Francisco: El sacramento de la Reconciliación es un verdadero camino de santificación
- 29 de marzo, 2019
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Ciudad del Vaticano
El papa Francisco recibió esta mañana en audiencia a los participantes del XXX Curso sobre Foro Interno promovido por el Tribunal de la Penitenciaría Apostólica, que comenzó el 25 de marzo y culmina hoy en el Palacio de la Cancillería, Roma. En su discurso, exhortó a los presentes a "escuchar siempre con gran generosidad las confesiones de los fieles" y a "recorrer con ellos el camino de la santificación que es el sacramento".
El papa Francisco recibió esta mañana en audiencia a los participantes del XXX Curso sobre Foro Interno promovido por el Tribunal de la Penitenciaría Apostólica, que comenzó el 25 de marzo y culmina hoy en el Palacio de la Cancillería, Roma.
Para empezar, se refirió al término "foro interno", y advirtió que "en algunos grupos de la Iglesia, los encargados, los superiores, -digamos así- mezclan las dos cosas y sacan del foro interno cosas para las decisiones externas y viceversa. Por favor, ¡esto es un pecado! Es un pecado contra la dignidad de la persona que se fía del sacerdote, que pone de manifiesto su realidad para pedir perdón, y luego esto se utiliza para arreglar las cosas".
Tras la aclaración, saludó a al cardenal Mauro Piacenza, Penitenciario Mayor, y a toda la familia de la Penitenciaría Apostólica.
"La importancia del ?ministerio de misericordia? justifica, requiere y casi siempre nos impone una formación adecuada, para que el encuentro con los fieles que piden el perdón de Dios sea siempre un verdadero encuentro de salvación, en el cual el abrazo del Señor se perciba en toda su fuerza, capaz de cambiar, convertir, sanar y perdonar", expresó Francisco.
"Treinta años de experiencia de vuestro Curso sobre el Foro Interno sacramental no son muchos en comparación con la larga historia de la Iglesia y la antigüedad de la Penitenciaría Apostólica, que es el Tribunal más antiguo al servicio del Papa: ¡un tribunal de la misericordia! Y me gusta mucho que sea así", afirmó.
"Sin embargo, treinta años, en esta época nuestra, que corre con tanta velocidad, es un tiempo suficientemente largo para poder hacer reflexiones y balances", reconoció, destacando el número de participantes de este año, más de setecientos, lo que "indica cuán aguda es la necesidad de formación y seguridad, con respecto a materias tan importantes para la vida de la Iglesia y el cumplimiento de la misión que el Señor Jesús le encomendó".
"Si muchos sostienen que la Confesión, y con ella el sentido del pecado, están en crisis, y no podemos dejar de reconocer una cierta dificultad del hombre contemporáneo al respecto, esta numerosa participación de sacerdotes, recién ordenados y a punto de serlo, testimonia el interés permanente en trabajar juntos para enfrentar y superar la crisis, ante todo con las ?armas de la fe?, y ofreciendo un servicio cada vez más calificado y capaz de manifestar realmente la belleza de la Misericordia divina", destacó el Pontífice.
"Jesús vino a salvarnos, revelándonos el rostro misericordioso de Dios y acercándonos a Él con su sacrificio de amor. De ahí que siempre debamos recordar que el Sacramento de la Reconciliación es un verdadero y propio camino de santificación; es la señal efectiva que Jesús dejó a la Iglesia para que la puerta de la casa del Padre estuviera siempre abierta y para que así fuera siempre posible el regreso de los hombres a Él", continuó.
En ese sentido, recordó que "la confesión sacramental es el camino de la santificación tanto para el penitente como para el confesor. Y ustedes, queridos jóvenes confesores, lo experimentarán pronto", anticipó.
"Para el penitente es claramente un camino de santificación", sostuvo, porque "la absolución sacramental, celebrada válidamente, restablece la inocencia bautismal, la comunión plena con Dios. Esa comunión que Dios nunca interrumpe con el hombre, pero de la que el hombre a veces escapa al usar mal el estupendo don de la libertad".
"El sacramento de la Penitencia es ?hermano? del Bautismo. Para nosotros, sacerdotes, el cuarto sacramento es camino de la santificación ante todo cuando, humildemente, como todos los pecadores, nos arrodillamos ante el confesor e imploramos para nosotros mismos la divina Misericordia", detalló. "Recordemos siempre ? y esto nos ayudará mucho- antes de ir al confesionario que primero somos pecadores perdonados y, solo después, ministros del perdón".
Por otra parte, señaló: "Como confesores, tenemos el privilegio de contemplar constantemente los ?milagros? de las conversiones. Siempre debemos reconocer la poderosa acción de la gracia, que es capaz de transformar el corazón de piedra en corazón de carne, de transformar a un pecador que huyó lejos en un hijo arrepentido que regresa a la casa de su padre".
"Por esa razón, la Penitenciaría, con este Curso en el Foro interno, ofrece un importante servicio eclesial, favoreciendo la formación necesaria para una celebración correcta y eficaz del sacramento de la Reconciliación, presupuesto indispensable para que sea fructuoso. Y esto porque cada Confesión es siempre un paso nuevo y definitivo hacia una santificación más perfecta; un abrazo tierno, lleno de misericordia, que contribuye a dilatar el Reino de Dios, Reino de amor, de verdad y de paz", añadió.
"La Reconciliación, en sí misma, es un bien que la sabiduría de la Iglesia ha salvaguardado siempre con toda su fuerza moral y jurídica con el sello sacramental. Aunque este hecho no sea siempre entendido por la mentalidad moderna, es indispensable para la santidad del sacramento y para la libertad de conciencia del penitente, que debe estar seguro, en cualquier momento, de que el coloquio sacramental permanecerá en el secreto del confesionario, entre su conciencia que se abre a la gracia y Dios, con la mediación necesaria del sacerdote. El sello sacramental es indispensable y ningún poder humano tiene jurisdicción, ni puede reclamarla, sobre él", explicó.
Finalmente, se dirigió a los jóvenes sacerdotes, futuros sacerdotes y penitenciarios, exhortándolos a "escuchar siempre con gran generosidad las confesiones de los fieles, -hace falta paciencia, pero siempre con el corazón abierto, con espíritu de padre- los exhorto a recorrer con ellos el camino de la santificación que es el sacramento, a contemplar los ?milagros? de la conversión que la gracia obra en el secreto del confesionario, milagros de los que solo ustedes y los ángeles serán testigos. Y que se santifiquen sobre todo ustedes, en el ejercicio humilde y fiel del ministerio de la Reconciliación", concluyó.+