecho a la información. Según las estimaciones para 2018, el 63,4% de los niños/as y adolescentes estaba privado en el ejercicio de al menos un derecho y 51,7% vivía en hogares pobres en términos monetarios. Un 41,2% de la infancia era doblemente pobre (en el ejercicio de derecho y por pobreza monetaria). Esta doble carencia se incrementó entre 2017 y 2018 en 4,1 puntos porcentuales. Cuando se analiza la propensión a la pobreza multidimensional, se advierte que dentro del 63,4% de chicos/as que no logran ejercer plenamente al menos uno de los derechos considerados, un 18,9% no logra hacerlo en niveles humanamente inaceptables. El análisis de la composición de la pobreza multidimensional permite advertir que el 22,9% de los niños/as tienen carencias en el espacio de la vivienda, 19,1% en el acceso a la información, 18,5% en los servicios de saneamiento básicos (agua e inodoro con descarga), 17,4% en el acceso a la atención de la salud, 13,4% en la estimulación en los primeros años de vida y en la educación luego, y 8,7% en el acceso a la alimentación. En la evolución 2010-2018, se advierten progresos importantes, se pasó de un 68,3% a un 63,4% de niños/as privados en el ejercicio de al menos un derecho. En el nivel de privación más severo se pasó de 30,5% a un 18,9%. Y en el último período, 2015-2018 se advierte estabilidad en la incidencia total y una leve merma en el déficit severo. Sin dudas, lo relevante es que la mayoría de las infancias continúan experimentando privaciones inaceptables en múltiples dimensiones del desarrollo. Los mayores logros en el ejercicio de derechos se observan en la dimensión del saneamiento y acceso a la información. Entre 2010 y 2018, las privaciones cayeron 7,1 (30,8% al 23,7%) y 10,1 p.p. (34,6% al 24,5%) respectivamente. Otros avances fueron algo menores pero significativos en la dimensión de la estimulación y educación de 3,7 puntos porcentuales (20,9% al 17,2%). Se destaca el avance en el espacio de la vivienda del último período 2015-2018 con una merma de las carencias de 3,7 puntos porcentuales, y el retroceso en el espacio de la alimentación en 1,4 p.p. dado por la actual coyuntura económica. En el caso del espacio de la vivienda superar las carencias más graves no significó dejar de vivir en condiciones habitacionales inadecuadas. Desde el punto de vista etario, los adolescentes son los más expuestos a experimentar alguna carencia en el espacio multidimensional de los derechos (73,5%, frente a 60,8% entre los de 4 a 12 y 62,2% entre los de 0 a 3 años). Los niños/as que viven en hogares de clima educativo bajo (padres que no completaron la escuela secundaria) tienen casi 3 veces más chances de tener al menos una privación que sus pares de hogares de clima educativo medio-alto (cuyos padres tienen nivel universitario incompleto o más). Los niños/as que viven con uno solo de sus padres están más expuestos a experimentar privaciones que aquellos que viven con ambos padres (70,9% frente a 62,3%). Un niño/a del estrato trabajador marginal tiene 4 veces más chances de tener una privación que las que experimenta un niño/a del estrato medio profesional (84,9% frente a 22%). Los niños/as cubiertos por AUH tienen más propensión a tener privaciones que los que no reciben (78,2% frente a 57,3%), pero ello se relaciona con el tipo de focalización que tiene la transferencia en poblaciones económicamente vulnerables. Los niños/as que viven en espacios urbanos informales, como villas o asentamientos, tienen chances más elevadas de experimentar privaciones que sus pares de barrios con trazado urbano. Dentro de la Ciudad de Buenos Aires sólo 30,2% de los niños/as tienen al menos una privación, tal proporción asciende a 74,8% en el Conurbano Bonaerense y a 61,4% en las grandes áreas metropolitanas del interior. El estudio completo en http://wadmin.uca.edu.ar/public/ckeditor/Observatorio%20Deuda%20Social/Documentos/2019/2019-BDSI-DOCUMENTO-INVESTIGACION-POBREZA-INFANCIA-BOLETIN-1.pdf.+