Diálogo, transparencia y una justicia efectiva reclama el Papa en Paraguay

  • 11 de julio, 2015
  • Asunción (Paraguay) (AICA)
El papa Francisco reclamó a las autoridades y a los líderes de la sociedad civil un mayor esfuerzo para entablar un diálogo constructivo, y volvió a denunciar la corrupción en el país, al tiempo que pidió una justicia "clara, nítida", con procesos ágiles. Frente al presidente y otras autoridades, dijo que la corrupción "es la gangrena de un pueblo" y llamó a decir: "¡Primero la patria, y luego mis negocios!".
En su encuentro con los constructores de la sociedad civil, el papa Francisco reclamó un mayor esfuerzo para entablar un diálogo constructivo, y volvió a denunciar la corrupción en el país, al tiempo que pidió una justicia "clara, nítida", con procesos ágiles. Francisco llegó al estadio León Condou, perteneciente al colegio San José, poco después de las 16. Allí lo esperaban el presidente de la nación, Horacio Cartes, y otras altas autoridades civiles. Luego del recibimiento de monseñor Adalberto Martínez Flores, obispo castrense y secretario general de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP), el Papa escuchó las inquietudes y problemas de seis referentes de distintas extracciones. Un joven de la Pastoral de Juventud del Paraguay le explicó al Papa que su país se caracteriza "por una enorme iniquidad social, instituciones débiles, alarmantes índices de pobreza, corrupción e iniquidad", lo que despertó aplausos entre el público. Más adelante habló un joven en guaraní, y una mujer campesina, que también habló enfervorecida. También tomó la palabra una empresaria, que le consultó al Papa sobre el mejor camino para tener un crecimiento con equidad- Diálogo social y amor a la Patria Francisco destacó el crecimiento y la diversidad de las organizaciones de la sociedad civil y exclamó: "Parece que Paraguay no está muerto, ¡gracias a Dios! Veo en ustedes la sana algarabía, y eso Dios lo bendice, porque Él está a favor de todo lo que ayude a levantar la vida de sus hijos". El Santo Padre aseguró que las diferencias entre los sectores de la sociedad paraguaya se deben solucionar dejando de lado las diferencias y buscando puntos de acuerdo sobre los cuales comprometerse y avanzar. "Esto es la cultura del encuentro", detalló. El Papa también propuso que el amor a la patria sea la base de esa unidad ante los diferentes intereses, pero siempre en diversidad. Observó que "todos son necesarios en la búsqueda del bien común", y consideró "un regalo" que las personas que hablaron "tengan la voluntad de buscar el bien por la Patria". En otro tramo de su prédica exclamó: "¡Primero la patria, y luego mis negocios!". A los jóvenes, Francisco les pidió discernir que la verdadera felicidad pasa "por hacer un país más fraterno", y les pidió distinguir que "felicidad y placer no son sinónimos". En un lenguaje futbolístico, les dijo: "No tengan miedo de dejar todo en la cancha. Jueguen limpio, jueguen con todo; no busquen el arreglo previo para evitar el cansancio o la lucha. ¡No coimeen al referí". También dijo que la justicia y la paz "son concretas, se hacen todos los días", y convocó a los jóvenes a "amasar", día a día, el futuro. En otro tramo de su exposición, Francisco reconoció que a veces le da "un poquito de alergia" escuchar "discursos grandilocuentes", pero que, conociendo a la persona, a veces le llevan a decir "¡Qué mentiroso que sos!". Nuevamente el estadio irrumpió en aplausos. El Pontífice criticó el "diálogo teatro", que es una puesta en escena de la verdadera conciliación. "¡El diálogo es en la mesa, es claro, y si no te comprometés a escuchar al otro, a ir ajustando y conversando, el diálogo no sirve, es una pinturita!", exclamó. "En el diálogo, no todo es un ballet; se da el conflicto y esto es lógico y esperable. No le tenemos que temer al conflicto, ni los tenemos que ignorar; somos invitados a asumir el conflicto. La unidad es superior al conflicto, y debemos procurar resolverlo con miras a buscar una unidad, que no es uniformidad", especificó. Los pobres, principal interés Francisco hizo un nuevo llamado a cuidar a los pobres y ponerlos en el centro de las preocupaciones. Ante esto, aclaró que "no sirve una mirada ideológica", porque "termina utilizando a los pobres con intereses políticos y personales". "Las ideologías terminal mal; las ideologías no asumen al pueblo, y si no, fíjense en qué terminaron las ideologías: en dictaduras que piensan por el pueblo.. ¡pero no dejan pensar al pueblo!", observó. El obispo de Roma se refirió a los pobres como "la carne de Jesús" y llamó a no despreciarlos. "Pensemos bien: es uno como yo, y si está pasando un mal momento, yo podría estar en ese lugar y deseando que alguien me ayude", añadió. "¡No a la economía sin rostro!" El Vicario de Cristo volvió a centrar sus reflexiones en el sistema económico mundial. Tomando una cita del Éxodo, afirmó que "la adoración del antiguo becerro de oro ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin rostro". Más adelante, el papa Bergoglio alabó el funcionamiento de las misiones jesuíticas, en las que "el Evangelio fue alma y vida de comunidades donde no había hambre, ni desocupación, ni analfabetismo, ni opresión", y le pidió a los paraguayos que aprendan de esta experiencia histórica para descubrir que "una sociedad más humana también hoy es posible". "Cuando hay amor al hombre y voluntad de servirlo es posible crear las condiciones para que todos tengan acceso a los bienes necesarios, sin que nadie sea descartado", redondeó. Dos cosas fuera de lo previsto "Yo estoy por terminar lo que tengo escrito, pero no quiero dejar de responder las preguntas que me han dado", se sinceró el Papa, casi al final de un discurso que se salió varias veces del esquema planteado. "Hay dos cosas a las que quisiera referirme", dijo Francisco. "Como hay políticos aquí presentes, como el presidente de la república, lo digo fraternalmente. Mire, fulano de tal está secuestrado por el ejército, haga algo", añadió. Los asistentes gritaban desde la tribuna "¡Edelio, Edelio!". El Papa se refirió al secuestro de Edelio Morinigo, un suboficial que fue privado de su libertad hace más de un año por el Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), una guerrilla marxista-leninista que opera en el norte del país, principalmente en el departamento de Concepción. La madre del soldado intentó en los días previos a la llegada del Papa instalar el tema y reclamó un acción más comprometido del Estado paraguayo para rescatar a su hijo. Mientras la gente gritaba y elogiaba la valentía del gesto, el Papa pidió calma y pidió "juicios claros y nítidos". Enseguida dijo: "Yo no sé si existe la Justicia clara acá...". La gente volvió a gritar: "¡No!". Francisco también dijo que la corrupción es "la polilla y la gangrena de un pueblo", y afirmó que "ningún político puede cumplir su rol si está chantajeado por redes de corrupción". Al respecto agregó: "Si un pueblo quiere mantenerse en unidad, debe desterrarlo". Al dejar el micrófono, hubo un espectáculo artístico y luego Francisco volvió al estrado. Se despidió pidiendo que sus palabras sean interpretadas como una interpelación a cada uno. "Lo peor que les puede pasar a todos ustedes es pensar qué bien que el Papa habló a Fulano, a Sutano o a aquel otro", dijo. "Si alguno de ustedes acepta pensar así, eso hay que rechazarlo. ¿A quién habló el Papa? Me lo dijo a mí, a cada uno", completó. Luego impartió su bendición y continuó camino a la catedral para reunirse con los sacerdotes y religiosos.+ Texto completo del discurso