Mons. Marino presidió el tedeum por el 143º aniversario de la fundación de Mar del Plata

  • 11 de febrero, 2017
  • Mar del Plata (Buenos Aires)
El obispo de Mar del Plata, monseñor Antonio Marino, presidió la celebración del tedeum con motivo del 143º aniversario de la fundación de la ciudad y señaló que, a pesar de que Mar del Plata sea conocida como ?la ciudad feliz?, "basta recorrerla en su integridad para caer en la cuenta de la parcialidad o bipolaridad de esta afirmación".
El obispo de Mar del Plata, monseñor Antonio Marino, presidió la celebración del tedeum con motivo del 143º aniversario de la fundación de la ciudad. Se realizó en la mañana del viernes 10, en la capilla Santa Cecilia ?la iglesia más antigua de Mar del Plata, construida en 1873- ícono de la fundación En su homilía, monseñor Marino señaló que la celebración del aniversario fundacional "lleva a reflexionar sobre las bases o cimientos sobre las cuales descansa la obra fundada, en este caso la ciudad justamente famosa en el país y en el mundo". El obispo observó que "a Mar del Plata se la conoce como ?la ciudad feliz?, pero bastará recorrerla en su integridad para caer en la cuenta de la parcialidad o bipolaridad de esta afirmación". "Acudir a este templo implica que, en continuidad con sus orígenes, la sociedad sigue reconociendo en Dios, creador y redentor, la fuente mejor de inspiración y el fundamento más sólido para seguir construyendo una ciudad desde el anhelo de una mayor justicia social y motivada por los valores evangélicos del amor y la fraternidad". El prelado indicó que "nada debe temer la sociedad civil de esta dimensión religiosa del aniversario. Antes bien, mucho puede esperar como fruto de este homenaje al que es la ?fuente de toda razón y justicia? como sigue afirmando el preámbulo de nuestra constitución nacional". "La Iglesia católica ?continuó el obispo- por razón de su misión recibida de Cristo y de su competencia propia en la sociedad, nunca se confunde con la comunidad política. Es consciente del rol histórico que ha ejercido y de su deber intrínseco de ser signo y salvaguarda del carácter trascendente de la persona humana. Respeta y enseña a respetar, promueve y alienta a promover la libertad y la responsabilidad política de los ciudadanos". Y continuó: "La negación de cualquiera de estos valores y derechos implicaría una grave debilidad en los cimientos que sostienen el noble edificio de la sociedad". Finalmente, el prelado pidió al Señor, por la intercesión de la mártir santa Cecilia, que "se digne conceder hoy y siempre a todos los habitantes de esta bella ciudad, la abundancia de sus bendiciones". "Las imploramos sobre sus autoridades y sobre todos aquellos que ejercen cargos de relevancia en la vida pública", concluyó.+ » Texto completo de la homilía