Tras el anuncio de la beatificación de monseñor Angelelli y los mártires riojanos, el obispo de Cruz del Eje, monseñor Ricardo Araya, presidirá una misa en el pueblo natal del padre Carlos de Dios Murias. Será el 1º de diciembre a las 20 en la parroquia Inmaculada Concepción, de San Carlos Minas.
El obispo de Cruz del Eje,
monseñor Ricardo Araya, presidirá una misa en el pueblo natal del padre Carlos de Dios Murias, en acción de gracias por la beatificación de los mártires riojanos monseñor Enrique Angelelli, padres Carlos de Dios Murias y Gabriel Longueville, y el laico Wenceslao Pedernera.
La celebración será el 1º de diciembre a las 20 en la parroquia Inmaculada Concepción, de San Carlos Minas, provincia de Córdoba. La diócesis de Cruz del Eje "agradecida por el testimonio de los santos, en particular del padre Carlos Murias, quiere vivir este acontecimiento y ruega por su cercana beatificación", expresaron. La ceremonia de beatificación será el 27 de abril de 2019 en La Rioja.
El padre Carlos de Dios Murias nació en San Carlos Minas (pueblo cabecera del Departamento Minas de la provincia de Córdoba) el 10 de octubre de 1945 y martirizado el 28 de Julio de 1976 en Chamical (La Rioja).
Fraile franciscano, fiel al estilo pastoral de monseñor Enrique Angelelli , obispo diocesano de La Rioja, quien acompañó en sus inicios vocacionales y en su vida religiosa y sacerdotal. Su madre era maestra en Villa Giardino y su padre político muy conocido en la zona rural del Departamento Minas. Conoció a monseñor Angelelli en Córdoba cuando cursaba el Liceo Militar, luego siguió la carrera de ingeniero civil y abandonó para ayudar a su padre en las tareas rurales.
Después de un tiempo regresó a la ciudad de Córdoba y comenzó a seguir los pasos de su asesor espiritual integrando la JOC (Juventud Obrera Católica). En 1972 fue ordenado sacerdote por monseñor Angelelli, admirando su estilo pastoral.
El 28 de julio de 1976, en tiempos de la dictadura militar, su cuerpo fue encontrado a metros de las vías del ferrocarril, a pocos kilómetros de Chamical, con signos de torturas y maniatado junto a su amigo y sacerdote, padre Gabriel Longueville.
En la homilía pronunciada en su sepelio, monseñor Angelelli expresaba: "¿Y en qué consiste para mí la última predicación? Es muy simple y muy difícil en la vida ser consecuente. Porque en la vida (Murias y Longueville) fueron consecuentes, tuvieron el privilegio y la elección de Dios de atestiguar, rubricar, lo que es ser cristiano, con su propia sangre.
¿Qué significa mártir o testigo, testigo de la Resurrección del Señor? Es testigo el que ha visto, el que ha tocado, el que ha oído, el que ha experimentado y el que ha sido elegido y además enviado para que vaya y les diga a todos: ¡El Señor ha resucitado!
Por eso, esta sangre es feliz, sangre mártir, derramada por el Evangelio, por el nombre del Señor, y para servirles y anunciarles la Buena Nueva de la paz, la Buena Nueva de la felicidad, según esto que hemos leído en Mateo. No es con otro contenido la pregunta, por eso es absurdo no comprender esto. Lo dice el Evangelio, no lo dice el obispo de La Rioja. Yo tengo el deber de anunciarlo, primero, que lo tengo que predicar a mí mismo y segundo a ustedes; y también cuando los insulten, los persigan, los calumnien por Su Nombre. ¡Siéntanse felices, porque ya están escritos sus nombres en el cielo! Como están escritos los nombres de Gabriel, de Carlos en el Libro de la Vida. Ellos fueron testigos, testigos del contenido de las Bienaventuranzas: «...felices los pobres, felices los mansos, felices los misericordiosos...»".+