Fiestas de Jesús Misericordioso y Caravana de la Divina Misericordia

  • 16 de abril, 2012
  • Buenos Aires (AICA)
Las arquidiócesis de Buenos Aires y Rosario, y la diócesis de Formosa, tuvieron ayer, domingo 15 abril, las celebraciones más importantes de la Divina Misericordia. En el santuario Nacional de Jesús Misericordioso, el cardenal Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, presidió la misa central, luego de la llegada de los peregrinos que integraron la 19ª Caravana Nacional de la Divina Misericordia, en la que se pidió "por un país en paz, trabajo para todos, y misericordia por los que sufren".
Las arquidiócesis de Buenos Aires y Rosario, y la diócesis de Formosa, tuvieron ayer, domingo 15 abril, las celebraciones más importantes de la Divina Misericordia. Juan Pablo II instauró la fiesta de la Divina Misericordia de acuerdo con las revelaciones de Santa María Faustina Kowalska. Se venera especialmente la imagen de Jesús Misericordioso, pintado según la descripción de la religiosa polaca; en ella, Jesús Resucitado aparece con rayos rojos y azules que representan la sangre y el agua que brotaron cuando su Corazón fue abierto con una lanza en la cruz. Buenos Aires "Jesús en Vos confiamos", fue el lema de la 19ª Caravana Nacional de la Divina Misericordia, que se realizó ayer, domingo 15 de abril, y durante la cual se pidió "por un país en paz, trabajo para todos, y misericordia por los que sufren". Organizada por los Apóstoles de la Divina Misericordia, salió a las 13 del templete situado en avenida Rivadavia y Tuyutí (Valentín Alsina), y llegó al santuario nacional de Jesús Misericordioso, en el barrio porteño de Villa Urquiza (Rivera y Miller), donde fueron recibidos por el presbítero Gustavo Gallino. Allí se rezó la Coronilla a la Divina Misericordia, y a las 15 partió la procesión por las calles del barrio, con el cuadro peregrino de Jesús Misericordioso, la reliquia de Santa Faustina y la Llama de la Misericordia. A las 19, el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Mario Bergoglio, presidió la misa central de la jornada. "El Domingo de la Misericordia es un acontecimiento de religiosidad popular donde nos reunimos los devotos de Jesús Misericordioso y de la Divina Misericordia para renovar nuestra fe y esperanza", explicó el párroco. Rosario Ayer, domingo 15 de abril, Día de la Divina Misericordia, el arzobispo de Rosario, monseñor José Luis Mollaghan, presidió una misa en la que también se recordó la visita apostólica del beato Juan Pablo II a la arquidiócesis, en 1987. En su homilía, el prelado señaló que "el hombre de hoy está invitado a creer, pero muchos se hacen la pregunta de Tomás, ¿cómo voy a creer si no veo? Por esto el Señor resucitado también nos habla a nosotros, y nos exhorta a creer, a percibir su presencia entre nosotros, y a no debilitar nuestra fe en Él". "La primera consecuencia de la Fe es la confianza, ya que creer en Dios es también confiar en Él. Este es el mensaje de la Divina Misericordia. Quien cree en su misericordia, reconoce que Dios es amor; quien confía en su misericordia se abandona en sus manos, y hace que este encuentro filial con Jesucristo sea el fundamento de nuestra confianza, y digamos: `Señor en vos confío´". Monseñor Mollaghan recordó que, si bien la Fe nos invita a creer en el misterio de Dios, como «Padre de la misericordia», también nos invita a "recurrir a esta fuente de la misericordia por medio de su Hijo; porque en Cristo y por Cristo, se hace particularmente visible su divina misericordia porque Él mismo, en cierto sentido, es la misericordia". "Esta misericordia ? dijo el arzobispo- se transforma es un refugio de amor para todos, especialmente para quienes tienen necesidad de ser perdonados, o se sienten más alejados de su amor. Este amor de Dios se manifiesta especialmente en el don de la vida humana, ya que sólo el amor da comienzo a la vida y se complace en ella; de allí que cuando rechazamos la vida humana, en cualquiera de sus formas, también rechazamos y nos oponemos a la misericordia y al amor". Como conclusión, el prelado pidió a la Santísima Virgen que "nos conceda a todos volver siempre a Jesucristo misericordioso, pidiéndole crecer en la fe, y multiplicar las obras de amor y de misericordia". Texto completo de la homilía. Formosa La parroquia de la Divina Misericordia, en Formosa, vivió ayer, domingo 15 de abril, la celebración de su fiesta patronal con una misa que fue presidida por el padre Salvador Gurrieri OFM y por el presbítero Raúl Méndez. Durante la celebración se bendijo una réplica de la imagen de Jesús Misericordioso que se encuentra en Cracovia, que acompañó a la Llama de la Misericordia en procesión hacia la catedral en el solemne Vía Lucis. Al llegar al templo se expuso la reliquia de Santa Faustina, recibida en 2011 y única en América del Sur. El padre Raúl Méndez señaló que ``la fiesta ha comenzado de un modo muy profundo, primero con la novena, y el sábado con el gesto del Vía Lucis, de llevar la imagen de Jesús en procesión y con mucha devoción. Esto muestra la sed que hay de esta paz, que trae Jesús, es esa paz que trae a los corazones y a nuestros hogares". "Santa Faustina nos invita a vivir esta paz ejerciendo la caridad y las obras de misericordia", manifestó. +