Curas villeros: "La violencia institucional genera más inseguridad en nuestros barrios"

  • 1 de junio, 2018
  • Buenos Aires (AICA)
Los sacerdotes de las villas de emergencia de la capital y la provincia de Buenos Aires, junto con el obispo auxiliar y vicario para la pastoral en villas de Buenos Aires, monseñor Gustavo Carrara y el obispo auxiliar de Lomas de Zamora, monseñor Jorge García Cuerva, se pronunciaron sobre la violencia institucional. "Necesitamos presencia de las fuerzas, pero sin excesos", afirman, y reclaman: "No puede ser que los que deben cuidar a nuestra gente sean los mismos que los agreden, a veces con mucha violencia y llegando incluso al gatillo fácil".
Con el título "La violencia institucional genera más inseguridad en nuestros barrios", los sacerdotes de las villas de emergencia de la capital y la provincia de Buenos Aires, encabezados por el obispo auxiliar y vicario para la pastoral en villas de Buenos Aires, monseñor Gustavo Carrara y el obispo auxiliar de Lomas de Zamora, monseñor Jorge García Cuerva, advirtieron en un documento sobre los excesos de las fuerzas de seguridad en las villas y barrios carenciados. Tras haber denunciado durante años la ausencia del Estado en muchas villas y barrios carenciados, los sacerdotes advierten en su documento que hoy ven que en muchos casos la presencia de las fuerzas de seguridad "es insuficiente" y en otros "ineficaz y desordenada". En primer lugar, recuerdan que el concepto de seguridad es amplio y no sólo abarca "los daños físicos o el atentado contra las pertenencias propias y la propiedad privada". "Es inseguridad no tener vacante en las escuelas, no poder acceder a una atención de salud adecuada, no tener oportunidades laborales", señalan, y recuerdan que "detrás de cada chico o joven en la calle suele haber una madre o un padre desocupado". En ese sentido, "corresponde al Estado garantizar la seguridad en todos los aspectos", consideran, reconociendo "lo que le toca a la sociedad civil en general". Los "curas villeros" se refirieron puntualmente a "casos concretos de violencia institucional, algunos debidamente denunciados, y otros que tristemente no trascienden". Ante esta situación, advierten, "no ayuda cierta opinión pública que mide con la misma vara lo que hace un chico o joven castigado por la exclusión y el procedimiento de un trabajador de las fuerzas de seguridad, que representa al Estado. Hay casos de mucha violencia y represión en nuestros barrios". "Como en otros ámbitos, debe mejorar considerablemente esta presencia del Estado. Vemos bueno que las fuerzas de seguridad estén en nuestros barrios", reconocen, "pero creemos que se deben corregir los errores, no con parches pasajeros sino con profundidad. Debe haber un cambio en las actitudes y acciones agresivas, sean físicas o verbales", indican. "Pensamos que estos excesos responden a fallas en su formación pero también a cierto aire de ?habilitación e impunidad? que los lleva a obrar de esa manera", sostienen, y afirman que "en muchos casos se criminaliza a los jóvenes y más cuando son pobres". "En el supuesto caso de que algún joven tenga conductas atrevidas, el Estado no puede ponerse al mismo nivel. Debe actuar respetando siempre la sagrada dignidad de toda persona", insisten, y reclaman: "No puede ser que los que deben cuidar a nuestra gente sean los mismos que los agreden, a veces con mucha violencia y llegando incluso al gatillo fácil". Finalmente, apelan a las autoridades correspondientes y a la comunidad en general "para que cada uno ponga lo mejor de sí mismo para que se respete la dignidad de todos nuestros vecinos y para que se enmienden profundamente las deficiencias de la presencia del Estado y de la mirada de la sociedad con respecto a los barrios carenciados". "Intentando ampliar la mirada, afirmamos que la inequidad genera una violencia en la que no habría recursos policiales, militares o de inteligencia capaces de detener. El camino de salida es el amor fraterno que se rebela frente a la injusticia social y nos invita a todos ?especialmente a los que más oportunidades hemos tenido en la vida- a trabajar para que los más pobres, especialmente tantos niños y adolescentes, vivan con dignidad", concluyen. La carta está firmada por el obispo auxiliar y vicario para la pastoral en villas de Buenos Aires, monseñor Gustavo Carrara; el obispo auxiliar de Lomas de Zamora, monseñor Jorge García Cuerva, y los sacerdotes José María Di Paola, de Villa La Carcova, 13 de Julio y Villa Curita, diócesis de San Martín; Lorenzo de Vedia, Carlos Olivero, Gastón Colombres, de las villas 21-24 y Zavaleta, arquidiócesis de Buenos Aires; Juan Isasmendi, Eduardo Casabal, Ignacio Bagattini, de la Villa 1-11-14, arquidiócesis de Buenos Aires; Guillermo Torre, José Luis Lozzia, Marco Espínola, de la Villa 31, arquidiócesis de Buenos Aires; Domingo Rehin: Villa Lanzone, Villa Costa Esperanza, diócesis de San Martín; Basilicio Britez, de Villa Palito, diócesis de San Justo; Nicolás Angellotti, de Puerta de Hierro, San Petesburgo y 17 de Marzo, diócesis de San Justo; Sebastián Sury y Damián Reynoso, de Villa 15, arquidiócesis de Buenos Aires; Rodrigo Valdez, de Villa Playón de Chacarita, arquidiócesis de Buenos Aires. Completan la nómina de firmantes los sacerdotes Martín Carroza y Sebastián Risso, de Villa Cildañez, arquidiócesis de Buenos Aires; Pedro Baya Casal y Adrián Bennardis, de Villa 3 y barrio Ramón Carrillo; arquidiócesis de Buenos Aires; Joaquin Giangreco, de Villa Trujuy, diócesis Merlo-Moreno; Nibaldo Leal, de Villa Hidalgo, diócesis de San Martín; Antonio Mario Ghisaura, de Villa Tranquila; diócesis de Avellaneda- Lanús; Alejandro Seijo, de Villa Rodrigo Bueno, arquidiócesis de Buenos Aires; Andrés Tocalini, de Villa los Piletones, arquidiócesis de Buenos Aires; Dante Delia, de Barrio la Loma de Roca, diócesis de San Isidro; Franco Punturo, de Villa 20, arquidiócesis de Buenos Aires; Omar Mazza, de Villa Inta; arquidiócesis de Buenos Aires; Raul Gabrielli; peregrino itinerante de la Virgen de Lujan; Miguel Dedyn, vicario de la parroquia Nuestra Señora del Carmen, Benavidez, diócesis de San Isidro; Juan Manuel Ortiz, de Barrio San Fernando y barrio 25 de Mayo, San Fernando, diócesis de San Isidro. Además, Carlos Morena, Mario Romanín, Alejandro León y Juan Carlos Romanín, salesianos de Don Bosco; y las misioneras franciscanas Cecilia Lee y Bea Gmiltrowicz; de Villa Itatí, diócesis de Avellaneda-Lanús.+ » Texto completo de la carta