El Papa destacó el legado del Padre Pío: oración, pequeñez, sabiduría

  • 19 de marzo, 2018
  • San Giovanni Rotondo (Italia)
Al presidir la misa en la iglesia dedicada al santo, uno de los santuarios más visitados del mundo, el papa Francisco destacó que oración, pequeñez y sabiduría son los tres legados preciosos que dejó san Pío de Pietrelcina y advirtió sobre la cultura del descarte, esa que descarta a los niños, a los ancianos "porque no sirven" y en la que "Jesús es dejado de lado". Previamente se dirigió al santuario de Santa María de las Gracias, donde se detuvo a orar unos minutos ante el lugar donde se encuentra expuesto el cuerpo del fraile capuchino.
El papa Francisco presidió el 17 de marzo la misa en la iglesia de San Pío de Pietrelcina, en la localidad italiana de San Juan Rotondo, inaugurada en 2004 y uno de los santuarios más visitados del mundo. Previamente se dirigió al santuario de Santa María de las Gracias, donde saludó a los religiosos capuchinos y se detuvo a orar unos minutos ante el lugar donde se encuentra expuesto el cuerpo del santo. En la homilía de la misa, Francisco exhortó a pedir la gracia de cultivar el legado del Padre Pío: "Oración, pequeñez y sabiduría". En cuanto a la primera, el Papa destacó cómo "el Evangelio nos presenta a un Jesús que reza". "A Jesús la oración le surgía de forma espontánea", recordó, y añadió cómo "los discípulos descubrieron que la oración era importante, cuando un día le preguntaron: Señor, enséñanos a orar". "Si queremos imitar a Jesús, comencemos por donde Él comenzaba. Podemos preguntarnos: ¿los cristianos rezamos lo suficiente? Con frecuencia, en el momento de rezar, vienen a la mente tantas cosas urgentes", lamentó, y admitió que "a veces se deja de lado la oración, presos de un activismo que la hace incompleta". El pontífice subrayó que "Jesús, en el Evangelio, muestra también cómo se reza" y, tras señalar que "no comienza pidiendo cosas, sino diciendo: ´Te bendigo padre´". Y es que "no se conoce al Padre sin adorar", pidió: "Retomemos la oración de alabanza, un contacto personal, de tú a tú, con el Señor, el secreto para entrar en comunión con él". "Nuestras oraciones, ¿se parecen a la de Jesús o se reducen a llamadas de emergencia?", se preguntó. "¿Cuando no tenemos necesidad, qué hacemos? La oración es un gesto de amor, es estar con Dios, es una indispensable obra de misericordia espiritual". "Preguntémonos ¿yo rezo? Y cuando rezo, ¿sé alabar, sé adorar, sé poner mi vida y la de la gente delante de Dios?", completó. En segundo lugar, el Papa habló de la pequeñez, señalando cómo "Jesús ha revelado el misterio de Dios a los más pequeños", a los que "tienen necesidades grandes, que no son autosuficientes ni creen que se bastan por sí solos". Pequeños, prosiguió, "son aquellos que tienen el corazón humilde y abierto, pobre y necesitado, que tienen la necesidad de rezar, de dejarse acompañar". "Su corazón es como una antena que capta enseguida la señal de Dios", añadió. Porque "Dios busca el contacto con todos, pero quien se cree grande crea una enorme interferencia, y no llega la voluntad de Dios. Cuando se está lleno de uno mismo, no hay lugar para Dios". Es por esto que "Dios prefiere a los pequeños, y el camino para encontrarse es ´abajarse´, reconocerse necesitados", pues "el misterio de Jesucristo es un misterio de pequeñeces". "¿Sabemos encontrar a Dios allí donde Él está?", preguntó el Papa, recordando el sanatorio que había visitado con anterioridad. "En el enfermo se encuentra a Jesús, y en el cuidado amoroso de los que se inclinan sobre las heridas del prójimo está el camino para encontrar a Jesús. Quien cuida a los pequeños, se acerca a Dios, y vence a la cultura del descarte, que prefiere a los poderosos y considera inútiles a los pobres". "Esta opción es una profecía de vida contra los profetas de muerte de cada tiempo", advirtió el Papa. "También hoy la gente descarta: descarta a los niños, a los ancianos, porque no sirven". Y recordó la historia de los espartanos que le contaban en la escuela, aquella que relataba cómo "tiraban a los niños que no servían". "Hoy, nosotros hacemos lo mismo, con más crueldad. Aquello que no sirve, se descarta. Esa es la cultura del descarte: por eso Jesús fue dejado a un lado". En tercer lugar, Francisco se refirió a la sabiduría, al advertir que "no es sabio quien se muestra fuerte y responde al mal con el mal". "La única arma invencible es la caridad, potenciada por la fe, porque tiene la fuerza de desarmar el mal", aseguró. "San Pío combatió el mal durante toda su vida, y lo hizo con sabiduría, ofreciendo el dolor con amor, con la cruz", una tarea complicada. "Todos lo admiran, pero pocos hacen lo mismo. Muchos hablan bien, pero ¿cuántos lo imitan?". "Muchos están dispuestos a poner un ´me gusta´ sobre la vida de los grandes santos. Pero quién hace lo mismo. La vida cristiana no es un ´me gusta´, es un ´me doy´", concluyó, y recordó una de las frases claves del Evangelio, de la sabiduría de Jesús. "Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados. ¿Quién puede sentirse excluido de este ofrecimiento? ¿Quién no se siente cansado o agobiado?".+