Francisco en vuelo: "No le tengo miedo a los cismas. Rezo para que no haya"

  • 10 de septiembre, 2019
  • Roma (Italia) (AICA)
El papa Francisco concedió una rueda de prensa en el avión que lo trajo de retorno a Roma, tras el v

El 10 de septiembre el papa Francisco concedió una rueda de prensa en el avión que lo trajo de retorno a Roma, tras el viaje apostólico de seis días a Mozambique, Madagascar y Mauricio. En las respuestas a los periodistas hizo un balance de lo vivido en los tres países africanos, habló de la “enfermedad” de la xenofobia, atribuyó el desastre medioambiental a “la corrupción” y lamentó que se tengan menos niños porque hay demasiado apego al bienestar individual.

El pontífice se refirió a las críticas que recibe de sectores que consideran que su pontificado tiene un fuerte acento social y, ante una pregunta sobre las tentaciones cismáticas en la Iglesia, respondió: "No le tengo miedo a los cismas. Rezo para que no haya".

Texto completo de la rueda de prensa
Director de la Sala de Prensa, Matteo Bruni: Buenos días Santo Padre. En estos días hemos podido encontrar tantos pueblos de estas tierras africanas del océano Índico. Son pueblos con tantos jóvenes, con tantos chicos y niños. Pueblos llenos de coraje y esperanza porque son jóvenes. Hemos podido ver tantas heridas que usted ha tocado con la mano y en sus discursos. Nosotros los periodistas hemos visitado tantos signos de resurrección y de reconciliación y de paz. Los periodistas, sus compañeros de viaje han seguido intensamente los eventos de estos días y han llevado al mundo las historias, los rostros y también las temáticas que han encontrado, contribuyendo a poner a Mozambique, África, Madagascar y Mauricio un poco al centro del interés internacional. Le agradezco por el trabajo hecho con pasión y cansancio y a ustedes les pasaré la palabra para algunas preguntas que deseen hacerle.

[c]Papa Francisco: Antes que todo quiero agradecer la compañía, gracias.


Giulio Mangiate, de Noticia: Gracias por la oportunidad de hablar a nombre de los periodistas de Mozambique. Usted ha podido hablar con el presidente de Mozambique. ¿Qué expectativas tiene después de este encuentro en relación al proceso de paz?

-Hoy se identifica a Mozambique con el largo proceso de paz que ha tenido sus altos y bajos, hasta aquel abrazo histórico. Espero que esto vaya adelante y rezo por ello. Invito a todos a hacer el esfuerzo de ayudar que este proceso de paz vaya adelante. Porque todo se pierde con la guerra, todo se gana con la paz, dijo un Papa antes que yo. Fue un proceso de paz muy largo, porque tuvo una primera etapa, después una caída, después otra, con el esfuerzo de los jefes de los partidos contrarios, por no decir enemigos, de ir a encontrarse uno con el otro, un esfuerzo también peligroso, arriesgando la vida algunos, pero al final hemos llegado.

Quisiera agradecer todo lo que la gente ayudó, desde el inicio, desde el primero que comenzó en un café. En un café había gente que hablaba y había un sacerdote de la Comunidad de San Egidio – será hecho cardenal el próximo 5 de octubre –, comenzó ahí y después con la ayuda de tanta gente, de la comunidad de San Egidio, hemos llegado a este resultado. No debemos ser triunfalistas en estas cosas. El triunfo es la paz. No tenemos derecho a ser triunfalistas porque la paz todavía es frágil en tu país, como en el mundo, es frágil y se la debe tratar como se tratan las cosas “a pinceladas”, como hacen los niños, con mucha, mucha ternura, con mucha delicadeza, con mucho perdón, con mucha paciencia para hacerla crecer y que sea robusta; pero la paz es la victoria del país. Debemos identificarla. Y esto vale para todos los países que se destruyen con la guerra. Las guerras destruyen, hacen perder todo. Yo me extiendo en esto de la paz porque lo llevo en el corazón. Cuando fue la celebración hace unos meses del desembarco en Normandía, recuerdo que estaban los jefes de Estado para hacer memoria del inicio del fin de una guerra cruel y de una dictadura antihumana y cruel como el nazismo y el fascismo: pero sobre esa playa quedaron 46 mil soldados. El precio de la guerra. Les confieso: cuando fui a Redipuglia lloré. Por favor, nunca más la guerra. Cuando fui a Anzio me sentí de la misma forma. Debemos trabajar con esta conciencia: las guerras no resuelven nada. Más bien hacen ganar a las personas que no quieren a la humanidad. Debo decir esto delante de un proceso de paz para el cual rezo y que haré de todo para que vaya adelante y espero que permanezca fuerte.

