Mons. Uriona destacó el diálogo de monseñor Angelelli con su pueblo

  • 30 de agosto, 2016
  • Río Cuarto (Córdoba)
El obispo de Villa de la Concepción del Río Cuarto, monseñor Adolfo Uriona FDP, destacó el diálogo que monseñor Enrique Angelelli supo mantener con su gente, en el marco de una charla-debate en la sede del Instituto Superior María Inmaculada, con motivo de cumplirse 40 años de la muerte del obispo de La Rioja que predicó "con un oído en el Evangelio y el otro en el pueblo". "Sí, la Iglesia de La Rioja, con su obispo a la cabeza, fue una Iglesia perseguida. Se la quiso silenciar y amedrentar con detenciones, denuncias y difamaciones periodísticas, hasta llegar al culmen de la muerte de tres sacerdotes, en esa violencia absurda que el mismo obispo había anticipado en los días precedentes a su asesinato", advirtió.
El obispo de Villa de la Concepción del Río Cuarto, monseñor Adolfo Uriona FDP, destacó el diálogo que monseñor Enrique Angelelli supo mantener con su gente, en el marco de una charla-debate en la sede del Instituto Superior María Inmaculada, con motivo de cumplirse 40 años de la muerte del obispo de La Rioja que predicó "con un oído en el Evangelio y el otro en el pueblo". Participaron de la charla, el secretario general de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), Federico Giuliani, y el historiador y biógrafo Vitín Baronetto, quienes se refirieron al recuerdo de la vida de monseñor Angelelli, a su etapa en Córdoba y al estado de la causa judicial. "Sensible al acompañamiento de los pobres, de los jóvenes, de los obreros, de las familias, monseñor Angelelli afrontó en su misión el anuncio integral del Evangelio y el cuidado sacerdotal de su pueblo, buscando dialogar con todos", subrayó el prelado. Tras afirmar que el pueblo conoce a su pastor gracias al diálogo que mantiene con él, destacó que monseñor Angelelli logró ese tipo de diálogo con su gente, que es esencial en la vida cristiana. "No fue un diálogo fácil, necesitó mucha audacia y coraje; ya sea por parte del obispo ya sea por parte del pueblo para escuchar y ser fieles al anuncio evangélico", reconoció, y aseguró que "para seguir auténticamente a Jesucristo hace falta mucha valentía, en particular a la hora del maltrato y del insulto", reconoció. "Hace falta aguante para sobrellevar sobre los hombros todas las dificultades de la predicación del Evangelio, todas las dificultades que presentan aquellos que quieren que les digan lo que les gusta, lo que ellos quieren que el Evangelio diga, no lo que dice el Evangelio", sostuvo. El obispo insistió en destacar que "el diálogo entre la Iglesia y su pastor tuvo esas dos actitudes: coraje para anunciar el Evangelio y aguante para sobrellevar las dificultades que esa predicación provoca". Asimismo, indicó que "evidentemente el anuncio del Evangelio provoca esas oposiciones, que se repiten siempre a lo largo de la historia, por parte de aquellos que no quieren escuchar la palabra de Cristo, provoca el cuestionamiento del que anuncia la palabra y que se implementan a través de los consabidos métodos de la desinformación, la difamación y la calumnia", y afirmó: "Es lo que sufrió monseñor Angelelli". "Hace unos años el Card. Bergoglio, contaba que la primera vez que estuvo en La Rioja fue el 13 de junio de 1973, el día de la pedrada al obispo, a los sacerdotes, a las religiosas, a los agentes de pastoral en Anillaco, un día oscuro que preludiaba el desenlace final. El 14 Monseñor Angelelli les dio un retiro espiritual a los jesuitas que habían ido a verlo y los introdujo en el discernimiento del Espíritu para discernir cuál era la voluntad de Dios. Bergoglio expresaba que ?fueron días inolvidables, días en que recibimos la sabiduría de un pastor que dialogaba con su pueblo y recibimos también las confidencias de las pedradas que recibía ese pueblo y ese pastor, simplemente por seguir el Evangelio. Me encontré con una Iglesia perseguida, entera, pueblo y pastor?", memoró. "Sí, la Iglesia de La Rioja, con su obispo a la cabeza, fue una Iglesia perseguida. Se la quiso silenciar y amedrentar con detenciones, denuncias y difamaciones periodísticas, hasta llegar al culmen de la muerte de tres sacerdotes, en esa violencia absurda que el mismo obispo había anticipado en los días precedentes a su asesinato", advirtió. Monseñor Uriona dijo que "a la hora de homenajear a monseñor Angelelli "siempre será importante rescatar el testimonio de su vida entregada hasta el martirio junto con la vigencia de sus enseñanzas" y consideró que "es menester traerlas al presente de nuestra historia cotidiana para que nos ayuden a discernir los nuevos signos de los tiempos que hoy se nos presentan y así dar una respuesta a los mismos desde el Evangelio". "Quisiera finalizar con unos versos, muy sencillos, que muestran hasta dónde había llegado el amor por su pueblo: Honduras de quebradas y silencio,/arenales sedientos y bravíos,/cardonales vigías en horizontes,/llenos de cerros escondidos.../así es el alma de mi pueblo./Promesante con la fe de peregrino/Caminante incansable de recuerdos,/Alforja cargada de esperanzas,/Con el ritmo del ton ton de las cajas.../Así es el alma de mi pueblo", concluyó.+ Texto completo de las palabras de Mons. Uriona