El Papa exhortó a los filipinos a ser "grandes misioneros de la fe" en Asia

  • 18 de enero, 2015
  • Manila (Filipinas)
El papa Francisco presidió la misa de clausura de su visita pastoral a Filipinas en el "Quirino Grandstand-Rizal Park", en el domingo en que la Iglesia local celebra la fiesta del Santo Niño. El obispo de Roma destacó que Filipinas ha sido bendecida por Dios al ser el principal país católico de Asia, y les recordó que esto también es una vocación, por lo que llamó a los filipinos a ser "grandes misioneros de la fe en Asia".
El papa Francisco celebró una multitudinaria misa en el "Quirino Grandstand-Rizal Park" como clausura de su intenso viaje apostólico por Asia. El pontífice presidió la fiesta del Santo Niño, una advocación que acompañó desde los comienzos la evangelización de este país. En su homilía, exhortó a los filipinos a ser los "grandes misioneros de la fe" en el continente asiático. "Es una gran alegría para mí celebrar el domingo del Santo Niño con ustedes -dijo el Papa en su homilía-. Vestido como un rey, coronado y sosteniendo en sus manos el cetro, el globo y la cruz, nos recuerda continuamente la relación entre el Reino de Dios y el misterio de la infancia espiritual". Refiriéndose al evangelio leído en la misa, en el que Jesús proclama que "quien no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él", el obispo de Roma dijo que el Santo Niño sigue trayendo la buena nueva de la liberación de la esclavitud que provoca el pecado y continúa guiando al hombre "por los caminos de la paz, el derecho y la justicia", y agregó: "Nos recuerda también que estamos llamados a extender el Reino de Cristo por todo el mundo". Francisco señaló que el Santo Niño recuerda "nuestra identidad más profunda", la de ser hijos de Dios, miembros de la familia de Dios. Citando al apóstol san Pablo, agregó: "Hemos sido hechos hijos adoptivos de Dios, hermanos y hermanas en Cristo. Eso es lo que somos. Ésa es nuestra identidad. Hemos visto una hermosa expresión de esto cuando los filipinos se volcaron a ayudar a nuestros hermanos y hermanas afectados por el tifón". El obispo de Roma destacó que Filipinas ha sido bendecida por Dios al ser el principal país católico de Asia, y les recordó que esto es una vocación, por lo que llamó a los filipinos a ser "grandes misioneros de la fe en Asia". "Dios nos ha escogido y bendecido con un propósito: para que fuésemos santos e irreprochables en su presencia", dijo el Papa. "Nos eligió a cada uno de nosotros para ser testigos de su verdad y su justicia en este mundo", insistió. Francisco invitó a los fieles a proteger la identidad cristiana en la sociedad, especialmente la familia, e invitó a encomendarse al Santo Niño. "El Niño Jesús, cuando vino al mundo, estuvo amenazado por un rey corrupto. Jesús mismo tuvo que ser protegido. Tenía un protector en la tierra: san José, y una familia humana, la Sagrada Familia de Nazaret. Esto nos recuerda la importancia de proteger a nuestras familias, y las familias más amplias como son la Iglesia, familia de Dios, y el mundo, nuestra familia humana", explicó el Papa. "Lamentablemente -añadió- en nuestros días, la familia con demasiada frecuencia necesita ser protegida de los ataques y programas insidiosos, contrarios a todo lo que consideramos verdadero y sagrado, a lo más hermoso y noble de nuestra cultura". Francisco destacó cómo Jesús recibe a los niños, los abraza y los bendice, y convocó a imitarlo a través de la protección de los jóvenes, especialmente aquellos apartados y abandonados. Recordó que "un niño frágil, que necesitaba ser protegido, trajo la bondad, la misericordia y la justicia de Dios al mundo; se enfrentó a la falta de honradez y la corrupción y triunfó sobre ellos por el poder de su cruz". "Ahora -continuó-, al final de mi visita a Filipinas, los encomiendo a él, a Jesús que vino a nosotros como niño. Que conceda al amado pueblo de este país que trabaje unido, protegiéndose unos a otros, comenzando por sus familias y comunidades, para construir un mundo de justicia, integridad y paz. Que el Santo Niño siga bendiciendo a Filipinas y sostenga a los cristianos de esta gran nación en su vocación a ser testigos y misioneros de la alegría del Evangelio, en Asia y en el mundo entero". Al concluir la Eucaristía, el cardenal Luis Antonio Tagle agradeció al Papa su viaje con unas emotivas palabras. Luego, Francisco se puso el impermeable amarillo y se subió al papamóvil para recorrer la zona y despedirse de la multitud de fieles que lo saludaban a su paso. Finalmente se dirigió a la nunciatura apostólica, donde cenó en privado y se retiró a descansar.+ Texto completo de la homilía