-Giulio Mangiate: ¿qué piensa del problema de la educación de los jóvenes en África? ¿De las redes sociales y los jóvenes? Y la xenofobia.

-Papa Francisco: Tomo primero el problema de la juventud y luego de la xenofobia. El problema de la juventud. África es un continente joven, habitado por jóvenes. Si hacemos una comparación con Europa, repetiré como dije en Estrasburgo: la madre Europa se ha casi convertido en la abuela Europa, ha envejecido. Estamos viviendo un invierno demográfico gravísimo en Europa. No sé en cuál país, pero hay una estadística oficial del gobierno de aquel país: en el año 2050 en aquel país habrá más jubilados que gente que trabaja. Es trágico. ¿Cómo se origina este envejecimiento de Europa? Tengo una opinión personal: pienso que el bienestar sea la raíz, adherirse al bienestar. “Sí, pero estamos bien, yo no tengo hijos porque debo comprar la villa, hacer turismo, una cosa, otra cosa, un hijo es un riesgo, no se sabe nunca”. Bienestar es tranquilidad, pero un bienestar que te lleva a envejecer. Al contrario, África está llena de vida. Encontré en África un gesto que encontré en Filipinas, en Cartagena, en Colombia: las personas me mostraban a los niños. Decían: este es mi tesoro, esta es mi victoria. El orgullo. El tesoro de los pobres, el niño, pero el tesoro de una patria, de un país. El mismo gesto he visto en Europa Oriental con una abuela que hacía ver al niño y decía, este es mi triunfo. Ustedes tienen el reto de educar a estos jóvenes y hacer las leyes para los jóvenes. La educación en este momento es prioritaria en tu país, es prioritaria. El primer ministro de Mauricio me decía que tiene en mente el desafío de hacer crecer el sistema educativo para todos. La gratuidad del sistema educativo es importante porque hay centros educativos de alto nivel, pero pagos. Centros educativos gratuitos hay en todos los países, hay que pero multiplicarlos para que la educación llegue a todos. Las leyes de salud y educación ahí son clave.

La xenofobia. He leído en los diarios sobre este problema de la xenofobia. Pero no es solo un problema de África, es una enfermedad humana, como el sarampión. Es una enfermedad, te viene, entra en un país, entra en un continente. Y ponemos muros que dejan solos a los que los fabrican. Sí, dejan fuera a tanta gente, pero los que permanecen dentro de los muros se quedan solos, y al final de la historia derrotados por las invasiones poderosas. Pero la xenofobia es una enfermedad: una enfermedad “justificable”, entre comillas, por una supuesta “la pureza de la raza”, por ejemplo, para nombrar una xenofobia del siglo pasado.

Las xenofobias tantas veces cabalgan con los considerados populismos políticos. Dije la semana pasada, o la otra, que a veces siento en algunos discursos que se asemejan a los de Hitler en el 34. Se ve que hay un retorno en Europa, pero también en África. También ustedes en África tienen un problema cultural que deben resolver. Recuerdo que hablé en Kenia, sobre el tribalismo. Ahí se necesita un trabajo de educación, de acercamiento entre las diversas tribus para hacer una nación. Hemos conmemorado el 25 aniversario de la tragedia de Ruanda, hace poco. Un efecto del tribalismo. Recuerdo en Kenia, en el estadio, cuando pedí a todos levantarse, darse la mano, y decir “no al tribalismo, no al tribalismo”. Esto también es un cierre y también una xenofobia, una xenofobia doméstica, pero es una xenofobia. Se debe luchar contra esto: sea la xenofobia de un país con otro, sea la xenofobia interna. Y en algunos lugares de África el tribalismo que nos llevó a la tragedia de Ruanda, por ejemplo.

