Prefacio para la fiesta de santa María Magdalena

  • 18 de julio, 2017
  • Buenos Aires (AICA)
Desde el año 2016 la Iglesia elevó la celebración de santa María Magdalena a la categoría de "fiesta" en vez de "memoria" como era hasta entonces, e incluyó en la misa de ese día un prefacio propio. La Comisión Episcopal de Liturgia, que preside el obispo de Rafaela, Mons. Luis Fernández, dio a conocer la versión en español para la Argentina del prefacio para la misa de la fiesta de santa María Magdalena y señaló que ese prefacio puede usarse a partir del próximo 22 de julio, día en el que toda la Iglesia celebra la fiesta de la llamada "Apóstol de los Apóstoles".
Desde el año 2016 el 22 de junio se celebra a santa María Magdalena, ahora como "fiesta" en vez de "memoria", por lo que la Iglesia incluyó en la misa de ese día un "prefacio" propio. La Comisión Episcopal de Liturgia, que preside monseñor Luis Fernández, obispo de Rafaela, dio a conocer la versión en español para la Argentina de dicho prefacio para la misa de la fiesta de santa María Magdalena, "apóstol de los apóstoles". El Prefacio es la oración que concluye el ofertorio e introduce el canon de la Misa, que es donde se incluye la consagración. Se trata de una oración de acción de gracias y se reza todos los días del año. Con esta oración "la Iglesia da gracias al Padre, por Cristo, en el Espíritu Santo, por todas sus obras, por la creación, la redención y la santificación. Toda la asamblea se une entonces a la alabanza incesante que la Iglesia celestial, los ángeles y todos los santos cantan al Dios tres veces santo", según lo señala el Catecismo de la Iglesia Católica. La Comisión Episcopal de Liturgia señaló que dicho prefacio puede usarse ya a partir del próximo 22 de julio, día en el que toda la Iglesia celebra la fiesta de la llamada "Apóstol de los Apóstoles". El texto del nuevo prefacio es el siguiente: V/. El Señor esté con ustedes. R/. Y con tu espíritu. V/. Levantemos el corazón. R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor. V/. Demos gracias al Señor. R/. Es justo y necesario. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, glorificarte, Padre omnipotente, porque tu misericordia no es menor que tu poder por medio de Cristo, Señor nuestro. Él se apareció en el huerto a María Magdalena porque ella lo amó mientras vivía, lo vio morir en la cruz, lo buscó yacente en el sepulcro y fue la primera en adorarlo cuando resucitó de entre los muertos; así fue honrada con el oficio del apostolado entre los apóstoles para que ellos anunciaran la buena noticia de la vida nueva hasta los confines del mundo. Por eso nosotros, con los ángeles y todos los santos te alabamos llenos de gozo, cantando: Santo, Santo, Santo... La decisión de la Santa Sede El 3 de junio de 2016 la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, cuyo prefecto es el cardenal Robert Sarah, publicó el decreto Apostolorum apostola por el que fue elevada la "memoria" de santa María Magdalena que se celebra el 22 de julio, a la categoría de "fiesta" en el Calendario Romano General. El secretario del dicasterio, arzobispo Arthur Roche, envió la siguiente carta explicativa de la reforma: "Por expreso deseo del Santo Padre Francisco, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos ha publicado un nuevo decreto, con fecha 3 de junio de 2016, con el que la celebración de Santa María Magdalena, hasta ahora memoria obligatoria, es elevada al grado de fiesta. "Esta decisión se enmarca en el actual contexto eclesial que quiere reflexionar más profundamente sobre la dignidad de la mujer, la nueva evangelización y la grandeza del misterio de la misericordia divina. Fue san Juan Pablo II quien dedicó una gran atención no sólo a la importancia de las mujeres en la misión del mismo Cristo y de la Iglesia, sino también, y con especial subrayado, al papel de María de Magdala como la primera testigo que vio al Resucitado y la primera mensajera que anunció la resurrección del Señor a los apóstoles. "Esta importancia continúa hoy en la Iglesia -tal como revela el empeño actual de una nueva evangelización-, que quiere acoger a todos los hombres y mujeres de cualquier raza, pueblo, lengua y nación, sin distinción alguna, para anunciarles la buena noticia del Evangelio de Jesucristo, acompañarlos en su peregrinar terreno y ofrecerles las maravillas de la salvación de Dios. Santa María Magdalena es ejemplo de una verdadera y auténtica evangelizadora, es decir, de una evangelista que anuncia el gozoso mensaje central de la Pascua. "El Santo Padre Francisco tomó esta decisión precisamente en el contexto del Jubileo de la Misericordia para significar la relevancia de esta mujer que mostró un gran amor a Cristo y fue tan amada por Cristo, como afirman varios autores. Es cierto que la tradición eclesial en Occidente, sobre todo después de san Gregorio Magno, identifica en la misma persona a María de Magdala, la mujer que derramó el perfume en casa de Simón, el fariseo, y la hermana de Lázaro y Marta. Esta interpretación continuó e influyó en los autores eclesiásticos occidentales, en el arte cristiano y en los textos litúrgicos relativos a la Santa. Los Bolandistas expusieron ampliamente el problema de la identificación de las