Francisco salió a la plaza de San Pedro y confesó a 16 adolescentes

  • 23 de abril, 2016
  • Ciudad del Vaticano
En la mañana del sábado 23 de abril, fiesta de san Jorge, el papa Francisco comenzó el día de su santo patrono trasladándose a la plaza de San Pedro -para sorpresa de muchos-, para confesar a 16 jóvenes adolescentes que participan desde hoy y hasta el próximo lunes del Jubileo de los Adolescentes con motivo del Año de la Misericordia. Los más de 60.000 adolescentes, entre 13 y 15 años comenzaron la jornada con una peregrinación a la Puerta Santa de la basílica de San Pedro, desde el Castillo de Sant Angelo, atravesando la Via della Conciliazione para llegar a la Plaza de San Pedro.
En la mañana de este sábado 23 de abril, fiesta de san Jorge, el papa Francisco comenzó el día de su santo patrono trasladándose a la plaza de San Pedro -para sorpresa de muchos-, para confesar a 16 jóvenes adolescentes que participan desde hoy y hasta el próximo lunes del Jubileo de los Adolescentes con motivo del Año de la Misericordia. Los más de 60.000 adolescentes, entre 13 y 15 años comenzaron la jornada con una peregrinación a la Puerta Santa de la basílica de San Pedro, desde el Castillo de Sant Angelo, atravesando la Via della Conciliazione para llegar a la Plaza de San Pedro. La oficina de prensa de la Santa Sede informó que "el Papa escuchó las confesiones de 16 muchachos y muchachas, desde las 11.30 hasta las 12.45″. Las confesiones se realizaron de manera simple: los sacerdotes y los penitentes estaban sentados en sillas puestas una cerca de la otra a lo largo de la Columnata". El pontífice estuvo acompañado por el presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, monseñor Rino Fisichella. Las actividades del jubileo de los adolescentes continuo en el Estadio Olímpico de Roma, donde pudieron escuchar diversos testimonios y celebrar con música y otros espectáculos. El Papa Francisco les envío un video mensaje, donde les habló sobre las obras de misericordia corporales, y los invitó a vivir el perdón y olvidarnos del mal recibido. A continuación el texto completo, gracias a Radio Vaticano: Queridos chicos y chicas, ¡buenas tardes! Están reunidos aquí por un momento de fiesta y de alegría. No he podido ir, lo lamento. Así que he decidido saludarles con este video. Me hubiera gustado mucho poder ir al Estadio, pero no he podido? Les agradezco que hayan recibido la invitación de venir a celebrar el Jubileo, aquí en Roma. Esta mañana han transformado la Plaza de San Pedro en un grande confesionario y después han atravesado la Puerta Santa. No olviden que la Puerta indica el encuentro con Cristo, que nos introduce al amor del Padre y nos pide ser misericordiosos, como Él es misericordioso. Mañana, además, celebraremos juntos la Misa. Tenía que haber también un espacio para estar juntos con alegría y escuchar algunos testimonios importantes, que les pueden ayudar a crecer en la fe y en la vida. Sé que tienen un pañuelo con frases de las Obras de misericordia corporales: métanse en la cabeza estas obras, porque son el estilo de vida cristiana. Como saben las Obras de misericordia son gestos simples, que pertenecen a la vida de todos los días, permitiendo reconocer el Rostro de Jesús en el rostro de tantas personas. ¡También los jóvenes! También los jóvenes como ustedes, que tienen hambre, sed: que son prófugos o forasteros o enfermos y piden nuestra ayuda, nuestra amistad. Ser misericordiosos quiere decir también ser capaces de perdonar. Y esto no es fácil, ¿eh? Puede pasar que, a veces, en familia, en la escuela, en parroquia, en el gimnasio o en lugares de divertimiento, alguno nos haga un feo y nos sintamos ofendidos; o en algún momento de nerviosismo podemos ser nosotros quien ofendamos a otros. ¡No nos quedemos con el rencor o con el deseo de venganza! No sirve para nada: es como una carcoma que nos come el alma y no nos permite ser felices. ¡Perdonemos! Perdonemos y olvidemos el daño recibido, así podremos comprender la enseñanza de Jesús y ser sus discípulos y testigos de misericordia. Chicos, cuantas veces me ha pasado de tener que llamar por teléfono a los amigos y que no pueda ponerme en contacto con ellos porque no hay cobertura. Estoy seguro de que les ha pasado también a ustedes: que el teléfono móvil en algunos lugares no funciona... Bien, recuerde que si en su vida no está Jesús ¡es como si no hubiera cobertura! No se consigue hablar y nos cerramos en nosotros mismos. ¡Pongámonos siempre donde funciona! La familia, la parroquia, la escuela, porque de esta manera tendremos siempre alguna cosa que decir de bueno y de verdad. Ahora me despido de todos ustedes y les deseo que vivan con alegría este momento y les espero a todos mañana en la Plaza de San Pedro. ¡Ciao!+