-Doctora Ratoarivelo, Madagascar: Su Santidad, usted habló del futuro de los jóvenes en su visita apostólica. Pienso que la fundación de una familia es muy importante para el porvenir. Actualmente en Madagascar muchos jóvenes viven en familias muy complejas. A causa de la pobreza, los padres están muy ocupados y los jóvenes no tienen una referencia para aprender el valor de la familia. ¿Cómo puede la Iglesia acompañar a los jóvenes ya que creen que las enseñanzas de la Iglesia están desfasadas, para hacer frente a la crisis familiar y la revolución sexual de hoy? Le agradezco Santo Padre.

-Papa Francisco: Sí, la familia es clave en esto. En la educación de los hijos. Es tocante la expresión de los jóvenes. En Madagascar lo vimos y también lo vimos en Mauricio; y también los jóvenes en el acto de Mozambique, los jóvenes interreligiosos por la paz. Debemos dar valores a los jóvenes. Hacerlos crecer. En Madagascar está ligado al problema de la familia, está ligado al problema de la pobreza. La falta de trabajo y también a la explotación, tantas veces en el trabajo. Cuántos emprendimientos. Por ejemplo en la cantera, la de granito, los que trabajan ganan un dólar y medio al día. Las leyes laborales, las leyes que protegen la familia, y esto es fundamental, y también los valores familiares, que hay, pero tantas veces después son destruidos por la pobreza, por los no valores. La educación de los jóvenes hay que llevarla adelante. En Madagascar hemos visto el trabajo en Akamasoa, el trabajo con los más niños para llevarlos a hacer una familia para que los niños puedan crecer en una familia “artificial”, de verdad, pero es la única posibilidad.

Para una familia tener un hijo es un tesoro y ustedes tienen esta conciencia. Tienen la conciencia del tesoro. Pero ahora es necesario que toda la sociedad tenga la conciencia de hacer crecer este tesoro, para que haga crecer el país, haga crecer la patria, haga crecer los valores que darán soberanía a la patria.

-Mutusami, de Mauricio: Santo Padre, a nombre de mis colegas Martin y Valery que están en este vuelo, quiero agradecerle por venir a la República de Mauricio. Mi pregunta es sobre la situación del pueblo de Chagos. En su mensaje de gracias ayer en el monumento María Reina de la Paz, usted mencionó a ese pueblo. El Primer Ministro le agradeció por mostrar su preocupación por el sufrimiento de nuestros ciudadanos que fueron obligados a salir del archipiélago, por el Reino Unido, luego de retirar ilícitamente de esta parte de nuestro territorio, antes de la independencia. Hoy, una base militar americana está en la isla de Diego García. Santo Padre, los ciudadanos de Chagos han estado en un exilio forzado por 50 años y quieren volver a su tierra. Las administraciones de Estados Unidos y el Reino Unido no permiten que esto pase a pesar de la resolución de las Naciones Unidas de mayo pasado ¿Cómo puede apoyar el pedido de Chagos de volver a casa?