tres mujeres y prepararon el camino para la reforma litúrgica del Calendario Romano. Con la puesta en práctica de esta reforma, los textos del Misal Romano, de la Liturgia de las Horas y del Martirologio se refieren ya a María de Magdala. Lo que es cierto es que María Magdalena formó parte del grupo de discípulas de Jesús, lo acompañó a los pies de la cruz y, en el jardín donde se encontraba el sepulcro, fue la primera testigo de la divina misericordia. El Evangelio de Juan relata que María Magdalena lloraba, porque no había encontrado el cuerpo del Señor y Jesús tuvo misericordia de ella al darse a conocer como su Maestro y transformar sus lágrimas en gozo pascual. Aprovechando esta oportuna circunstancia, quisiera subrayar dos ideas inherentes a los textos bíblicos y litúrgicos de esta nueva fiesta, que pueden ayudarnos a captar mejor la importancia actual de esta santa mujer. Por un lado, tiene el honor de ser la primera testigo de la resurrección del Señor, la primera que ve el sepulcro vacío y la primera en escuchar la verdad de su resurrección. Cristo tiene una especial consideración y misericordia con esta mujer, que manifiesta su amor hacia Él, buscándolo en el huerto con angustia y sufrimiento, con "lacrimas humilitatis", como dice san Anselmo en la mencionada Oración. A este propósito, quisiera señalar el contraste entre las dos mujeres presentes en el jardín del paraíso y en el jardín de la resurrección. La primera, difundió muerte donde había vida; la segunda, anunció la Vida desde un sepulcro, lugar de muerte. Más aún, es precisamente en el jardín de la resurrección donde el Señor dice a María Magdalena "No me toques". Es una invitación dirigida no sólo a María, sino también a toda la Iglesia para entrar en una experiencia de fe que supera toda apropiación materialista y aprehensión humana del misterio divino. ¡Es un acontecimiento eclesial! ¡Una buena lección para todo discípulo de Jesucristo: no buscar las seguridades humanas y los títulos de este mundo, sino la fe en Cristo Vivo y Resucitado! Precisamente porque fue testigo ocular de Cristo Resucitado, fue también, por otro lado, la primera en dar testimonio de él ante los apóstoles. Cumple el mandado del Resucitado: "Anda, ve a mis hermanos y diles? María Magdalena fue y anunció a los discípulos: He visto al Señor y ha dicho esto" (Jn 20, 17-18). De este modo se convierte, como ya hemos indicado, en evangelista, es decir, en mensajera que anuncia la buena noticia de la resurrección del Señor; en apóstol de los apóstoles, porque anuncia a los apóstoles lo que a su vez anunciarán ellos por todo el mundo. Con razón utiliza el Doctor Angélico este término para aplicarlo a María Magdalena: ella es testigo de Cristo Resucitado y anuncia el mensaje de la Resurrección del Señor, como el resto de los Apóstoles. Por eso, es justo que la celebración litúrgica de esta mujer adquiera el mismo grado de fiesta dado a la celebración de los apóstoles en el Calendario Romano General y que se destaque la especial misión de esta mujer, que es ejemplo y modelo de toda mujer en la Iglesia. El decreto La Iglesia, tanto en Occidente como en Oriente, ha tenido siempre en gran consideración a Santa María Magdalena, la primera testigo y evangelista de la resurrección del Señor, y la ha celebrado de diversos modos. En la actualidad, cuando la Iglesia es llamada a reflexionar más profundamente sobre la dignidad de la mujer, la nueva Evangelización y la grandeza del misterio de la misericordia divina, ha parecido bien que el ejemplo de Santa María Magdalena fuera propuesto también a los fieles de un modo más adecuado. En efecto, esta mujer, conocida como la que ha amado a Cristo y que fue muy amada por Cristo; llamada por San Gregorio Magno "testigo de la divina misericordia" y por Santo Tomás de Aquino "la apóstol de los apóstoles", puede ser hoy propuesta a los fieles como paradigma del servicio de las mujeres en la Iglesia. Por eso, el Sumo Pontífice Francisco ha establecido que la celebración de Santa María Magdalena, de ahora en adelante, sea inscrita en el Calendario Romano General con el grado de fiesta en vez de memoria, como hasta ahora. El nuevo grado celebrativo no conlleva ninguna variación sobre el día, en el que se realiza dicha celebración, y sobre los textos del Misal y de la Liturgia de las Horas, es decir: a)permanece el mismo día dedicado a la celebración de Santa María Magdalena, tal como aparece en el Calendario Romano, es decir, el 22 de julio; b)los textos a usar en la Misa y en el Oficio Divino son los mismos que aparecen en el Misal y en la Liturgia de las Horas del día indicado, con la incorporación en el Misal del prefacio propio, anexo a este decreto. La Conferencia de los Obispos se encargará de traducir el texto del prefacio en la lengua vernácula, de modo que, previa aprobación de la Sede Apostólica, pueda ser usado y, a su debido tiempo, incorporado en la próxima impresión del propio Misal Romano. Donde Santa María Magdalena, según el derecho particular, es legítimamente celebrada en un día y con un grado diverso, también en el futuro se celebrará en el mismo día y con el mismo grado. Firman el prefecto del dicasterio, cardenal Robert Sarah, y el secretario, monseñor Arthur Roche.+