El Papa pidió a los jóvenes que vayan contracorriente y sirvan a los demás

  • 22 de junio, 2015
  • Turín (Italia)
El papa Francisco, en el marco de su visita apostólica a Turín, mantuvo un encuentro con los jóvenes en la Plaza Vittorio al caer la tarde del domingo 21 de junio. Francisco respondió a las preguntas de tres jóvenes dedicadas al significado del amor, de la confianza en la vida y de la importancia de compartir ideales, dejando de lado el discurso que había preparado, el Pontífice respondió a los jóvenes señalando que "amor, vida, amigos, estas tres palabras son importantes para la vida y las tres tienen una raíz común: las ganas de vivir".
El papa Francisco, en el marco de su visita apostólica a Turín, mantuvo un encuentro con los jóvenes en la Plaza Vittorio al caer la tarde del domingo 21 de junio. Francisco respondió a las preguntas de tres jóvenes dedicadas al significado del amor, de la confianza en la vida y de la importancia de compartir ideales, dejando de lado el discurso que había preparado, el Pontífice respondió a los jóvenes señalando que "amor, vida, amigos, estas tres palabras son importantes para la vida y las tres tienen una raíz común: las ganas de vivir". El amor tiene dos ejes sobre los que se mueve. Primero de todo, el amor está más en las obras que en las palabras: el amor es concreto. Piensen que Dios comenzó a hablar de amor cuando se involucró con su pueblo, cuando hizo un pacto con él, cuando lo salvó; hizo gestos de amor, obras de amor. Y la segunda dimensión, es que el amor siempre se comunica, es decir, el amor escucha y responde, el amor se hace con el diálogo, con la comunión: se comunica. El amor no es ni sordo ni mudo, se comunica. El amor es muy respetuoso con las personas, no las usa; es decir el amor es casto, considera sagrada la vida de la otra persona, no quiere usarla. Perdónenme si les digo algo que no esperaban, pero les pido: Hagan el esfuerzo de vivir un amor casto. Y de ello se deriva una consecuencia: el amor se sacrifica por los demás. El amor es el servicio. Cuando Jesús después de lavarles los pies, explicó ese gesto a los Apóstoles, les enseñó que estamos hechos para servirnos unos a otros". "Muchas veces respiramos un sentido de desconfianza en la vida. Sí, porque hay situaciones que nos hacen pensar: "Pero, ¿vale la pena vivir así?" Pensemos en este mundo, en las guerras. Algunas veces dije que estamos viviendo la Tercera Guerra Mundial, pero a trozos: En Europa hay guerra, hay guerra en África, en Medio Oriente, en otros países. Pero ¿Puedo tener confianza en una vida así? ¿Puedo confiar en los líderes mundiales? Si te fiás sólo de los hombres, estás perdido. Pienso en la gente, ejecutivos, empresarios que se llaman a sí mismos cristianos y fabrican armas. Decir una cosa y hacer otra. La hipocresía. Pero veamos lo que sucedió en el siglo pasado: en 1914, en 1915 precisamente: La gran tragedia de Armenia, en la que murieron tantas personas, más de un millón sin duda. Pero ¿dónde estaban las grandes potencias de la época? Miraban para otro lado. ¿Por qué? Porque estaban interesados solamente en la guerra: ¡su guerra! Y los que morían, eran personas, seres humanos de segunda clase. Luego, en los años 30 y 40, la tragedia de la Shoah. Las grandes potencias tenían fotografías de las líneas de ferrocarril que llevaban los trenes a los campos de concentración, como Auschwitz, para matar a los judios, y también a los cristianos, a los romaníes, a los homosexuales, para matarlos allí ¿Por qué no bombardearon? Por interés. Y un poco ´más tarde, casi al mismo tiempo, había campos de concentración en Rusia: Stalin ¡Cuántos cristianos sufrieron, murieron! Las grandes potencias se dividieron Europa como un pastel. Tuvieron que pasar muchos años antes de llegar a una "cierta" libertad. Hay hipocresía en hablar de paz y fabricar armas e incluso vender armas a este que está en guerra con ese, y a ese que está en guerra con aquel". "Entiendo lo que dicen de no tener confianza en la vida; también hoy vivimos la cultura del descarte. Porque lo que no es útil económicamente se descarta. Y así, con esta cultura del descarte, ¿podemos fiarnos de la vida? Un joven que no puede estudiar, que no tiene trabajo que se avergüenza de no ganarse la vida. ¿Con qué frecuencia se suicidan los jóvenes? ¿O cuántas veces los jóvenes se van a luchar con los terroristas, por lo menos para hacer algo, por un ideal? Por eso Jesús nos dijo que no pusiéramos nuestra seguridad en la riqueza, en los poderes mundanos ¿Cómo puedo vivir una vida que no destruya, una vida que no rechace a la gente? ¿Cómo puedo vivir una vida que no me defraude?". "Debemos seguir adelante con nuestros proyectos de construcción, y esta vida no defraudará. Si te involucras en un proyecto de construcción, de ayuda la sensación de desconfianza en la vida se va. Hay que hacer, y les diré más: Vayan a contracorriente. Para ustedes, jóvenes que viven esta situación económica, también cultural, hedonista, consumista con valores como "pompas de jabón": con estos valores no se avanza. Hagan cosas constructivas, aunque sean pequeñas, pero que nos unan con nuestros ideales: este es el mejor antídoto contra esta desconfianza de la vida, en contra de esta cultura que ofrece sólo el placer. El secreto es entender dónde se vive. En esta tierra, a fines del siglo XIX las condiciones para el crecimiento de los jóvenes eran pésimas: La masonería imperaba, la Iglesia no podía hacer nada, había comecuras, había satanistas. Fue uno de los peores momentos y de los peores lugares de la historia de Italia. Pero, en esa época aquí nacieron muchos santos ¿Por qué? Porque se dieron cuenta de que tenían que ir en contra de esa cultura, de esa forma de vida. La realidad, vivan la realidad. Y si esta realidad es vidrio y no diamante, yo busco la realidad contracorriente y construyo mi realidad, una realidad que sea servicio a los demás".+