-Papa Francisco: Quisiera repetir la doctrina de la Iglesia, las organizaciones internacionales cuando nosotros las reconocemos y les damos la capacidad de juzgar internacionalmente, pensemos por ejemplo en el Tribunal Internacional de La Haya o las Naciones Unidas. Cuando ellos hablan, y si somos una humanidad, debemos obedecer. Es verdad que no siempre las cosas que parecen justas para toda la humanidad serán justas a nuestros bolsillos, pero se debe obedecer a las instituciones internacionales, para esto fueron creadas las Naciones Unidas y el tribunal internacional. Porque cuando hay una lucha interna o entre los países se va ahí para resolver como hermanos, como civilizados. Después hay otro fenómeno, que no sé si es un fenómeno de este caso. Ahora el caso lo dejo aparte, he dicho lo que me parecía justo, ir a las organizaciones internacionales. Pero hay un fenómeno, cuando llega la liberación de un pueblo, el estado dominante se debe ir, en África hubo tantas liberaciones, de Francia, de Gran Bretaña, de Bélgica, de Italia, que debieron irse, algunas se fueron bien pero siempre en todos está la tentación de llevarse algo en el bolsillo. “Si doy la liberación a este pueblo, cualquier migaja me la llevo”; por ejemplo, “doy la liberación al país, pero del pavimento hacia arriba, el subsuelo permanece mío”; un ejemplo, no sé si es verdad, pero para darles un ejemplo. Siempre hay esta tentación. Yo creo que las organizaciones internacionales deben hacer también un proceso de acompañamiento, reconociendo a las potencias dominantes lo que han hecho por aquel país y reconociendo la buena voluntad de irse, y ayudándoles a que se vayan totalmente, con libertad, con fraternidad, pero es un trabajo cultural lento de la humanidad, y en esto las instituciones internacionales nos ayudan tanto y debemos ir hacia adelante, haciendo fuertes las instituciones internacionales, las Naciones Unidas que retomen eso, que la Unión Europea que sea más fuerte, no en el sentido de dominio, sino de justicia, fraternidad y unidad de todos. Esta es una de las cosas importantes.

Hay otra cosa que quisiera aprovechar para decir luego de su intervención. Hoy no hay colonizaciones geográficas, al menos no tantas, pero sí hay colonizaciones ideológicas que quieren entrar en la cultura de los pueblos y cambiar esa cultura y homogeneizar la humanidad. Es la imagen de la globalización como una esfera. Todos iguales, cada punto equidistante del centro. En vez de eso la verdadera globalización no es una esfera sino un poliedro donde cada pueblo, cada nación conserva la propia identidad pero se une a toda la humanidad. La colonización ideológica por su parte busca cancelar la identidad de los otros para hacerlos iguales. Y te vienen con propuestas ideológicas que van contra la naturaleza de ese pueblo, contra la historia, contra los valores de ese pueblo. Debemos respetar la identidad de ese pueblo. Esta es una premisa que se debe hacer siempre. Se respeta la identidad de los pueblos y así cortamos todas las colonizaciones.

Antes de darle la palabra a Efe quisiera decir algo más sobre el viaje. En tu país (Mauricio) me ha tocado mucho la capacidad de unidad y de diálogo interreligioso. No se cancela la diferencia de las religiones sino que se subraya que todos somos hermanos y todos debemos hablar, pero esto es una señal de madurez de tu país. Hablando con el primer ministro ayer me sorprendió cómo han elaborado esta realidad, pero la viven como necesidad de convivencia. Y hay una comisión intercultural. La primera cosa que encontré ayer entrando al episcopado fue un ramo de flores bellísimo. ¿Quién lo envió? El gran imán. Esto es ser hermanos.

La hermandad humana que está en la base, el respeto religioso es importante. Por esto a los misioneros les digo que no hagan proselitismo. El proselitismo vale para la política, para el deporte ‘Ven a mi equipo’, pero no para la fe. Pero, ¿qué cosa significa para mí, evangelizar? Hay una frase de San Francisco de Asís que me ha iluminado mucho: “Lleva el Evangelio y si fuese necesario también con las palabras”. Es decir que evangelizar es lo que leemos en el libro de los Hechos de los Apóstoles, es decir testimonio. Ese testimonio provoca la pregunta: ¿Por qué vives así? ¿Por qué haces esto? Y lo explico: por el Evangelio. El anuncio viene luego del testimonio. Primero vive como cristiano y si te preguntan, hablás. El testimonio es el primer paso y el primer paso de la evangelización es el Espíritu Santo que lleva a los cristianos y a los misioneros a dar testimonio. Luego vendrán las preguntas, pero el testimonio de vida es el primer paso.

Es importante para evitar el proselitismo. Cuando ustedes ven propuestas religiosas que van por el camino del proselitismo no son cristianas. Buscan prosélitos, no adoradores de Dios y verdad. Aprovecho decir esto por la experiencia interreligiosa de ustedes que es muy bella y también el Primer Ministro me dijo que cuando uno pide ayuda le damos lo mismo a todos y nadie se ofende porque se sienten hermanos. Y esto hace la unidad del país. Es muy importante. También en los encuentros no solo había católicos sino musulmanes, hindúes y de otras religiones, y todos eran hermanos. Lo he visto mucho en Madagascar en el acto por la paz de los jóvenes, en donde jóvenes de diversas religiones han querido expresar cómo quieren vivir la paz. Paz, fraternidad, convivencia interreligiosa, nada de proselitismo. Son cosas que debemos aprender por la convivencia. Estas son cosas que me han tocado de los tres países.

