Mons. Frassia en Luján: "No hagamos fracasar la ternura y la misericordia de Dios"

  • 5 de septiembre, 2016
  • Luján (Buenos Aires)
Los fieles de la diócesis de Avellaneda-Lanús llegaron el sábado 3 de septiembre a la basílica de Luján con el lema "Cantamos con María la misericordia de Dios". Acompañaron la peregrinación anual sacerdotes de la diócesis y el obispo, monseñor Rubén Oscar Frassia, quien presidió la misa.
El pasado sábado 3 de septiembre, los fieles de la diócesis de Avellaneda-Lanús realizaron su peregrinación anual a la basílica de Nuestra Señora de Luján, con el lema "Cantamos con María la misericordia de Dios". En su homilía, monseñor Rubén Oscar Frassia aseguró que en el Año de la Misericordia "Dios quiere estar cerca y nos recibe con los brazos abiertos", y le pidió a la Virgen "que nos ayude, que nos enseñe, que nos acompañe y sobre todo que nos guíe para que junto a Ella podamos cantar la misericordia de Dios". Monseñor Frassia expresó que Dios "simple y profundamente nos ama, y ese amor de luz, ese amor de gracia, ese amor de amistad, transforma nuestra vida para que también nosotros andemos en la luz, en su amistad, en su ternura y en su amor". "La misericordia de Dios es capaz de transformarnos, de quitarnos nuestros pecados, de cambiar nuestra vida; y es muy claro que, en este Año de la Misericordia, podemos recibir con gozo y alegría la bendición del Señor", agregó. EL obispo pidió a Dios, por intercesión de la Virgen, "que vele por nuestra patria, que vele por el comportamiento de aquellos que tienen la intención, la sugerencia y a veces el poder de querer guiar a la Nación. Que trabajemos todos por el bien común y no herir a nuestra patria, a nuestra casa común." En su reflexión, se refirió también a la reciente beatificación de Mama Antula, a la canonización de la Madre Teresa de Calcuta y el próximo paso a la santidad del beato Cura Brochero como "hermosos consuelos para nuestra vida y nuestra alma", y afirmó que "ahora nos toca dar respuesta". "Las cosas no son mágicas ?aseguró? ¡Dios nos pide el corazón, nos pide la vida, nos pide la palabra, los gestos, las actitudes, el servicio y la disponibilidad!". Para finalizar, el prelado pidió a la Virgen su ayuda para alcanzar la plenitud de la misericordia; "una vida llena de Dios, pero una vida colmada y concretada en el servicio y en el trato a los demás; a aprender que, si somos hijos, tenemos que tratarnos entre nosotros como hermanos". "No hagamos fracasar el amor de Cristo en la cruz. No hagamos fracasar la ternura y la misericordia de Dios y no hagamos fracasar el canto de María que hoy nos enseña a cantar la misericordia de Dios", concluyó.+ Homilía completa.