Mons. Buenanueva llamó a ser una Iglesia peregrina, pobre y obediente

  • 30 de diciembre, 2016
  • San Francisco (Córdoba)
El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Buenanueva, celebró con el presbiterio una misa de acción de gracias por el año pastoral 2016, el jueves 29 de diciembre, en la catedral. En su homilía el prelado se refirió al pasaje del Evangelio que narra la presentación del Niño en el templo, y aseguró que ?así como entra Jesús en el templo, en los brazos de María y José, peregrino, pobre y obediente, "precisamente así es como llegamos nosotros al final de este año 2016". También llamó a contemplar "la experiencia de Dios y su misericordia".
El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Buenanueva, se reunió con el presbiterio diocesano para rezar una hora santa y celebrar una misa de acción de gracias por el año pastoral 2016, el jueves 29 de diciembre, en la catedral. En su homilía, el prelado llamó a contemplar "la experiencia de Dios y su misericordia", y explicó que "la palabra ?experiencia? encierra dos imágenes complementarias: la del camino y la de las pruebas (el peligro) que supone transitarlo". "Un hombre o mujer de experiencia es alguien que ha caminado mucho, llegando a saber lo duro y desafiante de caminar y, por eso, ha llegado a saber de la vida", afirmó y añadió: "Ese camino es la cifra de un aprendizaje nunca acabado del todo: aprender a conocer desde dentro la fidelidad de Dios". "Si hemos tenido que caminar en medio de las fragilidades humanas -propias y ajenas- ha sido para conocer más desde dentro el misterio de esa compasión que sostiene el mundo", aseguró. "Por eso, queridos amigos y hermanos, volviendo sobre nuestra experiencia de fe y los aprendizajes que esta nos ha deparado, bien podríamos preguntarnos, ante todo, qué ha quedado de verdadero y hondo de todo lo vivido, qué encuentros, qué palabras, qué sentimientos y emociones", expresó. Además, monseñor Buenanueva invitó: "Los animo -y me animo- a dar un paso más: ponernos en la presencia del Señor, invocar el don de su Espíritu para fecundar la aridez de nuestra tierra, y preguntarle a Él qué es lo que ha llegado a saber de nosotros y de nuestra fe; de las razones y motivos que nos mueven desde dentro; de las fuerzas que contienden en nuestro corazón con todos nuestros deseos, aspiraciones e ilusiones, pero también nuestras mezquindades, prejuicios e impurezas; hasta dónde ha podido calibrar nuestra fidelidad a Él, a su Evangelio". "Seguramente que de allí surgirá una oración serena, tal vez regada con abundantes lágrimas, pero auténtica por honda, verdadera y humana. El Señor no tiene miedo de nuestra verdad, de nuestros conflictos e impotencias. Solo quiere que las compartamos, abriéndonos en humildad y obediencia a la potencia de su Espíritu", aseveró. Y haciendo referencia al pasaje del Evangelio que narra la presentación del Niño en el templo recordó: "Jesús, en los brazos de María y José, entra en el templo peregrino, pobre y obediente". "¿No es precisamente así cómo llegamos también nosotros al final de este año 2016?", preguntó. "Si Él eligió el camino de la desnuda pobreza para traer la misericordia de Dios al mundo, ¿por qué nosotros no terminamos de convencernos de que es también el camino de sus discípulos, de su Iglesia? Una Iglesia peregrina, pobre y obediente. Llegamos como peregrinos de la vida, de la fe y del ministerio pastoral. Nuestra diócesis ha caminado mucho en este año. Nos damos ánimo, porque el camino sigue y no podemos detenernos. Nos espera la bienaventuranza", manifestó. Asimismo, agregó: "Llegamos también pobres: con las manos vacías, pero sabiendo que a Dios le gusta estar entre los pobres, vivir -mucho más que nosotros- la pobreza y servirse de medios pobres para salvar a los hombres. Aquí también tenemos un largo camino para recorrer como hermanos". "Llegamos obedientes: es decir, con el deseo de abrir nuestros oídos para escuchar su Palabra que nos dice la verdad, nos ilumina y nos salva incluso cuando desnuda nuestras mentiras", concluyó.+ *Ver imágenes de la celebración eucarística. *Texto completo de la homilía