Además, en los tres países, pero tomo uno Madagascar, porque hemos partido de ahí, me impresionó que en las calles estaba el pueblo autoconvocado. En la Misa en el estadio bajo la lluvia estaba el pueblo y bailaba bajo la lluvia y eran felices. Y también en la vigilia nocturna y en la Misa, que dicen que han sobrepasado el millón, es el dato oficial. No sé. Digo que eran un poco menos, digamos 800 mil, pero el número no interesa. Interesa el pueblo, la gente que llegó a pie, desde la tarde anterior y que estuvo en vigilia y durmió allí. He pensado en Río de Janeiro en 2013, cuando dormían en la playa y yo pensaba en el pueblo que quería estar con el Papa. Me he sentido humillado, pequeñísimo, ante esta grandiosidad de la soberanía popular. ¿Y cuál es el signo de que un grupo de gente es pueblo? La alegría. Había pobres, había gente que no había comido esa tarde para estar allí, pero estaban felices. En cambio, cuando los grupos o personas se alejan de ese sentido popular, pierden la alegría. Es una de las primeras señales, la tristeza de los solos, la tristeza de los que han olvidado sus raíces culturales.

Tener conciencia de ser un pueblo y tener conciencia de una identidad, de tener un modo de entender la realidad. Esto reúne a la gente, pero la señal de que estás en el pueblo y no en una élite es la alegría, la alegría común. Y por esto los niños saludaban así porque los padres les contagiaban la alegría. Esto es lo que quería decir sobre este viaje y luego si se me ocurre alguna otra cosa la diré.

-Cristina Cabrejas, de EFE: Gracias Santo Padre por la oportunidad. Tengo dos palabras, dos preguntas, una la privilegiada y otra sobre el viaje. Pido perdón a los colegas, quisiera que me respondiera en español. Luego yo traduzco. Antes que nada damos por hecho que uno de sus planes futuros es venir a España, a ver si va a ser posible. Esperamos. La segunda pregunta que le quiero hacer es que hemos preguntado por los 80 años de Efe a diversas personalidades sobre información y periodismo. Entonces la pregunta que le quiero hacer es ¿cómo cree que va a ser la información en el futuro?

-Papa Francisco: Necesitaría de una bola de cristal para responderle esto, pero antes que nada iré a España, espero, si vivo, pero la prioridad de los viajes en Europa son los países pequeños, esta es la prioridad, luego los más grandes.

No sé cómo será la comunicación en el futuro, pero pienso cómo era, por ejemplo, la comunicación cuando era chico, todavía sin TV. Con la radio, con el diario, incluso con el diario clandestino que era perseguido por el gobierno de turno. Se vendía de noche, lo vendían voluntarios, y también oral. Pero era una comunicación, si hacemos la comparación con esta, es una comparación precaria. Esta será precaria, tal vez en relación a la del futuro, pero lo que permanece como una cosa constante de la comunicación es la capacidad de transmitir un hecho y distinguirlo del relato. Una de las cosas que, a la comunicación del pasado, a la comunicación del presente y seguro a la comunicación del futuro, daña a la comunicación es el relato.

Hay un estudio muy lindo hecho por SImone Paganini de hace tres años, una estudiosa de lengua de la Universidad de Aquisgrán, que habla sobre la movilidad de la comunicación. Ella toma un escrito, una novela. Entre el autor, el escrito y el lector y cómo después de eso la comunicación se va movilizando, como la comunicación es siempre movilizante, es muy fácil pasar del hecho al relato. Y esto arruina la comunicación. Es importante que sea el hecho y siempre ajustarse al hecho. Incluso nosotros, en la curia lo veo: Hay un hecho, da la vuelta y después viene adornado, maquillado, cada uno le pone de lo suyo y no con mala intención. Es la dinámica.

