El Papa: La misericordia de Dios es el centro de la vida cristiana

  • 18 de marzo, 2020
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
Catequesis del Santo Padre en la audiencia general de los miércoles

“La misericordia de Dios, no es una dimensión entre otras, sino que es el centro de la vida cristiana: no hay cristianismo sin misericordia”, afirmó esta mañana el papa Francisco durante la audiencia general, nuevamente sin fieles, transmitida desde la biblioteca privada, en el Palacio Apostólico en la que el pontífice continuó con su ciclo de catequesis dedicado a las Bienaventuranzas, en esta ocasión el Papa reflexionó sobre la quinta: “Bienaventurados los misericordiosos, porque encontrarán misericordia”.

En su meditación, el Santo Padre recordó que desde su primer Ángelus como Papa (17 de marzo de 2013) “sintió” que tenía que dar el mensaje de la misericordia de Dios, un mensaje que debe ser cotidiano: la misericordia. Recuerdo que ese día también tuve la actitud algo “descarada” de recomendar un libro sobre la misericordia, que acababa de publicar el cardenal Kasper. Y ese día sentí la certeza de que este es el mensaje que debo dar, como Obispo de Roma: piedad, piedad, por favor, perdón”.

Observó que la quinta bienaventuranza tiene una peculiaridad: “Es la única en la que coinciden la causa y el fruto de la felicidad. Quienes ejerzan misericordia encontrarán misericordia, serán 'misericordiosos'“.

“Este tema de la reciprocidad del perdón, observé entonces, no solo está presente en esta dicha, sino que es recurrente. ¿Y cómo podría ser de otra manera? ¡La misericordia es el corazón de Dios! Jesús dice: «No juzgues y no serás juzgado; no condenes y no serás condenado; perdona y serás perdonado”. Siempre la misma reciprocidad. Y la Carta de Santiago dice que “la misericordia siempre tiene ventaja sobre el juicio”. Pero es sobre todo en el Padrenuestro que oramos: “Perdónanos nuestras faltas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.

“Si de hecho perdonas a otros sus pecados, tu Padre en el cielo también te perdonará a ti; pero si no perdonas a los demás, tampoco tu Padre perdonará tus pecados”, señaló el Papa.

“Hay dos cosas que no se pueden separar: el perdón dado y el perdón recibido. Pero muchas personas están en dificultades, no pueden perdonar. Tantas veces el mal recibido es tan grande que poder perdonar se parece a escalar una montaña muy alta. Un gran esfuerzo. Este hecho de reciprocidad de misericordia indica que necesitamos revertir la perspectiva. Pero no podemos hacerlo solos, se necesita la gracia de Dios. Si la quinta bienaventuranza promete encontrar misericordia y en el Padrenuestro pedimos la remisión de las faltas, ¡significa que somos esencialmente deudores y necesitamos encontrar misericordia! Todos estamos en deuda. Todos. A Dios, que es tan generoso, y a los hermanos. Toda persona sabe que él no es el padre o la madre que debería ser, el novio o la novia.

“Sabemos que incluso si no le hemos hecho mal, siempre falta algo del bien que deberíamos haber hecho. ¡Pero precisamente esta pobreza nuestra se convierte en la fuerza para perdonar! Estamos en deuda y si, como escuchamos al principio, seremos medidos por la medida con la que medimos a otros, entonces deberíamos ampliar la medida y perdonar las deudas, perdonar. Todos deben recordar que necesitan perdón y paciencia.

“Este es el secreto de la misericordia: al perdonar, uno es perdonado. Por lo tanto, Dios nos precede y nos perdona primero. Al recibir su perdón, a su vez nos volvemos capaces de perdonar. Así, la propia miseria y la falta de justicia se convierten en una oportunidad para abrirse al reino de los cielos, en mayor medida, la medida de Dios, que es la misericordia”.

“¿De dónde viene nuestra misericordia? Jesús nos dijo: “Sean misericordioso, como tu Padre es misericordioso”. Cuanto más aceptas el amor del Padre, más amas. La misericordia no es una dimensión entre otras, pero es el centro de la vida cristiana: no hay cristianismo sin misericordia. Si todo nuestro cristianismo no nos lleva a la misericordia, hemos tomado el camino equivocado, porque la misericordia es el único objetivo verdadero de cada camino espiritual. Es uno de los frutos más bellos de la caridad. Recuerdo que este tema estaba en el primer Ángelus que dije como papa”. “Ese día sentí que ese era el mensaje muy fuerte que tenía que dar”.

La misericordia de Dios es nuestra liberación y nuestra felicidad. Vivimos de la misericordia y no podemos darnos el lujo de estar sin la misericordia. Es el aire que respiramos. Somos demasiado pobres para poner condiciones, necesitamos perdonar, porque necesitamos ser perdonados. +