La Cruz será el trono real de Cristo: desde la cruz con sus brazos extendidos abraza a todos los hombres, los libera, los protege, los asume y los gobierna con su amor. Así, y solo así, reina el Señor sobre nosotros, que somos atraídos y vencidos por su amor salvador", expresó el obispo de Puerto Iguazú, Mons. Martorell, al reflexionar sobre la solemnidad de Cristo Rey celebrada el pasado domingo.
La Cruz será el trono real de Cristo: desde la cruz con sus brazos extendidos abraza a todos los hombres, los libera, los protege, los asume y los gobierna con su amor. Así, y solo así, reina el Señor sobre nosotros, que somos atraídos y vencidos por su amor salvador", expresó el obispo de Puerto Iguazú,
monseñor Marcelo Raúl Martorell, al reflexionar sobre la solemnidad de Cristo Rey celebrada el pasado domingo 25 de noviembre.
"En la festividad de Cristo Rey -señaló el prelado- la Iglesia Universal pone fin al año litúrgico, en el que hemos celebrado los misterios del Señor: su nacimiento en Navidad, su acción penitencial por la humanidad en la cuaresma, el triduo salvador de la humanidad en la semana santa, y finalmente el vértice donde se encuentra la figura del Salvador del mundo y Señor de todas las cosas".
Tras referirse a las dos lecturas apocalípticas leídas el domingo, la del profeta Daniel y la del Apocalipsis de San Juan, monseñor Martorell explicó que al fin de los tiempos "todo será juzgado por Él, ya que ha sido siempre el principio de toda la creación. El Verbo Encarnado es el que viene a salvar a los hombres del pecado y de la muerte eterna y constituido Señor de la vida, es quien al final vendrá a juzgar la vida". Entonces, "convertidos los seres de la tierra en súbditos de un reino de amor, en coherederos de su gloria, en hermanos partícipes de su realeza y de su señorío sobre todas las cosas, gozaremos para siempre de la eternidad de ese amor y de ese señorío".
El evangelista San Juan une el tema de la realeza de Cristo a su pasión. Jesús -quien siempre se alejó del tema de la realeza y huyó de quienes lo querían hacer rey- en la conversación con Pilato no elude el tema: "Tú lo dices, Yo soy Rey", aunque antes había declarado "mi reino no es de este mundo". La realeza de Cristo no está vinculada a la de este mundo, ni a la función política, ni al dominio temporal, sino que está en relación a un señorío espiritual que consiste en anunciar la salvación y llevar a los hombres al conocimiento y el amor de la Verdad suprema. "Para esto vine al mundo, para ser testigo de la verdad".
"Llama profundamente la atención -dice el prelado en la parte final de su comentario-, cómo en San Juan, el evangelista teólogo, el tema de la realeza del Señor está constantemente relacionado con el de la Cruz. La Cruz será el trono real de Cristo: desde la cruz con sus brazos extendidos, abraza a todos los hombres, los libera, los protege, los asume y los gobierna con su amor. Así, y solo así, reina el Señor sobre nosotros, que somos atraídos y vencidos por su amor salvador. Así la humanidad liberada del pecado sirve a la majestad de Dios, la glorifica y lo proclama en el Credo "Tu reino no tendrá fin".+