Mons. Lozano en la imposición del palio: "Comunión y misión son inseparables"

  • 8 de julio, 2017
  • San Juan
En una misa celebrada el viernes 7 de julio en la catedral de San Juan, le fue impuesto al arzobispo de San Juan de Cuyo, monseñor Jorge Lozano, el palio arzobispal que había sido entregado al prelado por el papa Francisco el 29 de junio, en el marco de la solemnidad de San Pedro y San Pablo celebrada en el Vaticano. La imposición estuvo a cargo del nuncio apostólico, monseñor Emil Paul Tscherrig.
El nuncio apostólico, monseñor Emil Paul Tscherrig, impuso el 7 de julio el palio al arzobispo de San Juan de Cuyo, monseñor Jorge Lozano, durante una celebración eucarística que tuvo lugar en la catedral sanjuanina. En su homilía, el recientemente asumido arzobispo de San Juan de Cuyo dio gracias a los presentes por los gestos de cariño y las oraciones por su ministerio. "La vocación a la santidad es universal y de eso cada uno es responsable", afirmó el prelado y recordó que los laicos son llamados "a la construcción del mundo según los valores del Reino, en la vida laboral, el estudio, la vida familiar, en la vocación política, social, sindical". Mencionó también la participación de los agentes pastorales que participan en la construcción de la comunidad cristiana por medio de la catequesis, la liturgia, la caridad, la misión. El arzobispo destacó también la labor de los diversos movimientos e instituciones laicales, los consagrados y consagradas, religiosos y religiosas "que desde sus carismas enriquecen y dinamizan la vida de la Iglesia". Asimismo, se refirió a los seminaristas y los jóvenes (varones y mujeres) que se preparan para consagrar la vida a Dios en el servicio a los hermanos; los diáconos "que nos muestran el rostro de Jesús servidor"; los presbíteros "con quienes nos unen lazos espirituales y sacramentales, junto a quienes comparto la misión evangelizadora en toda la provincia" y los obispos, "sucesores de los apóstoles, llamados por Jesús para estar con Él y ser enviados a predicar". Monseñor Lozano aseguró que "misión y comunión, comunión y misión, son inseparables" y advirtió que "lo que es diverso se une no por voluntarismo sino por la fuerza del Espíritu Santo. No somos socios de un club, una mutual solidaria o una ONG piadosa", señaló. "Como la harina se une con el agua para darnos el pan, así el Espíritu Santo nos une a todos", comparó el prelado, y agregó que "gracias a su acción la diversidad no deriva en dispersión estando cada uno en su mundo, sino unidos para la misión, cada cual aportando su carisma para el bien de la comunidad toda". "Una Iglesia triste es una comunidad envejecida espiritualmente, que vive con las puertas cerradas sin dejar salir ni entrar a nadie. Si la comunión es para mirarnos las caras, o decir que somos los puros que no se contaminan con los demás, nos ahogamos y terminamos mordiéndonos unos a otros. Nos convertimos en esterilidad aislada", consideró, y subrayó que "somos Iglesia en salida para compartir buenas noticias". Teniendo en cuenta lo expuesto por el papa Francisco en su exhortación Evangelii gaudium, reiteró que "un evangelizador no debería tener permanentemente cara de funeral", y animó a recobrar y acrecentar el fervor, "la dulce y confortadora alegría de evangelizar, incluso cuando hay que sembrar entre lágrimas". "Las diversidades son legítimas y buenas", aseguró monseñor Lozano, y recordó que "el obispo es principio de comunión fraterna para reunir a los diversos, para sumar a todos en la misma misión", por eso pidió que lo ayuden a plasmar esta vocación. "Nos están esperando. A veces compartiendo reuniones de trabajo alguien mira el reloj y dice ?me tengo que ir, me están esperando?. Ojalá podamos en cada comunidad darnos cuenta de que muchos aguardan nuestra cercanía fraterna, la alegría del Evangelio", concluyó. Monseñor Lozano, junto con otros 35 arzobispos nombrados en el último año, había recibido el palio de manos del papa Francisco, en el marco de la solemnidad de San Pedro y San Pablo celebrada en el Vaticano el 29 de junio. Participaron de la celebración el gobernador de San Juan, Sergio Uñac; legisladores nacionales y provinciales, representantes del poder judicial, intendentes departamentales, miembros de las Fuerzas Armadas y de Seguridad y demás funcionarios. También estuvieron presentes los obispos de la Región Cuyo, el arzobispo de La Serena, de Chile, monseñor René Rebolledo Salinas, representantes del Hogar de Cristo, familiares, amigos y demás fieles que se dieron cita en la catedral o asistieron desde sus hogares a través de la señal de canal 4.+ » Texto completo de la homilía