Mons. Martorell pidió a los cristianos "estar abiertos al perdón y la misericordia de Dios"

  • 16 de junio, 2016
  • Puerto Iguazú (Misiones) (AICA)
El obispo de Puerto Iguazú, monseñor Marcelo Raúl Martorell, reflexionó sobre el Evangelio del domingo 12 de junio, en el que Jesús cena con un fariseo y una mujer le lava los pies con sus lágrimas. "El perdón de los pecados es iniciativa del amor misericordioso de Dios y de la humilde disposición del pecador. Cuanto más motivos de amor hay en el arrepentimiento, tanto más abundante es el perdón de Dios", aseguró el obispo.
"La liturgia de este día nos introduce a la consideración de tres situaciones: el pecado del Rey David, la intromisión de la mujer pecadora en la casa del fariseo que había invitado a comer a Jesús, y el perdón de los pecados", explicó el prelado. "David había pecado gravemente: cegado por la pasión había hecho morir a Urías para apoderarse de su mujer? La culpa de David es grave. Sin embargo, reconoce su culpa y confiesa, humilde y sinceramente, su pecado: ?he pecado contra el Señor?", relató el obispo. "Dios perdona al pecador que reconoce su culpa y la misma misericordia de Dios le castiga para que no peque más", expresó. "El Evangelio nos da una luz nueva sobre los temas del perdón y la misericordia: el de la infinita salvación actuada inmediatamente por Dios. Él ya no envía a profetas a reprobar a los pecadores. Ha enviado a su Hijo para salvarlos y éste los va buscando por todas partes, en las casas y en las calles", aseguró. Luego, expresó: "La mujer, verdaderamente es una pecadora y ha cometido muchos pecados, pero se le perdonan por el gran amor demostrado en el gesto de bañar con lágrimas los pies del Señor, secarlos con sus cabellos, besarlos y perfumarlos con un ungüento". Por otro lado, Simón no ha cometido muchos pecados, "pero tiene cerrado el corazón al amor". "Simón está más abierto a la crítica y pronto a escandalizarse. Si Simón reconociese su culpa -sobre todo el querer sorprender al Salvador en culpa- quedaría perdonado y la misericordia de Dios se derramaría en él y lo llenaría de amor", afirmó. "El perdón de los pecados es iniciativa del amor misericordioso de Dios y de la humilde disposición del pecador. Cuanto más motivos de amor hay en el arrepentimiento, tanto más abundante es el perdón de Dios, hasta borrar no sólo la culpa sino incluso la pena", aseveró. Asimismo, "Jesús no impone una penitencia a la mujer pecadora por sus pecados y eso no sólo porque el amor de ella es grande, sino porque Él mismo la ha tomado sobre sí ofreciendo su vida por el pecado de la humanidad". Además, exhortó a los cristianos "a amar y estar abiertos al perdón y la misericordia de Dios". "Muchos cristianos estamos como parados sobre una loma de santidad creyendo que no tenemos pecado y nos sentimos con el derecho de criticar a todos. Muchas veces lo hacemos contra nuestra propia Iglesia y sus miembros, no teniendo en cuenta nuestra pertenencia a ella y nuestros propios defectos y pecados", advirtió. "Hay que tener cuidado con esta actitud, porque el amor y la misericordia de Dios se alejan de nosotros. Lo mismo con las críticas a nuestro prójimo y hermanos, sin mirar nuestra propia conciencia. Que María, Madre de la Iglesia, nos lleve con humildad a la búsqueda del perdón de Dios frente a nuestras propias miserias", concluyó.+ Texto completo de la homilía