"El pesebre nos ayuda a convertirnos. Nos permite comprender aquello que necesitamos para ser amigos de Dios. Ante el pesebre descubrimos que para ingresar al camino que nos conduce a Dios debemos hacernos pequeños, y que la humildad es generadora de esperanza, en una sociedad excesivamente cargada de soberbia", aseguró el obispo de Posadas, monseñor Juan Rubén Martínez.
El obispo de Posadas, monseñor Juan Rubén Martínez, lamentó que muchos vacíen la Navidad de su contenido central al olvidarse del nacimiento de Jesús, pero valoró también la gran religiosidad de la gente, en su mayoría cristiana.
"La Navidad es un tiempo oportuno para colocar a Jesucristo, el Señor en el centro de nuestras vidas y madurar la fe. En las capillas se multiplican los pesebres y las misas navideñas. La fe necesita ser compartida, y requiere nuestro compromiso y búsqueda de comunión con otros hermanos que están en el mismo camino", indicó en su columna semanal.
"El pesebre nos ayuda a convertirnos. Nos permite comprender aquello que necesitamos para ser amigos de Dios. Ante el pesebre descubrimos que para ingresar al camino que nos conduce a Dios debemos hacernos pequeños, y que la humildad es generadora de esperanza, en una sociedad excesivamente cargada de soberbia", advirtió.
El prelado destacó que "orando ante el pesebre comprendemos más profundamente la bienaventuranza: ?Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los cielos?", afirmó en su carta semanal.
"Una de las dificultades para recuperar la centralidad de Jesucristo, es el creciente subjetivismo e individualismo de la fe. Cuando nos pasa esto es porque fuimos acomodando la fe a nuestro parecer, afectos y criterios", indicó, y añadió: "Es una tendencia muy fuerte el adecuar la Palabra de Dios a lo que nos parece, porque su propuesta es exigente, pero siempre es el camino que nos lleva a la verdadera felicidad".
Monseñor Martínez expresó su cercanía con "los que padecen alguna forma de sufrimiento, a los que están presos, a los que padecen alguna enfermedad, o a aquellos que en la Nochebuena estarán en alguna sala de hospital, a los que están solos, a los que tienen poco para comer", y les recordó: "El Señor los considera sus privilegiados y a ellos especialmente los invita a su mesa. Nosotros como cristianos también los queremos tener presentes en nuestro corazón y nuestra oración".+
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