El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Buenanueva, advirtió que el nuevo protocolo hospitalario oficial para casos de abortos no punibles intenta recortar el derecho humano a la objeción de conciencia, por lo que consideró que para que no se conculque este derecho "los ciudadanos libres tendrán que aprender a resistir, cuidando con atención cada vez mayor los espacios de libertad, tanto de pensamiento, como de palabra y acción". "La objeción de conciencia, incluso en el caso límite de no estar reconocida por la ley, será siempre un servicio a la libertad de todos. Aunque este servicio a la libertad tenga que pagarse duramente. De alguna manera, siempre ha sido así. La libertad es un bien precioso que nunca está conquistado para siempre", sostuvo.
"Empecemos diciendo que la objeción de conciencia es un derecho humano, anterior a toda ley escrita. Si tiene el reconocimiento de una ley, mejor. Si no lo tuviera, subsiste con la persona, pues en ella se apoya, resguarda y manifiesta su dignidad", recordó el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Buenanueva.
Al referirse al protocolo hospitalario del ministerio de Salud de la Nación para los casos de abortos "no punibles", el prelado explicó que la objeción de conciencia es el "derecho que tiene una persona concreta a decir que ?no? a una determinada acción mandada por una ley positiva porque considera que contradice sus convicciones personales, religiosas o éticas".
"No basta la conformidad con el mandato externo de la ley para que una determinada acción sea genuinamente humana. El respeto por la naturaleza del hombre hace que sea necesario considerar también que la persona obre convencida de que está haciendo lo que es moralmente justo y bueno, y que lo haga libremente", subrayó y agregó: "Ahí entra precisamente la conciencia, que es el juicio práctico sobre la bondad o malicia de nuestros actos. Obrar contra la conciencia es siempre una falta moral. Un pecado, para el hombre religioso, pues la conciencia es la apertura interior de la persona a la Ley de Dios".
El obispo afirmó que "la conciencia no es la cerrazón del sujeto sobre sí mismo, sino su apertura a la totalidad de la realidad. Es la voz y la transparencia de la verdad en lo más hondo del sujeto humano. Es la voz misma de Dios en cada uno. De ahí que la obediencia a la voz de la conciencia, especialmente en situaciones más graves o que contradicen los propios deseos espontáneos, sea un acto de altísima calidad espiritual y moral".
Monseñor Buenanueva señaló que la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina acaba de advertir sobre "el recorte del derecho" a la objeción de conciencia en el "Protocolo para la atención integral de las personas con derecho a la interrupción legal del embarazo" y consideró que éste "es un hecho que se torna cada vez más frecuente. Por la presión de diversos grupos, los estados están imponiendo una serie de leyes o normas de alto contenido ideológico en temas tan sensibles como familia y salud. Esta imposición corre paralela con el recorte o, en algunos casos, sencillamente el desconocimiento del derecho a la objeción de conciencia".
"En una sociedad cada vez más plural, los mecanismos para que los individuos se encuadren dentro del pensamiento único recurren a formas nuevas de presión, tanto por medio de normativas legales elaboradas por técnicos sin suficientes debates públicos, como por la sugestión de lo políticamente correcto convertido en una suerte de mentalidad común a la que no debe oponerse resistencia", añadió.
Monseñor Buenanueva sostuvo que "los ciudadanos libres tendrán que aprender a resistir, cuidando con atención cada vez mayor los espacios de libertad, tanto de pensamiento, como de palabra y acción. La objeción de conciencia, incluso en el caso límite de no estar reconocida por la ley, será siempre un servicio a la libertad de todos. Aunque este servicio a la libertad tenga que pagarse duramente. De alguna manera, siempre ha sido así. La libertad es un bien precioso que nunca está conquistado para siempre".
"Hoy podemos gozar de espacios muy amplios de libertad porque, antes de nosotros, otros pagaron con su vida, su prestigio o su bienestar personal un alto precio por ese logro para todos. Es cierto, nadie está obligado al heroísmo. Basta empero que uno solo dé el paso, en el momento justo y con la suficiente valentía y libertad interior", concluyó.+
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