Mons. Stanovnik aseguró que la realidad del país requiere de líderes virtuosos

  • 26 de mayo, 2016
  • Corrientes (AICA)
El arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik OFMCap, presidió el tedeum por el 25 de Mayo en la iglesia Nuestra Señora de la Merced, donde delante de las autoridades provinciales aseguró que la dura realidad económica del país requiere de líderes virtuosos, que "no se dejen sobornar por nada y por nadie", para que los buenos proyectos y estrategias "promuevan el bienestar ante todo de los más pobres y desvalidos". E insistió en reclamar que se priorice el trabajo en pos de los que más sufren, pero "teniendo siempre coherencia en la vida pública".
"La dura realidad económica, por la que está atravesando nuestro pueblo, exige que nadie deje de preguntarse cuál debe ser su contribución para aliviar el sufrimiento y la angustia de aquellos que han perdido el empleo, de los que cayeron en un empleo precarizado, o de aquellas personas que viven bajo la amenaza de quedarse sin trabajo. Preocupa saber que hacia fines de 2015, más de diez millones de trabajadores sufrían problemas de empleo", advirtió el arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik OFMCap, al presidir el tedeum por el 25 de Mayo en la iglesia Nuestra Señora de la Merced. "Ante esta realidad, que se ha agravado en los últimos meses, la Patria nos pide que nos cuidemos unos a otros, que aquellos que tienen más acrecienten su solidaridad con los que tienen menos, porque la paz social es un bien para todos y su ausencia afecta a todos por igual", reclamó. El prelado destacó la importancia de los liderazgos, más aún cuando se trata de una comunidad política, pero consideró que no hay que desconocer "las consecuencias que tiene un liderazgo, cuya acción esté orientada claramente al servicio del prójimo y al bien común, de otro cuyas intenciones están movidas por otros intereses. Y las intenciones están en el orden del ?corazón?". "Las graves consecuencias, que provoca un corazón humano que se corrompe, se pueden verificar dramáticamente en la primera sociedad que construyen el varón y la mujer al unirse en pareja y formar una familia. Cuando el corazón de los cónyuges se extravía, todo el grupo familiar se resiente. De modo análogo sucede con las personas que tienen responsabilidades en la vida pública", sostuvo. El arzobispo correntino recordó algunos valores propios de los auténticos líderes: "La integridad moral, la permanente disposición al diálogo, la capacidad de escucha, el compromiso concreto por el bien de todos, priorizando siempre a los que más sufren y a los pobres y, sobre todo, la coherencia de vida". "En el ámbito de la vida pública, y en el amplio quehacer de la vida política de un pueblo, se necesitan hombres y mujeres virtuosos, que comprendan que hablar de virtud significa afirmar que la elección del bien compromete todas las dimensiones de la persona, no es una cuestión ?cosmética?, un embellecimiento exterior, que no daría fruto: se trata de arrancar del corazón los deseos deshonestos y buscar el bien con sinceridad", precisó. "Para que los buenos proyectos y estrategias lleguen a buen término, es decir, que efectivamente promuevan el bienestar ante todo de los más pobres y desvalidos, y de todos, deben estar sostenidos por hombres y mujeres virtuosos, que no se dejan sobornar por nada y por nadie", agregó. Monseñor Stanovnik destacó que los argentinos "poseemos una maravillosa herencia de valores que se encarnó no solo en nuestros próceres más preclaros, sino en una multitud de hombres y mujeres que vivieron con rectitud y entrega sus vidas en su propia familia y en la sociedad" y consideró "providencial que en este año del Bicentenario dos hijos de nuestra tierra, la venerable María Antonia de Paz y Figueroa (1730-1779) y el beato José Gabriel del Rosario Brochero (1840-1914), sean proclamados por la Iglesia, beata y santo respectivamente". "Un hombre y una mujer que supieron atender las necesidades espirituales y materiales de sus paisanos, llevando una vida pobre y entregada hasta el final de sus días. Que su intercesión nos proteja a todos, pueblo y gobernantes, y su ejemplo nos estimule a una vida más virtuosa que, sin lugar a dudas, redundará en el bienestar de todos", concluyó.+ Texto completo de la homilía