Mons. Castagna: "No es imposible convertir la cizaña en trigo"
- 11 de junio, 2015
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Corrientes (AICA)
En su sugerencia para la homilía del próximo domingo, el arzobispo emérito de Corrientes, monseñor Domingo Salvador Castagna, consideró que es "preciso preservar al trigo de la perversidad, simbolizada en la cizaña, y de ir más allá, confiados en la gracia de Cristo, para convertir la misma cizaña en trigo". El prelado aseguró que "lo difícil no es imposible, en la perspectiva cristiana" y recordó que "el papa Francisco no deja de manifestarlo". "El año dedicado a la misericordia será un espacio privilegiado para que llegue a todos el llamado a la conversión. Su objetivo es hacer desaparecer la cizaña, no por extirpación sino por conversión", sostuvo.
El arzobispo emérito de Corrientes, monseñor Domingo Salvador Castagna, recordó que "la semilla del bien, ya efectuada su siembra, crece fecundada por Dios. La semilla del mal - como la cizaña - también se desarrolla con el nefasto incremento proporcionado por el ?enemigo?", por lo que consideró que es "preciso preservar al trigo de la perversidad, simbolizada en la cizaña, y de ir más allá, confiados en la gracia de Cristo, para convertir la misma cizaña en trigo".
El prelado aseguró que "lo difícil no es imposible, en la perspectiva cristiana" y advirtió que "desahuciar no es un término que encaja en las relaciones de Cristo con los hombres. Tampoco cabe en la visión pastoral de la Iglesia".
"El papa Francisco no deja de manifestarlo", subrayó y recordó que "el año dedicado a la misericordia será un espacio privilegiado para que llegue a todos el llamado a la conversión. Su objetivo es hacer desaparecer la cizaña, no por extirpación sino por conversión".
Texto de la sugerencia
1.- Somos la semilla de lo que seremos. Con frecuencia, la imagen de la semilla hace su aparición en las enseñanzas de Jesús. En esta oportunidad incluye un elemento nuevo e iluminador. La semilla crece sin depender de quien la sembró: "El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra: sea que duerma o se levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo sin que él sepa cómo". (Marcos 4, 26-27) La capacidad de crecer y desarrollarse ha sido depositada en ella por Dios, su Creador. Es lo que ocurre en el transcurso de nuestra vida. Somos una semilla, con un núcleo de vida depositado por Dios, destinada a desarrollarse hasta obtener su perfección. La tentación, ante la que sucumbieron Eva y Adán, consistió en la pretensión de lograr una vida engañosa: "No , no morirán. Dios sabe muy bien que cuando ustedes coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y serán como dioses, conocedores del bien y del mal". (Génesis 3, 4-5). Después de incurrir en el error, de oponerse al mandato de Dios, sobrevino la desilusión. No existe un anestésico suficientemente poderoso que prevenga del dolor que ocasiona ese mal. La criminalidad es un poder destructor y no un recurso para el éxito y el bienestar. Todos los ejecutores del mal terminan mal. Los frutos de un comportamiento delictivo pueden aparecer deleitables, pero producen inexorablemente la muerte y la infelicidad. Es oportuno volver al texto del Génesis: "Cuando la mujer vio que el árbol era apetitoso para comer, agradable a la vista y deseable para adquirir discernimiento, tomó de su fruto y comió...". (3, 6)
2.- Manjares apetecibles y envenenados. El mismo tentador presenta, al hombre contemporáneo, manjares apetecibles que están envenenados. Lo hace a través de sus incautos personeros, constituidos en contaminadores de la opinión pública, mal informándola o manipulándola maliciosamente. También quienes en nombre de la libertad y de la cultura ofrecen arteras propuestas para justificar la mentira, socavar los fundamentos de la familia e incentivar los más bajos instintos. La bíblica tentación diabólica es actualizada, con particular malicia, combatiendo los valores que el Evangelio promueve. El ensañamiento de algunos grupos ideológicos y sociales, contra la Iglesia, aparecen de manera descarada pintando las paredes de sus templos con consignas blasfemas y sacrílegas. Es éste un hecho fácilmente verficable. La historia bíblica adquiere un valor pedagógico para todos los hombres y las épocas que les corresponden. Corremos el riesgo de presenciar con displicente indiferencia lo que ocurre y lo que se transmite. Parece que hubiéramos cambiado nuestra sensible epidermis humana por la piel gruesa e impenetrable de los elefantes. ¿No tendremos que hacer propia la oración suplicante del salmista: "Señor, arranca de mi el corazón de piedra y dame un corazón de carne"?
3.- La siembra de Dios y la del "enemigo". La semilla del bien, ya efectuada su siembra, crece fecundada por Dios. La semilla del mal - como la cizaña - también se desarrolla con el nefasto incremento proporcionado por el "enemigo". Es preciso preservar al trigo de la perversidad, simbolizada en la cizaña, y de ir más allá, confiados en la gracia de Cristo, para convertir la misma cizaña en trigo. Lo difícil no es imposible, en la perspectiva cristiana. Desahuciar no es un término que encaja en las relaciones de Cristo con los hombres. Tampoco cabe en la visión pastoral de la Iglesia. El Papa Francisco no deja de manifestarlo. El año dedicado a la misericordia será un espacio privilegiado para que llegue a todos el llamado a la conversión. Su objetivo es hacer desaparecer la cizaña, no por extirpación sino por conversión. San Pablo supo decirlo: "No te dejes vencer por el mal. Por el contrario, vence al mal, haciendo el bien". (Romanos 12, 21) Como la oscuridad desaparece al hacerse presente la luz, así ocurre con el mal al aparecer el bien. El mundo necesita gente buena más que expositores de políticas periodísticamente seductoras. Cuando Jesús se refiere al Reino de Dios utiliza la imagen de una humilde semilla, la más pequeña, pero, con una vitalidad concentrada, capaz de superar las dimensiones de todos los arbustos: "Se parece a un grano de mostaza. Cuando se la siembra, es la más pequeña de todas las semillas de la tierra, pero, una vez sembrada, crece y llega a ser la más grandes de todas las hortalizas, y extiende tanto sus ramas que los pájaros del cielo se cobijan a su sombra". (Marcos 4, 31-33) De esa manera indica que la obra de Dios se vale de lo desechado por los hombres. Lo que es más se vale de lo menospreciado, hasta de lo considerado inútil.
4.- Las referencias existenciales. Cuando sepamos valorar la auténtica riqueza del espíritu, sabremos elegir el bien y desechar el mal, respetar la justicia y denunciar la corrupción. Para ello nos es preciso determinar cuál es nuestro sistema de referencias. Por lo que ocurre, en todos los ámbitos de nuestra sociedad, difundido con lujo de detalles por los medios de comunicación, advertimos la presencia o ausencia de referencias trascendentes que afectan la existencia. Cristo vivo revela - a todo honesto buscador de la verdad - a Dios como único referente para no desfigurar el proyecto de vida que el hombre debe adoptar. Dios construye su Reino con piedras pobres y corazones humildes.+