Entonces la ascesis del comunicador es siempre volver al hecho. El hecho fue este, mi interpretación es esta, me dijeron esto. Entonces distinguir los pasos del relato, porque el relato no está bien. Hace un tiempo me contaron Caperucita Roja pero desde el relato, y terminaba con su abuela haciendo un puchero con el lobo y comiéndose al lobo. O sea, el relato cambia la cosa e incluso esto es para probar este asunto. Este estudio de Simone Paganini es bastante bueno.

Ese es un punto que va a garantizar que hace al medio de comunicar... la fidelidad. Se dice que. ¿Se puede usar? Sí, se puede usar en comunicación, pero ahí buscar siempre con la metralleta crítica de constatar la objetividad del “se dice que” o si no “se dice que” no sabemos, pero siempre distinguir el hecho del relato. Es parte de la objetividad, es uno de los valores de la comunicación.

Segunda cosa, la comunicación debe ser siempre humana, totalmente humana. Y al decir humana la identifico como constructiva, es decir que haga crecer al otro. Una comunicación no puede ser usada como instrumento de guerra porque es antihumano, destruye.

Ahí le pasé un artículo que encontré acá en una revista al Padre Rueda sobre los proyectiles venenosos de la lengua, gotitas de arsénico. Es decir, constructiva, humana, que siempre construya a la humanidad, al servicio de la construcción y no de la destrucción.

¿Cuándo la comunicación está al servicio de la destrucción? Cuando defiende, por ejemplo, proyectos no humanos. Pensemos en la propaganda de las dictaduras del siglo pasado. Eran grandes dictaduras que se comunicaban bien. Nosotros en la Argentina decíamos: te venden un buzón, te venden el correo central, pero bien montada. No son humanas, fomentan la guerra, fomentan la división, son para la destrucción. Yo no sé técnicamente qué decirte porque no soy apto en la materia pero por eso se me ocurrió subrayar valores que la comunicación, sea del modo que sea, sea la de radio que escuchaba de chico o la que vendrá que no sé cuál será, tiene que mantenerse siempre.

-Cristina Cabrejas, de EFE: Uno de los temas de este viaje ha sido la protección del ambiente natural. Usted ha hablado en todos sus discursos, también con los jóvenes, sobre la protección de los árboles, de los incendios, de la deforestación. Lo mismo está sucediendo en este momento en la Amazonía. ¿Cree usted que los gobiernos de estas áreas amazónicas están haciendo de todo, como los de aquí en África, para proteger este pulmón del mundo?

-Papa Francisco: Gracias. Vuelvo a África. Esto lo he dicho en otro viaje. Hay en el inconsciente colectivo un pensamiento: “África es explotada”. Es una cosa inconsciente. Nosotros no pensamos que “Europa es explotada”. No, África es la explotada. Tenemos que liberar a la humanidad de este inconsciente colectivo. El punto más fuerte de esta explotación, no solo en África sino en todo el mundo, es el ambiente natural. El medio ambiente que es perjudicado por la deforestación, la destrucción de la biodiversidad.

Hace un par de meses recibí a los capellanes del mar . En la audiencia había siete muchachos pescadores que pescaban en una barca que no era más grande que este avión. Pescaban con medios mecánicos como ahora, un poco aventureros. Y me dijeron esto: “Desde hace algunos meses hasta hoy hemos pescado seis toneladas de plástico”. En el Vaticano hemos prohibido el plástico. Estamos en este trabajo. Seis toneladas de plástico, pero esto es una realidad, solo en los mares. El plástico en los mares está en la intención de oración de este mes del Papa para la protección de los océanos que nos dan también el oxígeno que respiramos.

Luego hay grandes pulmones de la humanidad. Uno en Centroáfrica, otro en Brasil en toda la zona panamazónica y luego, hay uno que no recuerdo bien. Son pequeños pulmones del mismo tipo. Defender la ecología, la biodiversidad que es nuestra vida, defender el oxígeno. A mí me ilusiona esa lucha grande que es por la biodiversidad. La defensa del medio ambiente la llevan adelante los jóvenes que tienen una gran consciencia porque dicen: “El futuro es nuestro. Ustedes con lo suyo hagan lo que quieran, pero no con lo nuestro”. Comencemos a meditar un poco en esto.

