Santo Tomé hacia una Iglesia mariana y profética

  • 4 de marzo, 2020
  • Santo Tomé (Corrientes) (AICA)
Más de 180 agentes de pastoral, sacerdotes y consagrados de la diócesis de Santo Tomé, acompañados por el obispo, monseñor Gustavo Alejandro Montini, participaron del Encuentro Diocesano Galilea que tuvo lugar el sábado 29 de febrero en las instalaciones del instituto agrotécnico Víctor Navajas Centeno, de la localidad de Gobernador Virasoro.

Más de 180 representantes de parroquias, movimientos y áreas pastorales de la diócesis, junto con sacerdotes, consagrados de Santo Tomé participaron del Encuentro Diocesano Galilea que tuvo por lema: “Bautizados y enviados: hacia una Iglesia Mariana y Profética”, y se realizó el sábado 29 de febrero en las instalaciones del instituto agrotécnico Víctor Navajas Centeno, de la localidad de Gobernador Virasoro.

El obispo diocesano, monseñor Gustavo Alejandro Montini, presidió el encuentro que giró en torno a un desafío pastoral: “Poner la vida diocesana en estado de misión, en un comprometido camino de conversión pastoral y misionera”. Asimismo, se destacó el año jubilar que atraviesa la diócesis, en ocasión de los 40 años de su creación.

Con espacios de animación, oración y formación, la Jornada fue presidida por la imagen de la Virgen del Valle, que está peregrinando la diócesis con motivo del Año Mariano Nacional. El ministerio de música estuvo a cargo de la parroquia Nuestra Señora de Itatí de Gobernador Virasoro.

Monseñor Enrique Eguía Seguí, obispo auxiliar de Buenos Aires y vicario pastoral de Buenos Aires, presentó la propuesta de una “Iglesia misionera, misericordiosa y sinodal”. Enfatizó sobre la necesidad de una “reforma de estructuras que exige la conversión pastoral”. El prelado recordó el sueño del papa Francisco para la Iglesia que “procurar que todas las pastorales se vuelvan más misioneras, que sean más expansivas y abiertas, que coloquen a los agentes pastorales en constante actitud de salida y favorezca así la respuesta positiva de quienes Jesús convoca a su amistad”.
 



A la luz del documento Misericordiae vultus, bula de convocación del Jubileo Extraordinario de la Misericordia del papa Francisco, monseñor Eguía Seguí enfatizó que la “Iglesia tiene la misión de anunciar la misericordia de Dios, corazón palpitante del Evangelio, que por su medio debe alcanzar la mente y el corazón de toda persona. Por tanto, donde la Iglesia esté presente, allí debe ser evidente la misericordia del Padre. En nuestras parroquias, en las comunidades, en las asociaciones y movimientos, en fin, dondequiera que haya cristianos, cualquiera debería poder encontrar un oasis de misericordia”.

Finalizó su disertación explicando cómo comprender la sinodalidad en el magisterio del Papa. “La palabra sínodo quiere decir ‘hacer juntos el camino’ ¿De qué camino se trata? El camino de Jesús. Jesús es el camino. Es una oportunidad de transitar, con más fuerza, el camino de Jesús. El sínodo es un proceso y un estilo de vida eclesial. La sinodalidad apunta a un estilo de ser Iglesia que debe impregnar nuestra misión evangelizadora. El estilo sinodal y este modo de ser Iglesia se hace visible en la vida cotidiana de las comunidades y va tocando el corazón de los agentes de pastoral”, indicó.

Por la tarde, se hizo entrega del subsidio pastoral 2020, elaborado por el Consejo Pastoral Diocesano. El presbítero Pedro Roberto García explicó el contenido, base del aporte de la Comisión Episcopal de Misiones para el Mes Misionero Extraordinario, que contiene un glosario con temas esenciales para la vida cristiana.

Como cierre del encuentro, monseñor Montini presidió la misa, que fue conelebrada por los sacerdotes presentes y en la que también asistieron los seminaristas y diáconos permanentes presentes. En su homilía, el prelado invitó a “pedir la gracia de conocer a Jesús, porque Él es el rostro humano de Dios. Es Cristo quien se nos acerca para hablarnos y para que nosotros lo anunciemos. Conocerlo nos lleva a vivir conforme a Él”.

El pastor diocesano hizo referencia a la alegría del encuentro: “Aquí estamos viviendo la gracia de estar reunidos en Galilea, haciendo experiencia de su presencia”. Luego mencionó las tentaciones, como las de Jesús, pero animó: “Tenemos la ayuda de la gracia Dios que nos da para que podamos sostenernos cuando somos tentados: la comunidad y la Palabra de Dios y los sacramentos. Es la comunidad la que nos saca del aislamiento. Nadie puede testimoniar la vida cristiana sino está en comunidad. La Eucaristía es ese signo”.

Al concluir, dijo: “Tenemos que darnos una mano, los uno a los otros, para crecer como comunidad diocesana de Santo Tomé. Nutrirnos de este banquete para buscar a tantísimos hermanos que tienen hambre y sed de Dios”.+