El Papa presidió la misa de apertura del Sínodo de los jóvenes

  • 3 de octubre, 2018
  • Ciudad del Vaticano
Con una misa solemne de apertura, celebrada hoy, 3 de octubre, en la Plaza de San Pedro, el Santo Padre dejó inaugurada la XV Asamblea del Sínodo de los obispos dedicada a los jóvenes. En su homilía el pontífice exhortó a los obispos a escuchar y acompañar a los jóvenes, recordando que ellos mismos lo fueron. Francisco se emocionó al mencionar la presencia "por primera vez" de dos obispos de China Continental, tras el acuerdo firmado con Pekín recientemente.
Con una misa solemne de apertura, celebrada hoy, 3 de octubre, en la Plaza de San Pedro, el Santo Padre dejó inaugurada la XV Asamblea del Sínodo de los obispos dedicada a los jóvenes. En su homilía el pontífice exhortó a los obispos a escuchar y acompañar a los jóvenes, recordando que ellos mismos lo fueron y les aseguró que "la Iglesia los mira con confianza y amor". El Papa pidió a los Padres Sinodales "trabajar para revertir las situaciones de precariedad, exclusión y violencia a las que están expuestos nuestros muchachos". "Nuestros jóvenes, fruto de muchas de las decisiones que se han tomado en el pasado, nos invitan a asumir junto a ellos el presente con mayor compromiso y luchar contra todas las formas que obstaculizan sus vidas para que se desarrollen con dignidad". Aseguró que los jóvenes "nos piden y reclaman una entrega creativa, una dinámica inteligente, entusiasta y esperanzadora, y que no los dejemos solos en manos de tantos mercaderes de muerte que oprimen sus vidas y oscurecen su visión". Toda la homilía del Papa se articuló en torno a la importancia de que los Padres Sinodales se dejen guiar por el Espíritu Santo para el éxito del Sínodo. Después de haber dado una cálida bienvenida a los dos obispos de China continental que por primera vez pueden participar en un Sínodo, el Papa espera que este nuevo encuentro eclesial pueda ser capaz de ensanchar horizontes, dilatar el corazón y transformar aquellas estructuras que hoy nos paralizan, nos separan y nos alejan de nuestros jóvenes, dejándolos a la intemperie y huérfanos de una comunidad de fe que los sostenga, de un horizonte de sentido y de vida "Hoy, por primera vez, están también aquí con nosotros dos hermanos obispos de China Continental. Démosles nuestra afectuosa bienvenida: gracias a su presencia, la comunión de todo el Episcopado con el Sucesor de Pedro es aún más visible" expresó Francisco. Seguidamente el Papa invocó al Espíritu Santo para que "nos dé la gracia de ser Padres sinodales ungidos con el don de los sueños y de la esperanza para que podamos, a su vez, ungir a nuestros jóvenes con el don de la profecía y la visión". "Que nos dé la gracia de ser memoria operante, viva, eficaz, que de generación en generación no se deja asfixiar ni aplastar por los profetas de calamidades y desventuras ni por nuestros propios límites, errores y pecados, sino que es capaz de encontrar espacios para encender el corazón y discernir los caminos del Espíritu". Recordó que "nuestros jóvenes serán capaces de profecía y de visión en la medida que nosotros, ya mayores o ancianos, seamos capaces de soñar y así contagiar y compartir esos sueños y esperanzas que anidan en el corazón". "Los jóvenes, dijo el pontífice, fruto de muchas de las decisiones tomadas en el pasado, nos llaman a asumir junto con ellos el presente con mayor compromiso y a luchar contra lo que de alguna manera impide que sus vidas se desarrollen con dignidad. Nos piden y reclaman una entrega creativa, una dinámica inteligente, entusiasta y esperanzadora, y que ?no los dejemos solos? en manos de tantos mercaderes de la muerte que oprimen sus vidas y oscurecen su visión. Pidió también permanecer durante todo el Sínodo en "escucha los unos de los otros para discernir juntos lo que el Señor le está pidiendo a su Iglesia. Y esto nos exige estar alertas y velar, para que no domine la lógica de autopreservación y autorreferencialidad que termina convirtiendo en importante lo superfluo y haciendo superfluo lo importante". El pontífice insistió en la importancia de la escucha para el éxito de los trabajos sinodales, una escucha "sincera, orante y con el menor número de prejuicios y presupuestos" que permita "entrar en comunión con las diferentes situaciones que vive el Pueblo de Dios". "Escuchar a Dios, hasta escuchar con Él el clamor del pueblo; escuchar al pueblo, hasta respirar en Él la voluntad a la que Dios nos llama", insistió. El Papa finalizó repitiendo las palabras del beato Pablo VI en el mensaje a los jóvenes del 8 de diciembre de 1965 con motivo de la clausura del Concilio Vaticano II, en el que exhortaba a "ensanchar" los corazones "a las dimensiones del mundo, "a escuchar la llamada de vuestros hermanos y a poner ardorosamente a su servicio sus energías". "Luchen contra todo egoísmo. Niéguense a dar libre curso a los instintos de violencia y de odio, que engendran las guerras y su cortejo de males", concluyó. La XV Asamblea del Sínodo reúne a 267 padres sinodales provenientes de los cinco continentes. Entre ellos, 181 fueron elegidos por sus respectivas conferencias episcopales y cuarenta nombrados por el Papa. Se trata del tercer Sínodo presidido por el papa argentino, el primero fue la III Asamblea General Extraordinaria y el segundo la XIV Asamblea General Ordinaria sobre el tema de la familia que concluyó con una exhortación apostólica, Amoris laetitia (La alegría del amor) firmada el 19 de marzo de 2016. Los trabajos sinodales, que comenzarán este mismo miércoles 3 de octubre por la tarde con el discurso de apertura que pronunciará el papa Francisco, se desarrollarán en tres unidades de trabajo bajo los epígrafes de "Reconocer: la Iglesia en escucha de la realidad", "Interpretar: fe y discernimiento vocacional", "Elegir: caminos de conversión pastoral y misionera".+ Texto completo de la homilía