Acción de gracias a Dios por los 50 años del Carmelo marplatense

  • 16 de diciembre, 2014
  • Mar del Plata (Buenos Aires)
Las monjas y personas allegadas al Carmelo marplatense elevaron una acción de gracias a Dios por los 50 años de presencia de esta comunidad religiosa en la diócesis de Mar del Plata. El obispo diocesano, monseñor Antonio Marino, presidió una misa en el monasterio Nuestra Señora del Monte Carmelo y San José, donde les pidió recordarle a la Iglesia su vocación de esposa y procurar, a través de la oración, que la gente se encuentre con Cristo.
Las monjas y personas allegadas al Carmelo marplatense elevaron una acción de gracias a Dios por los 50 años de presencia de esta comunidad religiosa en la diócesis de Mar del Plata. El obispo diocesano, monseñor Antonio Marino, presidió una misa en el monasterio Nuestra Señora del Monte Carmelo y San José, ubicado al lado de la Villa Marista de esta ciudad. En 1964, poco tiempo después de la creación de la diócesis un grupo de monjas carmelitas que procedía de Tucumán decidió instalarse en la ciudad. Esto sucedía durante el gobierno pastoral del primer obispo, monseñor Enrique Rau. En su homilía, monseñor se refirió a la liturgia del tercer domingo de Adviento, que llama a vivir la alegría de saberse amados por Dios. El prelado expresó que una orden contemplativa, como el Carmelo teresiano, está llamada a vivir "la alegría y a la experiencia esponsal, a la oración y acción de gracias, con rasgos marianos específicos". El obispo les recordó que María es "modelo de la Iglesia orante" y "modelo perfecto de la esposa espiritual de Cristo", al tiempo que evocó la alegría que caracterizó a santa Teresa de Jesús y que buscó transmitir a sus hermanas. Luego de comentar el evangelio dominical, el obispo exhortó a las monjas a no perder de vista su vocación específica, que las llama a ser "despertadoras" de la conciencia de que la Iglesia es esposa y existe para predisponer a la gente al encuentro personal e íntimo con Cristo. "Brillen por su capacidad de recordar a la Iglesia su vocación de esposa. Con su solo ejemplo, desde sus vidas ocultas con Cristo en Dios. Con el testimonio de alegría y la oración continua, aguardando la venida gloriosa de nuestro Señor Jesucristo", les pidió el obispo.+ Texto completo de la homilía