Creo que haber llegado al acuerdo de París ha sido un buen paso adelante. Luego de lo Katowice también fue bueno. Son encuentros que ayudan a tomar conciencia. El año pasado, en el verano, cuando vi esa embarcación que navegaba en el Polo Norte como si nada he sentido angustia. Y poco tiempo después, hace algunos meses, hemos visto todos la fotografía del acto fúnebre que hicieron creo que en Groenlandia, donde había un glaciar que ya no estaba más. Han hecho un acto fúnebre simbólico para atraer la atención.

Ahora esto es urgente. Debemos tomar conciencia comenzando por las cosas pequeñas, conciencias pequeñas. Su pregunta: “¿Los gobiernos están haciendo de todo?” Algunos más, algunos menos. Es cierto que… Hay una palabra que debo decirla, que está en la base de la explotación ambiental… Me conmovió un artículo del diario italiano Il Messaggero del 10, el día que hemos partido, en el que Francia sin escatimar palabras, habló de maniobras destructivas, de rapacidad. Pero esto no solo en África, también en nuestras ciudades y civilizaciones.

Y la mala palabra es corrupción. Necesito hacer esto, pero para hacerlo debo deforestar. Necesito el permiso del gobierno o de los gobiernos, provinciales, nacionales. Así que voy con el responsable y la pregunta. Repito literalmente lo que me dijo un emprendedor español. La pregunta que escuchamos cuando queremos que nos aprueben un proyecto es: “¿Y cuánto para mí?” con desfachatez. Esto sucede en África, en América Latina, también en Europa, en todos lados.

Cuando se asume la responsabilidad socio-política, como una ganancia personal, se explotan los valores, se explota la naturaleza, se explota a mucha gente. Pensemos en África que es explotada, pero pensemos en los muchos operarios explotados en nuestras sociedades.

La explotación de jornaleros no la inventaron los africanos. Los tenemos en Europa: la empleada pagada con un tercio de lo que se debe no la inventaron los africanos. Las mujeres engañadas y explotadas para dedicarse a la prostitución en el centro de nuestras ciudades no la inventaron los africanos, también fue por nosotros, todos, incluso por nosotros está la explotación no solo ambiental sino también humana. Y esto es por la corrupción. Cuando la corrupción entra en el corazón, preparémonos porque viene de todo.

-Jason Horowitz, The New York Times: Buenos días Santo Padre. En el vuelo a Maputo usted ha reconocido estar bajo ataque de un sector de la Iglesia estadounidense. Obviamente hay fuertes críticas en la prensa, los sitios web y la televisión; e incluso algunos aliados de los más cercanos han hablado de un complot contra usted. ¿Hay alguna cosa que estos críticos no comprendan de su pontificado o hay alguna cosa que usted haya aprendido de estas críticas de Estados Unidos? Otra cosa, ¿usted teme un cisma en la Iglesia americana y si hay algo que usted podría hacer como un diálogo para ayudar al pontificado?

-Papa Francisco: Primero que nada las críticas siempre ayudan, siempre. Cuando uno recibe una crítica rápidamente se debe hacer autocrítica y decir esto es cierto, esto no, o ver hasta qué punto. Yo siempre en las críticas veo ventajas. A veces enojan, pero sí hay ventajas.

Las críticas no son solo de los estadounidenses, son un poco de todos lados, también de la curia. Al menos quienes las dicen tienen la ventaja de la honestidad de decirlo y me gusta esto. No me gusta cuando las críticas van debajo de la mesa, te sonríen y te muestran los dientes y luego te dan una puñalada por detrás. Esto no es leal, no es humano.

