Mons. Aguer: La Cuaresma y la voluntad de Dios

  • 19 de marzo, 2020
  • La Plata (Buenos Aires) (AICA)
Columna en el programa Claves para un Mundo Mejor del arzobispo emérito de La Plata, Mons. Héctor Aguer

En el programa Claves para un Mundo Mejor, que se emitió por el CANAL 9 de TV el sábado 14 de marzo, el arzobispo emérito de La Plata, monseñor Héctor Aguer, reflexionó sobre el tiempo de Cuaresma y cómo hacer cada vez mejor la voluntad de Dios en nuestras vidas.

“El sábado pasado -comenzó diciendo el prelado- hablamos de la Cuaresma, y hoy deseo continuar con ese tema porque sobre todo en este tiempo tenemos que preocuparnos por esto: ¿Cómo voy a hacer yo, cada vez mejor, la voluntad de Dios en mi vida? ¿Cómo conozco yo la voluntad de Dios sobre mi vida?”.

“Lo primero que debemos hacer -respondió-, es recordar los Mandamientos de la Ley de Dios. Esos Mandamientos que están ya en el Antiguo Testamento y que Jesús retoma en el Sermón de la Montaña para hacerlos más firmes y más exigentes”.

“Yo hice mi Primera Comunión a los 7 años y en aquella época la catequesis no era como ahora, larga y en varios años, sino que era muy sencilla y había que aprender de memoria 93 preguntas del Catecismo Único del Episcopado. También había que aprender las oraciones, por supuesto, y los Mandamientos de la Ley de Dios. Desde entonces los recuerdo muy bien: primero, amar a Dios sobre todas las cosas; segundo, no tomar su santo nombre en vano; tercero, santificar las fiestas; cuarto, honrar padre y madre; quinto, no matar; sexto, no fornicar; séptimo, no hurtar; octavo, no levantar falso testimonio ni mentir; noveno, no desear la mujer de tu prójimo; y décimo, no codiciar los bienes ajenos”.

“Me los acuerdo desde los 7 años. Pero les decía que Jesús, en el Sermón de la Montaña, retoma los Mandamientos y los hace más profundos, más exigentes. Por ejemplo, Jesús dice: “ustedes han oído que se les dijo a sus antepasados que no deben cometer adulterio, pero yo les digo que quien mira a una mujer con mal deseo ya cometió el adulterio en su corazón”. Jesús amplía los Mandamientos, los hace más profundos, que abarquen toda la vida, de modo que si uno quiere hacer la voluntad de Dios y se fija en los Mandamientos, no puede contentarse con una práctica digamos material de las cosas sino que tiene que darse cuenta de que cada uno de los Mandamientos, en realidad, está enfocando toda la vida, toda nuestra vida.

“Por eso la cuestión es: ¿Cómo haremos la voluntad de Dios? Sólo vamos a vivir en gracia de Dios y vamos a encaminarnos al cielo que es nuestra meta verdadera si, en efecto, queremos hacer la voluntad de Dios, si permanecemos en la voluntad de Dios. Si ustedes leen el Evangelio, sobre todo el Evangelio de San Juan, hay cosas preciosas que dice Jesús respecto de la voluntad del Padre y cómo el Hombre Jesucristo obedeció la voluntad del Padre y con qué devoción habla de ella”.

“Pues bien, la voluntad de Dios es la luz y la guía de nuestra existencia. Allí, en la lista de los Mandamientos, tenemos un encaminamiento para comprender qué es lo que quiere Dios de nosotros. Y Dios quiere nuestra santificación. El Apóstol San Pablo lo dice claramente: “la voluntad de Dios es la santificación de ustedes”. Uno puede preguntarse cómo voy a ser santo y sí, los cristianos, en la primera época, se llamaban los santos porque habían sido santificados por el Espíritu Santo en el Bautismo. Por supuesto que eso se pierde con el pecado, uno puede quedarse en la mediocridad. Pero la meta es la perfección. “Sean perfectos como es perfecto el Padre Celestial”, así nos dijo Jesús”.

Monseñor Aguer concluyó: “Creo y espero que esto les sirva para meditar cómo vamos viviendo nuestra Cuaresma".+