La UCA advierte sobre el impacto de la pobreza en el desarrollo de la infancia

  • 4 de diciembre, 2015
  • Buenos Aires (AICA)
"Existen suficientes evidencias acerca del impacto estructural y muchas veces irreversible de la pobreza sobre el desarrollo humano y social de la infancia", advirtió la Universidad Católica Argentina (UCA) al presentar el último informe del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia de la Universidad Católica Argentina sobre "Pobreza infantil en las ciudades de la Argentina. Diferentes mediciones de la pobreza infantil y una propuesta de medición multidimensional desde un enfoque de derechos".
El Barómetro de la Deuda Social de la Infancia de la Universidad Católica Argentina (UCA), con el apoyo del Banco Industrial, presentó una nueva publicación sobre la pobreza multidimensional en la infancia. "Existen suficientes evidencias acerca del impacto estructural y muchas veces irreversible de la pobreza sobre el desarrollo humano y social de la infancia", advirtió. "Amplio es además el consenso en torno a que las múltiples carencias materiales, sociales y emocionales experimentadas en los primeros años de vida provocan consecuencias en el desarrollo físico y cognitivo de los niños/as, probablemente limitando su capacidad de apropiarse de los recursos necesarios para un mejor aprovechamiento de las estructuras de oportunidades vigentes en las sociedades y propiciando procesos de reproducción intergeneracional de la pobreza", agregó. Entre 2010 y 2014, la incidencia de la pobreza multidimensional en su nivel más severo pasó del 24,7% al 18,2% (una merma de 6,5 puntos porcentuales). No obstante, todavía en la Argentina 2,2 millones de niños sufren al menos una de las siguientes privaciones severa: tener hambre y no acceder a ayuda alimentaria directa, no tener acceso al agua de red y no contar con inodoro con descarga, vivir en situación de hacinamiento crítico y en una vivienda precaria en términos de los materiales de su construcción, no tener las vacunas que corresponden a su edad, no acceder a ninguna tecnología de la información, carecer de estímulos emocionales e intelectuales en la temprana infancia, no asistir a la escuela entre los 5 y 17 años. La situación afecta a una proporción mayor de la infancia cuando se consideran otros umbrales en el ejercicio de derechos. En efecto, se alcanza al 57,8% de la niñez y adolescencia cuando los chicos/as experimentan al menos una de las siguientes carencias sociales: padecen hambre pero acceden a la ayuda alimentaria directa, viven en situación de hacinamiento medio y/o en viviendas precarias en términos de su construcción, sin acceso a una atención preventiva de la salud y no cuentan con obra social, mutual o prepaga, carecen de una estimulación temprana suficiente, asisten a la escuela pero carecen de ofertas educativas, o cuando son adolescentes presentan sobre-edad y/o trabajan en tareas domésticas intensivas y/o económicas. A nivel de las privaciones severas, las mayores disminuciones de esas situaciones se observan en las dimensiones del acceso a la alimentación, vivienda, educación (entre 2010 y 2014 se estima una merma del déficit de 2,9; 2,8 y 1,8 puntos porcentuales respectivamente). En 2014, las carencias graves en estas dimensiones de derechos se estiman en 4,7%, 5,5%, y 3,3%, respectivamente. Mientras que el déficit en el campo del saneamiento disminuyó en tanto se pasó de no tener acceso al agua de red y no tener inodoro con descarga a tener al menos alguno de los dos. Sin embargo, en 2014, se estima que 20,6% de la infancia y adolescencia carece de inodoro con descarga o agua de red y 4,9% no cuenta con ninguno. Asimismo, cabe mencionar que apenas un 2% de los chicos/as no tiene en 2014 todas las vacunas correspondientes a su edad, pero se trepa a un 16% de déficit cuando se considera la población que no asistió a un control de su salud en el último año y que de modo adicional no cuenta con obra social, mutual o prepaga. Este déficit en la atención de la salud del niño/a experimentó un retroceso entre 2010 y 2014 de 3,3 puntos porcentuales. Por último, cabe mencionar que el déficit en la estimulación emocional e intelectual de los niños entre 0 y 4 años no experimentó cambios entre 2010 y 2014. Siendo el déficit en el campo de la estimulación de 4% en el nivel severo y del 18% a nivel del déficit total. Existen condiciones estructurales de la pobreza multidimensional: los niños/as en el estrato social trabajador marginal tienen 7 veces más chance que no poder ejercer plenamente sus derechos que pares en el estrato medio profesional, y a nivel de las privaciones más severas la brecha de desigualdad regresiva para los primeros se duplica. Los niños beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH) disminuyeron a nivel de la pobreza severa al pasar de 37,6% a 27,9% entre 2010 y 2014 (9,7 puntos porcentuales), mientras que a nivel de la pobreza total la merma fue de apenas 2,7 puntos. En 2014, el 46,4% de los niños beneficiarios de AUH estaba afectado en el ejercicio de sus derechos. El informe de la UCA puede leerse en forma completa en el link http://www.uca.edu.ar/uca/common/grupo68/files/2015-ODSA-Infancia-Boletin-3.pdf.+