La crítica es un elemento de construcción y si tu crítica no es certera prepárate a recibir la respuesta y a dialogar, a una discusión y llegar a un punto justo: esta es la dinámica de la verdadera crítica. En cambio, la crítica de las gotas de arsénico es tirar la piedra y esconder la mano. Esto no sirve, esto no ayuda. Ayuda a los pequeños grupitos cerrados que no quieren escuchar la respuesta a la crítica. Una crítica que no quiere escuchar la respuesta y lanza la piedra y esconde la mano. En cambio, una crítica leal, abierta a la respuesta, es algo que construye y ayuda. Ante el caso del Papa: “Pero esto no me gusta del Papa”. Hago la crítica y espero la respuesta, voy con él y hablo y escribo un artículo y le pido responder. Esto es leal, esto es amar a la Iglesia. Hacer una crítica sin querer escuchar la respuesta y sin dialogar y no querer a la Iglesia es ir hacia atrás con una idea fija: cambiar de Papa, cambiar el estilo o hacer un cisma. ¿Esto es claro, no? Siempre una crítica leal es bien recibida, al menos por mí.

Segundo, el problema del cisma. En la Iglesia hubo muchos cismas. Luego del Concilio Vaticano I, tras la última votación sobre la infalibilidad papal, un buen grupo se fue, se alejó de la Iglesia y fundó a los vetero-católicos para ser honestos a la tradición de la Iglesia. Luego encontraron un desarrollo diferente y ahora ordenan mujeres, pero en ese momento eran rígidos, iban tras una ortodoxia que les hacía pensar que el Concilio se había equivocado. Otro grupo se fue sin votar, calladito sin querer votar.

El Vaticano II ha creado estas cosas. Tal vez el alejamiento más conocido es el de Lefebvre. Siempre está la opción cismática en la Iglesia. Es una de las opciones que el Señor deja siempre a la libertad humana.

No le tengo miedo a los cismas. Rezo para que no haya porque está de por medio la salud espiritual de mucha gente, rezo para que haya diálogo, corrección cuando hay una equivocación; pero el camino del cisma no es cristiano. Pero si pensamos en el inicio de la Iglesia, cómo ha comenzado la Iglesia con tantos cismas, uno tras otro, basta leer la historia de la Iglesia con los arrianos, los gnósticos, los monofisistas, todos estos.

Recuerdo una anécdota que ya he contado algunas veces pero no sé si aquí: ha sido el pueblo de Dios el que ha salvado de los cismas. Los cismáticos siempre tienen una cosa en común: se alejan del pueblo, de la fe del pueblo de Dios. Cuando en el Concilio de Éfeso estaba la discusión sobre la maternidad divina de María, el pueblo, y esto es histórico, estaba a la entrada de la Catedral y cuando los obispos entraban para hacer el Concilio, estaban con palos mientras gritaban: “Madre de Dios, madre de Dios”, como diciendo que si no lo aprobaban que vieran lo que les esperaba. El pueblo de Dios siempre ajusta y ayuda.

Un cisma es siempre un estado exquisito, de la ideología alejada de la doctrina, una ideología tal vez justa pero que entra en la doctrina y la aleja, y se convierte en doctrina entre comillas, pero por un tiempo. Por esto rezo para que no haya cismas pero no les tengo miedo.

No tengan miedo yo respondo a las críticas. Si alguno piensa algo que debo hacer lo haré para ayudar, pero este es uno de los resultados del Vaticano II. No de este Papa o de otro Papa o de otro. Por ejemplo, las cosas sociales que digo son las mismas que ha dicho Juan Pablo II, yo las copio de él. “Pero el Papa es muy comunista. Entran las ideologías en la doctrina y cuando la doctrina resbala con la ideología existe la posibilidad de un cisma.

Y también está la ideología conductual…. es decir un conductismo como la primacía de una moral ascética, sobre la moral del pueblo de Dios en el que también los pastores deben conducir a la grey entre la gracia y el pecado. Esta es la moral evangélica. En cambio la moral de la ideología, por llamarla de alguna forma, te lleva a la rigidez y hoy tenemos muchas, muchas escuelas de rigidez dentro de la Iglesia, que no son cisma, pero que son caminos cristianos pseudo-cismáticos que al final terminarán mal.

Cuando vean cristianos, obispos, sacerdotes rígidos detrás de eso hay problemas. No es la sanidad del Evangelio y por eso debemos ser suaves, suaves con las personas que son tentadas por estos ataques, por estas cosas, porque están pasando por un problema y debemos acompañarlas con suavidad.+