Cumplieron sus primeros cien años las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad, una congregación fundada el 29 de junio de 1915, en Tortona, Italia, por San Luis Orione (Don Orione) con el fin específico de ejercer la caridad, consagrando especialmente la vida para llevar al conocimiento y al amor de Jesucristo y del Papa, a los pequeños hijos del pueblo y a los pobres más alejados de Dios y más abandonados, mediante la enseñanza de la doctrina cristiana y la práctica de las obras de misericordia.
Las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad cumplieron sus primeros cien años. Fue en la mañana del 29 de junio de 1915, en Tortona, una pequeña ciudad de la provincia de Alessandria, en el noroeste de Italia, en medio de la Primera Guerra Mundial, San Luis Orione (Don Orione) reunió el primer grupo de mujeres con las que formó una nueva familia religiosa que deseaba para sostener con la oración y en la actividad benéfica a los sacerdotes, religiosos y monjes de la Divina Providencia.
Las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad es una congregación religiosa que tiene como fin específico el ejercicio de la caridad hacia el prójimo, consagrando especialmente la vida para llevar al conocimiento y al amor de Jesucristo y del Papa, a los pequeños hijos del pueblo y a los pobres más alejados de Dios y más abandonados, mediante la enseñanza de la doctrina cristiana y la práctica de las obras de misericordia.
Quince años después de su fundación, el 22 de diciembre de 1930, llegaron las primeras religiosas orioninas a la Argentina donde hoy cuentan con 20 comunidades distribuidas en el país, sobre todo en la provincia de Buenos Aires y en el Chaco.
Su casa provincial está en la ciudad de Buenos Aires (Eugenio Garzón 3975), Teléfonos: (011) 4636-1959 / (011) 4671-7773; correo electrónico:
phmcdonorione@gmail.com.
Rama de las Sacramentinas Ciegas
Las monjas Sacramentinas Ciegas, una rama de las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad, también fundadas por San Luis Orione, cumplieron 88 años.
Don Orione sentía la exigencia de asegurar sus crecientes obras con el apoyo espiritual de almas orantes mientras le llegaban pedidos insistentes para, también, abrir las puertas de los monasterios a muchachas ciegas. Alguna ya había sido recibida entre las Hermanas y el 15 de agosto de 1927 reunió a las cuatro primeras, María Tascisia de la Encarnación, María Josefina de la Asunción, María Clara del Santísimo Sacramento y María Anunciación de la Santísima Trinidad y así nació el grupo de las Sacramentinas ciegas, dedicadas, al pie del tabernáculo, a una vida de inmolación, de adoración, de salmodia, en espíritu de pura y vivísima fe y de amor ardiente por la Iglesia, por el Papa, los sacerdotes, los atormentados, los alejados de Dios.
Significó una verdadera revolución en el contexto histórico de entonces. Don Orione hizo comprender que la catolicidad del carisma es acción de la Divina Providencia que lo había elegido como instrumento de esta nueva familia religiosa en la Iglesia.
Las Hermanas Sacramentinas Ciegas (Adoratrices no videntes) constituyen la rama de vida contemplativa de las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad, junto con las que viven.
Con la adoración y el sacrificio sostienen la acción apostólica de las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad, y de los Hijos de la Divina Providencia, fundados por San Luis Orione, y ofrecen a Dios la privación de la vista por los hermanos que no conocen todavía la verdad, a fin de que puedan llegar a Dios, luz del mundo.
Están presentes en Italia, Albania, Brasil, Chile, Kenia y la Argentina.
La fundación en la Argentina
La fundación del monasterio de las Sacramentinas ciegas en la Argentina se debe al padre Roque Tonoli, cuando en 1945 era superior de la comunidad orionita y párroco de Nuestra Señora de la Divina Providencia, en el barrio porteño de Pompeya. Joven sacerdote, atareado por las numerosas obras apostólicas que atraían a misa y a funciones de cine los domingos a la tarde a más de mil niños, el padre Tonoli acostumbraba rezar cada mes la Novena a la Virgen de la Medalla Milagrosa pidiendo que surgiera en la jurisdicción parroquial una casa de oración de monjes o monjas que suplieran, según decía, su insuficiencia y aseguraran la luz divina sobre el trabajo pastoral.
El domingo anterior al 27 de noviembre, a las tres de la tarde, recibe el llamado telefónico de una señorita que insistentemente pedía verlo para efectuarle una pregunta. A la hora atendió en medio del bullicio de los chicos, a una joven no vidente que le preguntó: ¿Don Orione no habrá pensado en jóvenes ciegas con deseo de consagrarse como religiosas?
El padre Tonoli quedó impresionado al recordar el pedido realizado en la Novena e interpretó que la Virgen la había hecho venir para iniciar con ella las religiosas Sacramentinas no videntes.
La joven se llamaba Yolanda Passerini, quien a los pocos días vino acompañada con una compañera, Micaela Montenegro, ambas del Colegio Santa Cecilia, de Villa Devoto.
Durante seis años cultivó con retiros espirituales y encuentros las seis vocaciones de jóvenes no videntes que surgieron. Con la visita canónica de la Superiora General de las Hermanas de Don Orione, se inició una etapa en la que se fueron superando los obstáculos que se presentaban, produciéndose numerosas anécdotas que son hoy testimonio de la gran fe y perseverancia de este sacerdote y sus dirigidas, quienes no cejaron hasta que en 1951 la autorización para la fundación fue dada por el Visitador Apostólico, Abad Manuel Caronti.
De Italia enviaron a la Argentina tres religiosas, que llegaron a Buenos Aires en diciembre de 1952. Las primeras jóvenes argentinas, según la voluntad de Don Orione en cada fundación, se llamaron María Fe y María Esperanza, agregándose un año después María Caridad.+